˗ˏˋ🔞ˎˊ˗VII.

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   No sabían cuándo ni cómo pero estaban en el cuarto del dueño de la casa. Belgrano sentado en el regazo de su José, le sonreía mientras besaba su cuello sin piedad.

-M-Manuel.~- Un bulto había crecido en su entrepierna, Manu se percató de esto y un leve gemido salió de su boca al sentirlo.

   Aprovechando esto, José lo tomó sin cuidado de la cintura e hizo que se recostar en la cama. Hizo que su pelvis rozara con el miembro del contrario para robarle gemidos y suspiros, lo consiguió, y se extra logró que también se excitara, se dio cuenta al ver ese bulto en esos jeans negros.

-N-No se vale, yo te estaba teniendo justo en la palme de mi mano.- Mientras decía esto fue desprendido de su vestimenta.

-Qué pena.~ Ahora estás vos a mí mereced.-

-Me niego.- Le sonrió picaramente, estaba sin prendas superiores y con el cierre de los jean bajos. Se las ingenió para dar vuelta la situación y dejar a San Martín sentado en la orilla de la cama y él arrodillado enfrente suyo.

-E-Espera...-

-Shhh, ahora me vas a escuchar.- Sacó sin cuidado el miembro del pantalón de su pareja.

   Esto le dolió ya que hace rato estaba muy excitado y con ganas de sacarse esa molesta erección. Manuel lo acarició y rozó sus labios con el glande.

-Y-Ya hazlo...-

-No me apures o no hago nada. Te voy a hacer sufrir.~-

   Tomó la base de éste con sus manos ya mojadas por su saliva, no tenían lubricante así que iban a hacer todo lo posible, hizo movimientos lentos de arriba hacia abajo mientras hablaba.

-Sabes... Últimamente estás muy frío conmigo, mi cielo. Me molesta mucho que tengas preferencias entre tus amigos...- Le sonrío de manera falsa mientras lo miraba. Abrió la boca nuevamente y se metió el falo con cuidado.

   Si bien San Martín le quería reprochar eso, no podía hablar, con solo abrir la boca ya salían gemidos ahogados y suspiros profundos.
   Estuvieron así por un largo rato, hasta que Belgrano considerara que era suficiente. Se quitó lo que le quedaba de ropa y revisó el cajón de la mesita de luz de su compañero, tomó un preservativo, por más que no iban a ocurrir desgracias como un embarazo, siempre hay que cuidarse. Colocó el preservativo con lubricante previo del paquete en el miembro del menor, se posicionó con su ayuda y comenzó a darle paso a ese falo palpitante que pedía a gritos entrar en el mayor.

-¡Ah!- Al sentir ese gran pedazo de carne invadir su cuerpo, soltó un grito y tomó a su novio de los hombros.

-¿Estás bien?- Le respondió asintiendo.

   No pasó mucho para que las embestidas comenzaran, ni para que los gemidos se ambos de apresaran en el cuarto color gris oscuro. Belgrano pedía más, lo pedía a gritos.
   Algo se cayó en la cocina.

-¡E-Espera!- El mayor de miró asustado. -Creo que hay alguien...-

-¡José, ya llegué!- Se escuchó una voz femenina a lo lejos.

-Llegó tu suegra- Rió y dejó a su pequeño Manuel en el cama. -¡Bueno!-

-E-Esperá un toque, ¿y yo?-

-No pasa nada, Manu. Vístete- Le sonrió y buscó sus prendas.

-No era eso a lo que me refería-. Lo miró sonrojado, ambos aún estaban excitados, no podían salir así.

-Te ayudo a terminar~ Pero te callás, eh-

-B-Bueno, apurate por favor...- Antes de proseguir se volvió a escuchar la voz.

-José, cariño. ¿Estás con alguien?-

-S-Sí, ma, estoy con Manu.-

-¿Manuel de Rosas?- Ese nombre era suficiente para poner al mayor de mal humor.

-No ma, Belgrano.-

-Oh... En un rato vengan entonces, veo que no comieron nada.-

-¿Rosas viene a tu casa?-

-No empieces, por favor...-

-No, no, no, dejá. Así quedamos, Sanma. Voy al baño que puedo yo solo.- Se vistió y se marchó.

-. . .- Ambos acabaron con lo suyo y fueron para el comedor.

-Mi nene... ¿Cómo estuvo tu día?- Besó en ambas mejillas con cariño. -¿Ya te dieron la carta?-

San Martín miró un poco apenado a Belgrano y le asentió a su madre. -Sí... La tengo la mochila.- En lo que el de tez tostada buscaba la carta, Doña Matorra saludó al amigo de su hijo, estaba tan emocionada que se había olvidado de él.

-Ay, estoy tan orgullosa de vos, mi amor.- Tomó el papel y lo leyó.

   Manuel Belgrano estaba confundido, no sabía de qué era, muchas ideas cruzaron por su cabeza sobre varias suposiciones, no quería parecer chusma pero preguntó.

-Sanma... ¿De qué es la carta?-

-Mi hijo ha sido aceptado en la UNC.- Respondió la mujer al ver que su hijo menor no contestaba.

-¿En la Universidad Nacional de Córdoba...?- Lo miró dolido. -Creí que íbamos a ir todos, vos, yo, Güemes, Azurduy y Artigas a la UBA.-

-Pasaron cosas... Vi que la universidad de Córdoba daban algo que quería estudiar. También me voy con Bolívar y Rosas a estudiar allá, Juanma como es delegado de su curso y el favorito del director fue el encargado de repartirnos la carta... Por eso en el recreo hablé con él, por si lo habían aceptado y por lo visto los tres entramos.-

Le sonrió de manera forzada, quería llorar pero no tenía derecho a hacerlo, es decir, José podía estudiar donde quisiera, no estaba obligado a estudiar con Manuel. -Qué bien por vos... Qué pena que no me hayas contado antes, si sabes que te apoyo en todo.- Quería estar feliz, debía y tenía que estar feliz.

-Pensé que te lo iba a tomar mal, gracias Manu, sé que siempre puedo confiar en vos.- Le sonrió. -¿Te quedas a comer?-

-No, gracias. Otro día, tengo una banda de tarea para mañana... Nos vemos...- Se despidió de Gregoria y José, caminó a paso lento para su casa. Mientras más se alejaba de la vivienda de su novio, más fuertes eran sus ganas de llorar.

-¡Cotorrita!~-

Al escuchar esa voz, sabía perfectamente que no iba a llegar a casa de buen humor.

❝Soñé.❞  [San Martín x Belgrano.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora