-CAPÍTULO CUATRO-

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Por LUFFY:

Me traje conmigo el maletín, evidentemente. No iba a dejarlo ahí tirado.

Nah, en realidad me lo llevé porque era de él.

Llegué a casa y abrí la puerta...

-¡¡LUFFYYYYYYY!! -Ace y Sabo aparecieron de la nada a abrazarme.

-¿¡PERO TIENES IDEA DE LAS HORAS QUE SON?! -dijo Sabo medio llorando.
-Pues...No...

-¡ES LA UNA DE LA MADRUGADA! ¡Ya íbamos a llamar a la policía!

-¡Además, como no llegabas hemos cenado plátanos! ¡A tomar por culo mi dieta! -dijo Sabo, Ace se rió.

Me dí cuenta de lo mucho que me querían, y de lo mucho que les quería yo.

-Oigan chicos... Sé que estabais preocupados, pero ya no soy un niño... Pued-

-Luffy -me cortó Ace- ¿Qué es eso? -señaló el maletín.

-Pues... Lo encontré por ahí y--

Sabo me quitó el maletín de las manos y lo tiró por la ventana.

-¿¿¡¡QUE HACES, PEDAZO ANIMAL??!!

-¿¡Tú qué crees?! ¡¡¡Está claro que es una bomba!!!

Ace se estaba partiendo de risa en el suelo. Yo miré a Sabo furioso.

-¡¡DEJA DE SACAR TUS PROPIAS CONCLUSIONES!!

-Pero vamos a ver, Luffy ¿Quién deja por ahí tirado un maletín de Gucci prácticamente nuevo y lleno?

Suspiré.

Ace volvió de afuera, con el maletín de las manos.

-Está lleno de bisturís, cuchillos y cosas raras. -dijo.

Sabo se puso blanco.

-¿¿¡QUÉ!?? -Lo abrió, y evidentemente estaba lleno de cosas de cirugía.

Sabo cerró el maletín y se fue con él afuera de casa. Volvió en unos minutos un poco sucio, oliendo a basura y con las manos vacías.

-Esto... Sabo ¿qué has hecho con el maletín?

-Lo he tirado al cubo de la basura. No os acerquéis a él, creo que era de un asesino...

Fue corriendo al grifo a lavarse las manos

-Lavaos las manos para no dejar rastros...

-Anda, anda, no me seas paranoico Sabo...

Ace se acercó a él, y le quitó un poco de suciedad que se había dejado en la mejilla, de una forma... sensual...

Sabo se quedó de piedra, lo apartó; y me miró a mí, haciendo como si nada. Ace se quedó con cara de chasco.

-Luffy, vete a la cama. Mañana tienes clase. -dijo Sabo haciendo como si no hubiera pasado nada.

Preferí dejar pasar eso. Hice lo que ellos me dijeron...

O bueno, casi.

Entré en mi habitación, cerré la puerta con pestillo, salí por la ventana y rescaté el maletín de la basura.

Lo abrí y lo examiné con detalle: Era negro, tenía muchos bisturís y cuchillos de diferentes formas y tamaños, anestesia, gasas y desinfectantes, y también unas tijeras. En la parte superior había unas letras que rezaban: Dr. Trafalgar. E-392.

Me quedé fascinado.

Vaya... Una de dos: Torao era un asesino, o un cirujano.

Sonó un mensaje.

No hay amor con normas //LAW X LUFFY//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora