Capítulo 18.

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Hoy los padres de Jun han venido desde Londres para un asunto de una boda de unos conocidos de su familia la cual no me interesa ir así que pongo como excusa a Morgan para no ir.

-¡Uhm! Como siempre Hayashi miras, pero no observas, para ti el mundo sigue siendo un misterio insondable, mientras para mi a sido un libro abierto, fría lógica frente al fantaseo romántico, tu sabrás, no conectas los actos con las consecuencias, a ver, por ultima vez, si quieres el sonajero no vuelvas a tirarlo “Okay?” Le doy el sonajero a Morgan, pero se ve que la niña a salido mucho a mi y me trollea tirándome el sonajero a la cara.

-Ju, como se nota que Betty es hija tuya. Me dice Jun entrando sonriente al salón junto a su madre.

-¿Ya os vais?

-¿Estás segura que os puedo dejar a las dos solas?

-”Of couse,” sabes bien que soy una buena madre.

-Yo no quiero dudar, pero ¿De verdad no necesitas ayuda?

-Hayashi-sama no se preocupe, vale Jun es quien más a pasado tiempo con Morgan, pero créame, se cuidarla, e incluso os aseguro que cuando vuelvan estaremos la mar de bien. Le vuelvo a dar el sonajero a la niña.

-Bueno ¿Nos vamos...? La niña con una buena puntería le lanzo el sonajero al padre de Jun.

-Juro que no he sido yo.

-Pues la puenteria es otra de las cosas que saco de ti.

-No pasa nada, a Betty se le perdona porque es nuestra pequeña- se fue a la niña -toma pequeña, el abuelito no se enoja. Le dio el sonajero que no tardo tirarlo pero en esta ocasión a su abuela.

-Será mejor que no le des más el sonajero y nos vayamos antes que se nos haga tarde.

-Si venga.

-Bye mis amores. Jun me dio un beso, le lanzo otro a Morgan y luego se fue con sus padres.

-¿Qué Morgan? ¿Contenta de tenerme hoy solo para ti?- empezó a oler a caca -¡Dios! Que lindo ser madre, anda vamos a cambiarte.

Con ella ya cambiada pensé que la haría sentirse mejor, pero no, Morgan empezó a llorar fuerte y no lograba pararla hasta que le pusiera los dibujos del alce detective que la dejaban embobada.

-Buenas, buenas. Alcibiades vino asustando a Morgan con un muñeco de la cerda Pi.

-Maldito malaka, ya la había calmado y por culpa de ese peluche la haz alterado. La cogí en brazos y me puse a arrullarla para calmarla.

-Lo siento el de la tienda dice que era el más vendido.

-¿A qué haz venido?

-Pues para echarte una manita.

-Ni que ahora fueras una eminencia de los niños.

-Que ingrata mujer llegas a ser, yo que soy el amigo cotilla que solo aprovecha que cuando la bestia sale de la cueva para ver como es la casa de otro y sentir envidia o pena, pero bueno, anda déjame a esa mini tu...

-No, que me la asusta más.

-Como se nota que es hija de Jun-kun, chilla igual que él cuando se pone energúmeno.

-Gracioso, anda Morgan dile adiós al tito Alcibiades que ya se va.

-Anda, no me eches tan pronto, venga no me dejes dejarte sola con la pequeña.

-Pero si ni tienes ideas de niños.

-No sé de niños, pero si de mujeres- al oír eso escondí a mi hija -y te puedo ayudar.

La belleza de las flores.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora