Cabernet sauvignon

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Lucrecia no podia dejar de sonreír o reír gracias a Valerio. Seria tonto decir que el chico no sabia que hacer para hacerla feliz así que la velada estaba increíble. El lugar era hermoso, discreto, la iluminación, la música en vivo ademas de la comida la cual era exquisita sin contar que aquella botella de vino, la cual era su favorito...Un cabernet sauvignon con Merlot, el cual hizo fluir el asunto. Sin duda aquella noche todo parecía un sueño y si era si, no quería despertar.

-Sabes que mi madre me llamo, al parecer papa le conto sobre lo nuestro- menciono sin mas y despues tomo un sorbo -¿Como se lo tomo?- cuestiono totalmente interesada en la respuesta. La chica nunca había tenido contacto con aquella señora número uno por que vivían en diferentes países, numero dos por que la mujer odiaba a Luciana y con justa razón aquella se había metido en el matrimonio y tercero pues la verdad no le interesaba saber de ella. -Pues me grito, como siempre- contó sin interés alguno -La mande a la mierda- medio sonrio al acordarse -Ella realmente pensó que sus amenazas iban a causar algo y hace tiempo que ya no me causan ni calor, ni frio-. El agarro una de las manos de Lucrecia que estaba en la mesa y le acaricio -No voy a permitir que nos separen- aquello lo dijo mirándole a los ojos con tanta fuerza que ella sabia que era cierto -Te amo- la chica sonrió y se mordió el labio haciendo que el chico le mostrara la sonrisa mas amplia que podia tener. Estaba arruinada,miss Mexico enamorada como nunca antes y justamente de aquel rebelde sin causa. Seguro su historia seria digna de alguna novela, por que todo lo que había pasado era digno de ser contado.

Luego de la cena caminaron un poco con las manos entrecruzadas, la luna era hermosa y el cielo estaba plagado de estrellas haciendo aquella noche aun mas bonita. -Sabes que siempre quise caminar por ahi contigo asi- admitió el chico haciendo que ella se detuviera parándose frente a el -Y esto es lo que yo siempre desee hacer-. Llevo sus manos al cuello del chico atrayéndolo, y le beso un beso suave, sin prisa solo haciendo realidad uno de sus mas profundos deseos -Gracias por estar conmigo- susurro tan suavemente que hizo derretir al chico. El también estaba loco por ella. Ambos sabían que debían volver, se estaba haciendo tarde y tenían colegio al otro día así que se fueron. Ambos en un silencio cómodo llegaron a la casa del embajador y antes de marcharse la chica dijo -La cena estuvo increible- el castaño le miro -A mi siendo sinceros solo me importo la compañía- haciendo que ella sonreirá, pero miro su movil ya pasaban las 12 y era mejor irse, asi que se despidió con un casto beso. sé bajo del coche, camino hasta la entrada ante la atenta mirada de Valerio.

-Espera- menciono el chico haciendo que la chica parara en seco y se volteara mirandole -¿Que sucede?- pregunto algo confundida. El chico entro al coche de nuevo y salio enseguida pero esta vez con algo entre las mano. -Te compre algo- dijo dandole la cajita, la cual la chica rapido abrio. Era una fina cadena de corazón de la joyeria Tifanny asi que sabia que aquello no era barato -No tenias que hacerlo- dijo mirandole, el chico saco la cadena con cuidado -Date la vuelta, dejame ponertela- dijo y la chica obedecio, agarro su pelo y lo puso de lado a la vez que Valerio le ponia la cadena. Luego de colocarlo ella solto su pelo y toco aquel dije, se giro volviendo a quedar frente a frente, no pudo soportar asi que le abrazo -Gracias- susurro a la vez que sonreia. El chico cerro los ojos y le abrazo mas fuerte, por que lo que la chica no sabia era que aquella noche era una forma de despedirse de ella, ya le quedaban pocos días en Madrid, pronto se iria al programa de desintoxicación.

Amor ordinarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora