˗ˏˋ🌧ˎˊ˗VI.

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   Se había dormido. Cuando acabó el recreo entraron sus compañeros y lo vieron dormir, algunos se burlaron y otros ni se tomaron la molestia de mirarlo. Despertó con una sacudida de José.

-Espertate.- Tenía un pequeña sonrisa en su rostro y un sonrojo poco notorio.

-Che estás rojo...- Respondió medio dormido. -¿Todo bien con Juanma?-

-¿Ya vas a empezar?-

-Te pregunto nomás, ¿te jode?-

-... Me jode que seas un histérico.- Dijo sinceramente. Tenía un poco de razón la verdad, Belgrano se cuestionaba todo.

-Ya te voy a agarrar a la salida.-

-Mepa que no vas a poder.- Le dijo con una sonrisa.

-Uy dale~ Vas a tener que estar conmigo en la salida, o el pesado de Rivadavia no me va a soltar más.-

-Qué pena, fumatelo vos.-

-Andate a la puta que te parió.-

Al empezar esa frase toda la clase se calló dejando escuchar a la perfección al de ojos azules. Escuchó la queja de su profesor y suspiró molesto. Quería irse a su casa.

(...)

-¿Venís para mi casa?- Dijo José.

-Creí que querías estar solo.-

-Solo con vos.- Le sonrió tomándolo de la muñeca.

-Uh... Más tierno.- Río y fueron directo para la casa del menor, quedaba a una cuadra de distancia. Apesar de ser más alto, Belgrano se lograba ver más pequeño que Sanma, parecía que estaba buscando refugio de tanto que se acurrucaba en el hombro del más moreno.

   La casa era de un piso, a diferencia de la de Manuel Belgrano, que era de dos. Estaba pintada de un cian grisáceo, techo de tejas naranjas. La puerta era de un blanco desgastado. Había un árbol grande, sabía que en ese higuerón José jugaba de pequeño... Al imaginarselo sonrió con ternura inconscientemente.

   Cuando la puerta metálica se cerró con llave, había puro silencio. Esto significaba que su hermano más pequeño (pero más grande que Sanma, él es el menor de los cinco) no estaban en casa, los otros dos se habían ido a estudiar a España acompañados de su padre. Así que José vivía con su madre, Gregoria y Justo Rufino.

-No hay nadie. Así que tranqui, podés comer algo si querés.- Le tomó por sorpresa que el contrario lo tomó de los hombros y lo empujó con fuerza contra la pared, no con mucha para no lastimarlo.

-Callate un toque.- Y sin piedad atacó el cuello del menor, dejándolo con chupones, mordidas y besos. Una parte de José lo quería alejar, pero otra lo quería cerca.

-Ápa... E-El revolucionario le dicen.- Se burló por más de estar en una posición inferior en ese momento.

-Una trompada revolucionaria te voy a dar si no te callás.- Le sonrió bajando un poco los párpados. Prosiguieron más besos por parte de ambos.

❝Soñé.❞  [San Martín x Belgrano.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora