Capítulo 1 - (Ágata Banks. 1825)

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–Para mí es un placer

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–Para mí es un placer...

«No, así no. Otra vez» me reprendo mientras sacudo levemente la cabeza.

–Es todo un placer para mí, como lady Hugh, informarles...

Frunzo el ceño, ha pasado tanto tiempo y aun no me acostumbro –ni me gusta– llevar el apellido de mi esposo.

–Milady. –dice Christy, mi leal criada– ¿me permite hacerle una sugerencia? –dice con el rostro cabizbajo, mirando hacia el suelo.

–Christy, le he dicho, más de mil veces que... –ella se sobresalta con el tono de mi voz.

Sonrío de manera amable y con una mano le agarro gentilmente el mentón para que me vea directamente.

–Dime Ágata. –hablo de manera dulce y apenas audible– mientras que no esté el señor Hugh, sabes que puedes dirigirte a mí como una amiga más.

–Lo siento señora. –trata de sonreírme– es que la última vez...

–Todos sabemos que ocurrió la última vez querida –digo con tristeza– pero eso no implica, que todo lo que he hecho para que todos ustedes dejen de verme como solo su ama, quede en el olvido ¿Cierto?

–Sí milady –murmura, el rubor se apodera de sus mejillas– digo... Ágata.

–Así está mejor –asiento dedicándole una tímida sonrisa.

La última vez lord Hugh enloqueció por el trato que mis criados me brindaban ya que, según él, lo hacían de manera atrevida e impropia. Esa vez, pasó los límites de humillación, me dio varias bofetadas delante de ellos por cambiar los "términos del trato, amo – criados" que él había establecido desde el principio, me encerró durante 2 semanas en una habitación y amenazó con echar a Christy y a toda su familia de la residencia. Tuve que rogarle todos los días para que no lo hiciera, ya que ella y su familia son muy pobres y no tienen a dónde ir. Para él, los criados o personas de clase baja, nacieron única y solamente para servirles a la alta sociedad, del resto estorban.

Todo en mi vida cambió hace cinco años, siendo precisa, el día en que quién sería mi esposo –el señor Devine– se accidentó.

La noticia llegó más rápido a mí puesto que el señor Devine venía a visitarme y el criado que estaba con él tuvo que llegar primero a mi residencia por la cercanía. Ese día el corazón se me hizo añicos, faltaban dos días para nuestra boda y ni siquiera pude verlo debido que mi padre –quien lo odiaba– me impidió hacerlo. Sí logré dar aviso lo más pronto a su familia, quienes acudieron rápidamente a atenderlo, pero desafortunadamente no fue suficiente.

Lady Farell, su madrastra –que parece odiarme desde siempre– tampoco permitió que nadie de mi familia fuera a visitarlo, incluyéndome. Esa dama está llena de artimañas y, a pesar de que tenía cansado a medio pueblo de York, nadie era capaz de ponerla en su lugar. Además, se cree que tenía –y podría ser que hasta el sol de hoy tiene– bajo control absoluto a lord Filey, al parecer él era el único que no se daba cuenta de sus manipulaciones y de las bajas intenciones que tenía sobre sus bienes materiales.

LO QUE NOS HICIERON CREER © [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora