Capítulo 2: PENUMBRAS MEDICINALES.

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Caminando en una noche inexpresiva cayó en su máximo error, el cual era no controlar su respiración, ya que el poseía un trastorno de ansiedad que lo enfermaba cada vez más, pero, viéndose más afectado por la parte respiratoria.

Por suerte, la solidaridad la tenía cualquier pueblerino... Un anciano, tenía miedo hacia aquel hombre enfermo, lo miró caer con un derrame sanguíneo en un piso pedroso, con mucha duda lo auxilió, pero, con dos miedos centrales: Que estuviera mintiendo y lo perturbara o que muriera en sus brazos.

Para el anciano era suficiente recibir un angustiante llanto agonizacion.

Camino al hospital en una ambulancia, solamente mostraba un llanto rasgoso y una mirada fija en la luz, así tornándose un ambiente denso con miles de quejidos y frases perturbantes, pero solo una fue la que más le llamó la atención al paramédico: "Me largo de aquí, me voy a otro mundo con mis verdaderos amigos".

Era difícil de digerir lo que él lograba hacer, no paraba de sonreír y no mostraba importancia por su vida ya qué solo intentaba ahogarse, el mismo se ayudaba a morir. Yendo muy persistente, llega al punto de demostrar su odio hacia el paramédico que iba con él, lo aborrecía de una manera tan bastarda para que empezara a tener miedo sobre ese enfermito, palabras dichas por él. Solo quería escapar de aquel camino infernal con la muerte o asesinando para salvarse, minutos después la ambulancia llegó al hospital, por supuesto venía muy amarrado; desesperado trataba de quitarse el respirador, pero obtuvo grandes fracasos al intentarlo, acudieron a un dopante instantáneo para que empezara a dormirse, los médicos estaban desesperados por cumplir el objetivo de poder salvarle la vida, pero era irónico solo querían experimentarlo en aquel manicomio.

Utilizaron relajantes musculares, su agonía fue tan amplia que sus heridas se rasgaron por esfuerzos de escapatoria que le llevaron al fracaso, logrando así romper un tendón que se despedazaba cada vez más. Por ello debían mantenerlo amarrado, porque se podría hacer más daño o provocarlo solo por estar desesperado, el dopante fue muy fuerte lo tenía moribundo llegando así a divagar. Se "reía" de forma oscura llegando así a irritar a los pacientes de ese hospital. Se tomó la decisión de internarlo en aquel manicomio, ya se sabía que podría llegar hacer, estando seguros que en aquel "centro de rehabilitación" podría ser controlado y no sería tan irritante, esa era la situación.

No obstante, su medicamento no fue suficiente, se vieron obligados de aplicar más de lo permitido para poder dormirlo, pero con riesgo de perder su vida y no experimentarlo, fue así como pudo empezar a dormir. Se llevó al quirófano, se tenía que reconstruir el tendón del brazo izquierdo, sacar agua del pulmón derecho y por último coser cada una de sus heridas. Su sangre se estaba derramando, muy fácil, caía como agua de cascada, necesitaba presión mientras llegaba la saturación ya que estaba perdiendo demasiada sangre y se evitaba con gran esfuerzo una transfusión. Fue así una cirugía con mucha tensión durante18 horas eternas con lucha constante para lograr el experimento.

Un lunático sin cura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora