Capítulo 11: CURANDO LOS MALES.

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Despierta con un cuerpo exhausto, el suplicio era muy extravagante, pero debía hacerse una curación y taparse lo suficiente para ir donde su mujer, fue así que incluso llora pensando que lo negaría después de verlo así, pero su valentía lo hizo apurar para largarse de esas cuatro paredes, ya era un milagro que sus voces estuvieran descansando y no hundiendo más su momento, así que aprovechó. Se le hacía muy difícil movilizarse, pero tensionándose no lograba nada debía dejar que el dolor hiciera parte de él para poder caminar común y corriente, fue así como pudo caminar de un pueblo a otro, el problema era que varias sus heridas botaban un líquido que incomodaba demasiado. Después de una larga caminata por fin llegó al pueblo, estaba un poco cansado así que decide sentarse y observar la felicidad e inocencia de los niños jugando en el parque, eso lo tranquilizaba y lo hacía feliz por la paz que ellos brindaban más los pajaritos cantando y el viento rozando en su cara. Todo estaba muy claro y lindo, mientras él estaba destrozado y lleno de dolor, desolado y triste no hallaba que pensar, dudaba demasiado en si golpear la puerta en cuanto llegara a su destino o solo devolverse, ¿qué hubiera hecho el que necesita el psiquiatra?, se cansa de acobardarse y se dispone a levantarse motivado, para mostrar en lo que se había convertido. En el camino ve una floristería que llamo demasiado su atención solo por un girasol, ¿por qué le llamo demasiado la atención? La respuesta es muy sencilla y todo fue por sus dos colores, es decir, se referenciaba en que ella era felicidad y él era la oscuridad, pero, ambos hacen una combinación perfecta, así que establece la idea de comprarlo y llevárselo, era un lindo detalle o bueno eso pensaba. Al llegar a la puerta da tres golpes y espera.

Mientras tanto ella estaba acostada y depresiva porque no sabía nada de él, ¿no significo nada para él esa hermosa y tan especial noche?, o la pregunta que más surgía en su cabeza, ¿estará bien? Al escuchar tres golpes en la puerta se levanta rápido de la cama y empieza a buscar las llaves para abrir el portón entusiasmada, ¿será ese maravilloso hombre? Se estaba demorando un poco y él agachó la cabeza pensando que no quería saber de él o estaba trabajando, pero concluye con golpear una vez más, con una espera mortífera. Al encontrar las llaves, quita el seguro y abre rápido pero, nunca se imaginó ver lo que habría a través de aquella puerta, al verlo solo ve a un hombre devastado con gafas negras, un sombrero negro y demás de su vestimenta que también era negra pero, había una cosa que resaltaba más de lo normal y eran la cantidad de cicatrices que tenía, pero, ¿era él?, solo se otorgaba un silencio pero al analizar su figura y su gesto de tristeza, fue fácil deducir de que era él. Ve el girasol y sonríe, el hombre levanta la cabeza y rompe el silencio, pero con el problema, de detenerse mucho al hablar:

-Hola... lamento no haber escrito, sucedió algo muy malo y ahora mira el monstruo en el que me he convertido...-Dice el enfermo desamparado mientras evitaba llorar frente a ella. Por otro lado, el girasol era la flor favorita de ella, él sin duda se la da diciendo:

-Espero te gusté, escogí la más hermosa para ti...

-Es hermosa me encanta este detalle, ¿puedo abrazarte...?, dijo mientras sonreía como una niña chiquita disfrutando de ese maravilloso girasol. Él acepta sin ningún problema..., mientras ella lo abraza, él siente el dolor de todas sus heridas, pero valía la pena el dolor, por fin estaba con ella así que estaba seguro de cualquier peligro.

-Vamos pasa, quiero cuidar de ti...-Dijo la mujer muy interesada y preocupada por ayudarle con su piel quemada. Al ingresar a casa le dijo que se quitara todo para empezar las curaciones en sus heridas, él se quita la camisa sin ningún problema el sombrero y las gafas, al voltear su mirada se sorprende y llora de ver y escuchar el dolor tan grande que demostraba ese hombre, a lo que él se acerca y limpia las lágrimas de aquella mujer diciendo:

-No te preocupes, estoy junto a ti así que todo estará bien...

