El frío arreciaba en su cuerpo y las claras señales de una hipotermia ya no eran cuestión de suposición. Sentía que estaba muriendo y aunque quería evitarlo, no sabía qué hacer, sobretodo porque su cuerpo entero dolía demasiado.
Se dejó caer sobre las flores teñidas de sangre al llegar al lugar que habían adoptado como refugio, después de arrastrarse por el suelo desde el agua fría, sin embargo, miró la fogata que aún estaba encendida y decidió que se proporcionaría calor de ahí. Estaba desesperado.
— ¡No lo hagas! —escuchó detrás de él— si recibes el calor de una fuente directa todo va a empeorar y lo sabes... —en ese momento volteó y vio al preocupado Hyungwon— recuerda lo que has aprendido acerca de supervivencia...
Su cuerpo entero se contraía por los espasmos y su labio inferior no dejaba de temblar. Sus pies no respondían y sus manos estaban yendo por el mismo camino.
— ¿Q-qué... Qué quieres que haga? —preguntó con mucha dificultad.
Hyungwon se quedó pensativo un par de segundos y luego se quitó el saco medio roto y ensangrentado que aún llevaba puesto.
— Quítate la ropa. —le ordenó mirándolo fijamente— ¡hazlo!
Wonho frunció el ceño ante la orden, pero no estaba en posición de discutir así que simplemente obedeció y aunque le costaba demasiado esa tarea, acabó por quitarse la camisa que llevaba puesta y fue entonces que recordó que debajo de esa ropa, llevaba la ropa térmica que lo había mantenido a buena temperatura en todo ese tiempo a la interperie, que por fortuna tenía muy buena impermeabilidad aunque no lo había protegido del todo.
— Listo... —susurró.
Hyungwon asintió.
— También las botas. —le sugirió— tus calcetines seguramente están mojados, debes despojarte dela ropa que absorbe y quedarte solo con la térmica, así podrás conservar mejor el poco calor que tiene tu cuerpo.
Wonho asintió mientras se quitaba las botas de caña alta que llevaba puestas y dejaba sus pálidos e inmóviles pies al descubierto.
Miró a su alrededor con terribles ganas de llorar, todo lo que quería es que alguien se apareciera ahí, en ese momento, y le dijera que estaría a salvo. Pero no había nada.
— Voy a morir... —sollozó.
— No, no vas a morir. —respondió Hyungwon envolviendo los pies de Wonho en su ensangrentado saco lo mejor que pudo— vas a salir de aquí, vivo.
El mayor siguió sollozando.
Quería creer en las palabras del delgado pero toda la situación era desastrosa y si era sincero, no veía esperanza para ninguno de los dos.
— Duele... —se quejó cuando acabó por recostarse sobre las flores y sintió un dolor punzante proviniendo de sus costillas.
No podía parar de temblar y simplemente cerró sus ojos, dejando escapar un par de lágrimas. Quería que la pesadilla se acabara.
— Tranquilo. —escuchó— vamos a proteger su cabeza y cuello para que puedas recuperar la temperatura lo más pronto posible... —animó Hyungwon— voy a abrazarte, trata de moverte lo menos posible, no llores e intenta proporcionar calor a tus manos... Todo estará bien...
Asintió sin más opción que obedecer a Hyungwon en todo lo que le pedía y en cuanto sintió que su cuerpo estaba siendo envuelto por un delgado brazo, se acurrucó contra él lo más que pudo para resguardarse del frío viento de la noche.
Se quedó en aquella posición por varios momentos. No supo cuanto tiempo fue exactamente porque seguía sin recuperar la noción del tiempo, además de que su consciencia amenazaba una y otra vez con volverlo a abandonar, pero luchaba incesantemente por sobrevivir.
— Tú también estás frío... —comentó después de notar aquel detalle.
No abrió los ojos, así que no supo cómo reaccionó Hyungwon a eso, pero si recibió un silencio a cambio.
— Tú estás frío. Tu cuerpo debe recuperarse para poder volver a percibir todo correctamente. —le respondió— Pero vas bien, vas a estar bien...
Wonho suspiró profundamente.
— ¿Cómo estás tan seguro? —preguntó con la boca seca— yo siento que no me queda mucho tiempo...
De nuevo las ganas de llorar lo invadieron, pero se contuvo al recordar el mandato de Hyungwon.
— He dicho que estarás bien... —reafirmó— estas conmigo y haré todo lo que pueda por ti.
El mayor volvió a suspirar.
— No sé qué tanto puedas hacer por mi tomando en cuenta mi estado actual y la condición en la que estamos... —susurró aferrándose al delgado cuerpo con toda su vida— aunque viendo el lado positivo de las cosas, la carne estará bien conservada con estas temperaturas...
Hyungwon suspiró.
— Wonho... —respondió con un tono de tristeza y molestia que pudo notar, así que sonrió.
— Era una broma... —aclaró— pero lo demás no lo es... En serio creo que no puedes hacer mucho por mi, aunque tu voluntad sea grande.
Abrió los ojos y miró al delgado ser iluminado con la luz de la fogata que amenazaba con apagarse en algún momento.
— No sé qué decir... —respondió con la voz rota después de un largo silencio.
Wonho le sonrió con una de esas sonrisas que rompen a quien las recibe. Una sonrisa triste y resignada pero agradecida, como si quisiera decirle sin palabras que aún en medio de aquella situación, a su lado se sentía feliz.
— Realmente agradezco todo lo que haces por mi. —susurró— Aún si muriera... Te esperaría en la otra vida para compartirla contigo... Eres alguien increíble, Hyungwon... —lo miró a los ojos— no sé si alguien te lo había dicho antes...
Sus miradas volvieron a encontrarse y esa vez no hubo respuesta. No es como si esperara alguna tampoco, solo quería sincerarse y decir lo que sentía justo cuando lo sentía, porque si iba a morir tendría que sentirse libre y no guardar nada en su pecho. Pero aquellas palabras no fueron suficientes, su confesión iba acompañada de un ferviente deseo que albergaba en su pecho. Quería besar a ese chico, aunque lo rechazara, aunque nunca más lo volviera a ver, aunque muriera luego, se iría con un sonrisa si lo hacía y si algo salía mal, simplemente daría la excusa tonta de un dato que recordó en ese momento de lucidez; los besos pueden aumentar hasta 1,5°C del calor corporal.
Era una buena excusa.
No pudo evitar mirar los carnosos labios de Hyungwon. Estaban deshidratados y aunque no había una buena iluminación, podía ver que estaban más oscuros de lo que deberían, quizá a causa del inminente frío que los azotaba, pero le parecieron bellos así, en su peor estado porque estaba seguro que en el mejor estado, serían la cosa más linda que podría haber.
Se acercó. Lo hizo lentamente, como si esperara ser rechazado, golpeado o ignorado. Pero afortunadamente no fue el caso, porque cuando la distancia se terminó, sintió en sus labios la rugosa textura de unos fríos labios acariciando los suyos.
Y ese fue el beso más sincero
que dio en su vida.
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Stay
FanfictionHoseok se aventuró en un recorrido que debía ser corto y bonito, pero después de un desafortunado incidente se encontró con un chico increíble, como nunca antes había conocido. Era hermoso, embriagante, misterioso. Era todo eso y algo más. O quizá n...