A good day

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Su día había sido perfecto nadie la había molestado, ella no se había enfadado con nadie y a eso ella le llamaba un buen día pero aquel buen dia se fue al carajo cuando vio a doña Nadia princesa de los mojigatos  sentada en su sala, como si fuera su casa  -No solo tengo que aguantarla en el colegio sino que también aquí. Esto es de lo peor- menciono con desprecio y mirándole mal lo único que le producía la morena era antipatía -No te preocupes Lucrecia, yo no te voy a robar el amor de tu hermano- respondió la beduina concierta deje de aversion en su voz pero sobretodo dandole donde mas le dolía, Lu quedo fría al escucharle y miro a Valerio. El era el culpable de todo pero se recompuso de aquel golpe bajo y volvió a mirarla -No te preocupes querida, que no hay nada que robar así que deberías seguir buscando que mas quitarme por que creo que tienes cierta fascinación con todo lo que me pertenece- aquello lo dijo con tanto convencimiento y fuerza que cualquiera se lo podría creer -Yo no te quite nada- exclamo Nadia poniéndose de pie y quedando frente a Lucrecia ambas sosteniendo la mirada mientras Valerio comenzaba preocuparse de que terminaran a los golpes por que ambas se tenían ganas -Enserio, ¿eso crees?- pregunto para luego agregar -Sabes que te hacia una mustia pero me equivoque eres una estupida- ataco una vez mas su hermana.

Esa chica tenia una lengua viperina que siendo sinceros le gustaba, ella nunca se dejaba de nadie pero cuando vio que Nadia si iba a caer en sus ataques se levanto y se puso en medio de ellas. El no iba a permitir que se golpearan -Chicas, hay suficiente Valerio para las dos- dijo tratando de que las aguas se calmaran un poco a la vez que ponia una enorme sonrisa a la cual Nadia no pudo evitar copiar, el chico a pesar de estar loco podia sacarle una sonrisa. En cambio Lu solo pudo mirarle con fastidio, volvio a tomar la charola reoleta de comida que habia dejado en la mesa al verla -Pues es todo tuyo y por cierto antes de que se marche revísala quizás se robe algo- menciono lo ultimo mirando a Valerio y termino marchándose así a su habitación y dejándolos solos.

-Nadia, siento mucho el mal rato- dijo Valerio siendo honesto Lu cuando quería podia ser un dolor en los huevos -No te preocupes, ya estoy acostumbrada a ella- menciono y volvió a sentarse aunque le miro -Sabes que no comprendo, ¿como alguien como tu se pudo fijar en alguien como ella?- eso era algo que no lo comprendía por que dejando de lado que fueran hermanos, Lucrecia era insoportable. Tan llena de prejuicios y muy egoísta - Es difícil de explicar y no pienso decirtelo- menciono serio no pensaba, no quería darle explicaciones a Nadia ni a nadie por que eso no les importaba, aquello era algo solamente entre Lu y el cosa que seguiría así, puesto que el era el único que conocía a esa Lu llena de miedos y inseguridades, aquella que iba a su habitación todas las noches buscando un abrazo y alguien que la escuchara por que era muy fácil juzgarla cuando nadie la conocía realmente quizás Nadia pensaba que su extraña relación empezó por impulsos sexuales de unos pendejos pero no. El castaño cerro el libro ya no tenia ganas de estudiar, fue hasta el mini bar que había en la esquina y abrió una botella de whisky sirviéndose al instante -Nadia mejor márchate, no creo que pueda concentarme- exclamo sin mirarla a lo que ella sin decir mas recogió sus cosas. El se sentó con vaso en mano -Dile al chofer que te lleve a tu casa- menciono y sin mas Nadia se marcho dejandolo solo.

Amor ordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora