De galletas y cortes.

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Su cerebro no lograba conectarse con su cuerpo, estaba plantado en medio de su cocina, mirando hacia la sala de estar en donde Sirius -torpemente- se encontraba sentado; y si, era consciente de que había usado la palabra torpe y Sirius en la misma oración, pero Remus no hallaba otra forma de definirlo, era como si no pudiera encontrar una posición que le acomodara y hubiera decidido simplemente dejarse caer.

Remus negó con la cabeza y comenzó a moverse, le había dicho a Sirius que iría a preparar algo de té y bocadillos, no había esperado una respuesta cuando se había alejado de él, sabia –por su expresión- que estaba hambriento. No quería ni imaginarse la de cosas que el animago había tenido que comer durante todos estos días, así que se apresuró por llevarle algo, no era mucho, pero sospechaba que Sirius lo disfrutaría de todas formas.

Cuando volvió a la sala –con una pequeña bandeja de madera, algunas galletas y té helado – Sirius se encontraba refregándose las manos con impaciencia, Remus nunca lo había visto hacer algo como eso, por lo que pensó que sería alguna manía nueva que había adquirido, pero luego cayó en la cuenta.

―El baño esta al final del pasillo, a la derecha, por si quieres pasar―le sonrió, tratando de transmitirle tranquilidad, pero pareció tomárselo peor, hasta diría que estaba avergonzado.

―Gracias.

Lo vio ponerse de pie y desaparecer rápidamente por el pasillo, y mientras esperaba a que Sirius volviera, decidió comer una de las galletas, no había tenido tiempo de probarlas. Escuchó unos pasos regresar a la sala, Sirius parecía mucho más tranquilo, así que volvió a sonreírle mientras le acercaba la bandeja.

―Come, debes de estar hambriento.

―No tienes idea.

Alargó la mano y tomo dos galletitas, zampándoselas de un bocado; Remus podría jurar que ni siquiera las masticó, pero quien era él para juzgar.

― ¡Merlín! ―exclamó dejándose caer en el respaldo del sofá―. Están deliciosas, Remus, ¿Dónde las conseguiste?

Remus sonrió, orgulloso de que le hubiesen quedado bien, no había tenido muchas esperanzas en un principio―. Las he hecho esta mañana.

― ¡No! Pero si eres un desastre en la cocina, Lunático, o se te olvidó esa vez cuando incendiaste la cocina de Jam...

Sirius se calló de golpe, la incipiente sonrisa había desaparecido y sus ojos estaban inundados de recuerdos, casi parecía temblar. Remus suspiró, no había nada que pudiese hacer para cambiar lo sucedido, así que contestó, tratando de decirle que estaba bien hablar de James, de Hogwarts, incluso de Peter si así podía sanar –aunque sea un poco- la herido que había estado abierta todo este tiempo.

Remus había tardado años en entenderlo.

―No me he olvidado, pero todo se puede aprender con un poco de práctica, supongo―explicó, encogiéndose de hombros, no pudo evitar que se le escapara una pequeña sonrisa. Extrañamente, se sentía feliz.

―Ya, tú siempre has querido aprender y aprender, no sé porque me sorprende.― Sirius rodó los ojos, luciendo falsamente hastiado.

Pasaron la tarde recostados en el sofá de la sala, Sirius le contó el por qué de su visita; Voldemort había regresado y ellos tenían que volver a la batalla. No dijo nada mientras Sirius le explicaba todo, sabía que era lo correcto unirse, pero una parte de él estaba preocupado, la última vez no había salido como ellos esperaban.

―Merlín...-murmuró cuando Sirius terminaba de contarle todos los sucesos de esa noche, Harry siempre tenía que estar envuelto en algún problema.- ¿Cómo está? No conocía mucho a ese chico, Cedric, le hice clases en algún momento, pero no pensé que fueran amigos.

―No creo que lo hayan sido, pero al ser ambos de Hogwarts...-Sirius se encogió de hombros, masticando las últimas galletas que quedaban.- No creo que haya sido la peor parte.

― ¿Hay más? ― se quejó, tapándose el rostro con ambas manos.

―Harry dijo que vio a J-James y a Lily esa noche, las varitas con los mismos núcleos, o algo...ellos...lo ayudaron a escapar.

―Priori Incantatem.- susurro. Era increíble como aún seguían protegiéndolo, no podía imaginar lo que sintió Harry al ver aparecer a sus padres, esperaba que estuviera bien, de seguro él se hubiera derrumbado.

―Es lo que dijo Dumbledore.-contestó Sirius, pero ya no estaba prestándole atención.

***

Remus había comenzado a cabecear en el sofá, adormilado, cuando sintió la mano de Sirius en su brazo; abrió un solo ojo y le miró, expectante.

Una sonrisa se formó en el rostro de Sirius antes de preguntar. ―Me prestas tu ducha, Remus.

¡Merlín! Lo había olvidado, por supuesto que Sirius querría tomar un baño, cómo había sido tan idiota.

―Seguro, ya sabes donde es. ―se puso de pie y Sirius le siguió. ―Te llevaré algo para que te cambies.

―Gracias.―Remus apenas le escuchó, pero lo vio entrar en su baño mientras juntaba la puerta.

Una hora y media después, Sirius estaba recién bañado, con el cabello húmedo y revuelto - ya estaba por debajo de los hombros - unos vaqueros algo raídos y una camiseta en la que se leía The Beatles. Casi parecía el chico que era hace algunos años, el color le había vuelto a las mejillas y el cabello le brillaba. Le resultó increíble como una simple ducha podía lograr tanto,  como si le hubieran quitado veinte años de encima.

―Creo que te robaré esta, Remus, lo siento.- Sirius levantó un poco la camiseta para que él pudiera verla, parecía sumamente feliz con ella; sabía que le gustaría.

―Supongo que ya no puedo hacer nada.

―No, ya es mía.

Rio bajito y se permitió acercarse un poco más, solo un poquito. Su cabello estaba comenzando a secarse y Remus tuvo la idea de pronto. ―¿Quieres que te corte el cabello?

Sirius se atragantó y le miró sorprendido por la pregunta, sus mejillas estaban un poco sonrojadas por el vapor del baño y Remus pensó que era lo más lindo que había visto; así que no pudo resistirse, tomó entre sus dedos un oscuro mechón de su cabello y lo hiso girar.- Ya está un poco largo, no te parece.

―S-si...si quieres puedes... ¿Desde cuándo sabes cortar el cabello? ―Sirius pareció recobrar la compostura rápidamente; nunca se le escapaba nada.

―No es que sepa, pero he tenido alguna que otra experiencia durante estos años. ―dijo encogiéndose de hombros, pero cuando la sonrisa de Sirius flaqueó, decidió agregar. ―Quién crees que me hiso este maravilloso corte.- Se pasó las manos por el cabello, peinándose hacia arriba, pero sospechó que había provocado el efecto contrario -desordenándolo- al ver la mirada divertida de Sirius.

―Está bien.―sonrió juntando las manos.―Puedes acercarte a mi cabello, Remus.

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Hola, espero que les esté gustando la historia, no se olviden de comentar y votar, iré subiendo a medida que pueda, aunque ya tengo algunos capítulos escritos.

Como ven, la historia ira más o menos parecida a la original, aunque me permitiré algunos cambios. En el próximo capítulo se mencionará a alguien de la Orden, que más adelante tendrá más importancia. Lamento que no haya sido tan largo, pero no quería forzar las cosas, habrá algunos capítulos más largos que otros.Que tengan un lindo día, no creo que me demore mucho en actualizar el siguiente, besos.



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