04.

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Su intermitente consciencia volvió después de algún tiempo. Sinceramente no podía decir cuanto, pero sabía que al menos tendrían que haber pasado un par de horas porque en ese momento se encontraba sentado al pie de un árbol, descansando su espalda en el frondoso tronco y con algo en su cabeza.

Frunció el ceño y por puro instinto llevó su mano hacia el trozo de tela que tenía puesto, sintiendo una pequeña oleada de dolor.

— ¿Qué es esto? —preguntó en un ronco susurro mientras miraba alrededor donde una fogata estaba encendida, a su parecer muy bien hecha y parecía que Hyungwon había preparado algo de comer, no parecía algo apetitoso pero sería por demás si se pusiera gustoso en medio de una montaña con la única persona que podría proveerle algo improvisado como alimento— ¿Donde estás?

— Aquí... —respondió el delgado desde detrás de uno de los árboles trayendo un par de trozos de madera que seguramente habrá encontrado tirados por ahí— ¿estas mejor? —cuestionó mirándolo con una sonrisa mientras se agachaba frente a la fogata.

Wonho asintió levemente y se movió con un poco de dificultad.

— No recuerdo nada... —confesó.

Hyungwon asintió hacia él.

— No tienes porqué recordar nada ahora, has tenido malos momentos. —susurró— ¿Puedes ponerte de pie? He intentado cubrir tus heridas para evitar algo más grave como una infección. —Wonho asintió comprendiendo el pedazo de tela de su cabeza y la ropa rota de Hyungwon— Vamos, ven... Tú puedes... —animó.

No estaba seguro de poder ponerse de pie, ni siquiera sabía si alguno de sus huesos principales estaba roto porque su cuerpo dolía entero, pero lo intentaría porque quería salir de aquel lugar lo más pronto que pudiera.

Apoyó sus manos sobre el rustico suelo rocoso y aunque algunas piedritas se incrustaron en sus manos ya lastimadas, se impulsó hacia arriba sacando fuerzas de donde no tenía, hasta que después de mucho esfuerzo logró ponerse de pie.

Una leve sonrisa se formó en sus labios cuando se vio a sí mismo de pie, aunque apoyado de un árbol.

— Pude... —susurró con una emoción sincera como un niño recibiendo dulces— sí pude... Pronto podré irme de aquí...

Hyungwon le sonrió casi con la misma emoción que él.

— Claro que puedes, eres increíble... —susurró y le hizo una señal para que tomara asiento— ven aquí, hora de comer... Supongo que estas hambriento.

Wonho asintió dubitativo, tomó asiento casi con la misma dificultad con la que se puso de pie y luego vio lo que estaba en la fogata.

— ¿Qué es? —preguntó intentando recordar cómo lucía la carne de los diferentes animales que había estudiado en sus cursos de expedición.

Hyungwon miró la carne y la extendió hacia él.

— Estoy seguro que sabes... —comentó con una sonrisa— parece que conoces mucho de supervivencia.

El mayor asintió levemente.

— Quizá si... —entonces tomó el trozo de carne que había sido preparado en las brazas de la fogata y dio un pequeño mordisco aún con temor, hasta que pudo sentir un sabor en sus labios— uh... Carne... ¿Cerdo? —cuestionó asombrado— ¿jabalí?

El delgado se encogió de hombros casi con orgullo.

— Algo así. —alardeó— de nada.

Wonho sonrió ante aquella actitud y dio otro mordisco.

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