Al empezar a curarlo el hombre se queja desesperadamente y aguanta para no llorar, mientras tanto le cuenta todo lo que pasó con detalles, ella mientras tanto lo cura delicadamente y le preguntaba:

- ¿Y qué más sucedió?, eres mi lunático asesino, ¿lo sabías? ¿Dónde le enterraste?

Pero solo una pregunta lo hizo sentir sorprendido y cómodo:

- ¿Le sacaste los ojos con una cuchara a alguno?, sería muy genial hacerlo... Él solo abrió sus ojos asombrado y sonrió, luego de un rato no pudo sacar esa frase de su cabeza y la miró muy sonriente, fijamente buscó su boca hasta encontrarla y así la besa rompiendo el silencio de aquella habitación fría. Al terminar ese apasionado beso le dice enamoradamente:

-Eres el amor de mi vida... mi perfecta maravilla universal. Se sonroja y responde muy apenada:
-Y tu eres mi lunático mi amor...
Después de ello siguieron con la terapia intensiva, pero al terminar, le dice:

-Quiero que vengas a vivir cerca de mí, quiero cuidarte y curarte constantemente hasta que la muerte nos separe... A lo que se acepta la idea sin problema, no le importaba volver a su pasado donde fue denigrado, ya nadie lo reconocía ni lo reconocerían por las cicatrices tan espeluznantes que llevaría marcadas por siempre, además solo sería observado por ello y eso no le importaba, ya que solo quería estar junto a ella. Unos días después, le golpea en la casa y le propone una invitación a su casa ya que vivía cerca de allí, se le vino a la mente en ver una película a lo que ella acepto. Él, las veces que vio películas terminó depresivo así que abandonó el DVD y la TV, solo quería retomar ese hábito estando junto a ella porque sabía que no terminaría mal. Treinta y un días de una recuperación potente y dolorosa, miles de besos en cada una de las noches las cuales recurrían de urgencia por alguna infección en las heridas que estaban sanando con el tiempo, hubo noches frías las cuales hicieron unirlos entre cobijas hasta no sentir heladas sino su calor corporal. Noche número treinta y dos... Va a la casa de aquella mujer, como era de costumbre y esta vez todo fue diferente, ella le recita una carta poética demostrándole lo que sentía por él:

Contigo:

Se que imaginas y piensas demasiadas cosas de seguido, pero, no hay imaginación que tenga un alcance para concluir la felicidad tan inmensa que me brindas hasta con un mensaje corto. Te encontré sin ni siquiera buscarte, no te aseguro que esto será perfecto, pero sí de que te haré feliz en cualquier momento, porque eres más de lo que merezco, tengo el placer de decir que entre tanta gente mala pude coincidir contigo. Gracias por hacer que cada segundo juntos valga la pena.

Escuchando atentamente no logró controlar sus sentimientos y se derramaron unas cuantas lágrimas de felicidad, él conto once lágrimas, las cuales tenían un significado cada una para él y se lo brindaría mucho más adelante. La toma de la mano y le dice con gran sentimiento:

-Te amo.

Agarra la carta y la lee sonriendo mientras se limpia sus lágrimas, empezó muy apenado a leerla, pero su forma de leerla decía más que mil palabras, era una felicidad inmensa tan demostrativa que ella derramo unas cuantas lágrimas de felicidad, a lo que el pregunto:

- ¿Por qué lloras?

-Porque me alegra demasiado verte tan feliz y más que hace mucho tiempo no lo eras, verte así me hace sentir satisfecha de que logre algo muy bonito en ti...

-Haz hecho mucho más que ello...

-Dice aquel enfermo mental con un tono de voz bajo y melodioso.

- ¿Que más he hecho por ti?

-Dice ella sonriendo emocionada.

-Eres la cura de este lunático, me salvaste la vida..., gracias a ti estoy vivo. Allí empiezan a ver su cuarta película a la cual al terminar le sonríe y le muestra lo identificado que se sentía con la historia de la película incluyendo la a ella.

Un lunático sin cura.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora