Love in the air

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Desayunaron en familia aunque luego el embajador se marcho, Luciana se fue al despacho a terminar de organizar una subasta en pro a las madres solteras, Tita fue a la cocina a planear que se haria de comer mientras los chicos se fueron a la piscina aunque se supone que deberia hacer frio o alguna brisa, el tiempo gracias al calentamiento global estaba raro ya que hacia calor de un momento a otro haciendoles pensar a todos que estaban a mitad de verano.

Lucrecia estaba tumbada en una de las sillas a la vez que tenia las piernas subidas en un taburete, sin duda estaba muy cómoda a la vez que chequeaba instagram mientras Valerio nadaba, aquella era una de las mayores ventajas de tener una piscina por que podia nadar cuando sea y hacerlo le ayudaba no físicamente sino mental por que era de las forma de desestresarse. La castaña dejo de prestarle atención a su tablet para observarle y el chico era hermoso, aunque estar todo mojado, que estuviera apoyado de hombros en el borde con su mirada era algo perdida le agregara un plus tipo chico misterioso que no podia negar era atrayente así que no podia hacer otra cosa que sonreír aunque luego volvió a tomar la tablet y sin decir ni palabra le tiro una foto, debía hacerlo aunque después -Mirame- dijo la ella ganado asi la atención del chico y fotografiándole al instante sin embargo fueron varias, cada una con una expresión facial diferente aunque la que mas amo fue la primera con aquella mirada enigmática, pero tenia una fuerte competidora por que aquella enorme sonrisa de niño travieso también la derretía -No sabia que tenia un fan- comentó.

Dejo de observar las fotos y le miro -Sabes eres muy fotogénico- se quito el blusón para quedar en traje de baño y entrar a la piscina en donde se acerco al chico no sin antes mojar su pelo. Cuando estuvo frente a el, Valerio aparto un mechón de pelo que se pego a su cara y se miraron -Sabes que una fan no podría tenerte como yo te tengo- susurro sonriendole -Tienes toda la razón- Val la tomo por la cintura y le beso no había prisa alguna, solo dos enamorados disfrutando de aquel momento. Ambos sentían que nada podia ir mal estando juntos y a eso solo se le podia llamar amor por que su mundo era rosa, estúpidamente rosa barbie -Eres hermosa- dijo aun agarrandole de la cintura y ella abrazada a el por el cuello -Gracias por verme así cuando nadie mas lo hizo- Lucrecia escondió su cara en el cuello del chico disfrutando por un instante de aquel silencio cómodo que se formo donde solo sus corazones hablaban, mejor dicho gritaban con fuerzas que por primera vez eran plenos, completos por que juntos sus corazones rotos se hacian uno.

Jugaron un largo rato allí hasta que la chica tuvo que irse tenia un compromiso que atender junto a su madre y Valerio estaba en el departamento acompañado de su abuela preparando su maleta, por que en menos de 24 horas estaría en marcha rumbo al nuevo hogar que había escogido. -Deberías decirle a Lucrecia- comentó la mujer mayor mientras entraba un par de calcetines a la maleta del chico -Quiero que sea una sorpresa cuando me vuelva a ver, limpio, sin un gramo de cocaina- aquello era una de sus mayores ilusiones, demostrarle a Lu de lo que era capaz por ella -Tu solo prométeme, que me iras a llevar un poco de ese dulce de naranja que haces- se sentó en la cama mirándole. Aquel  dulce era de sus adicciones que no iba a cambiar, le recordaba a sus vacaciones en México -Dalo por hecho- mencionó acariciandole el pelo, la mujer estaba orgullosa del paso que daria el chico por que el hacerlo demostraba lo valiente que era.

Amor ordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora