La recompensa

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Las ventas bajaron, la economía está en retroceso. El gobierno parece insistir con sus políticas económicas por lo que, el directorio de la empresa, se reunió para ajustar el presupuesto.

El señor Olavarría siempre fue respetuoso con los trabajadores y sus derechos, pero no podía hacer mucho cuando los ejecutivos tomaban una decisión. Resistieron lo que pudieron sin hacer despidos, pero en esos tres años, las cosas no mejoraron. La junta decidió despedir cien personas en dos meses. Lo haría en grupos de veinticinco, semana por medio. De esta forma evitaban el descontento general y cualquier intento de huelga o protesta que le cueste millones.

La empresa acordó con el delegado sindical hacer dichos despidos, aunque olvidaron mencionar que era el primer grupo del año.

Al contar con menos personal, la empresa congeló sueldos y aumentó la carga laboral. Los empleados sentían malestar; el sueldo no les alcanzaba a fin de mes y el exceso de trabajo generaba estrés, mala alimentación y formaba un combo para desarrollar problemas cardiovasculares, la principal causa de muerte del país.

Cuando anunciaron un nuevo periodo de recortes, algunos trabajadores, protestaron alegando que son los empleados los que producen ganancias, de lo contrario, el dueño de la empresa no tendría ni un peso. Pensaron que serían apoyados por el sindicato, pero estos, acordaron ciertas normas con la empresa. De esta manera, con el despido de unos pocos, salvaban el empleo de muchos.

Así, primero fueron cien, luego ciento treinta. Muchos estaban decepcionados. Algunos resentidos esperaban que le pase lo mismo a los compañeros que ni movieron un pelo por ellos. Otros aceptaron la realidad, esperando conseguir un mejor empleo, ignorando que se avecinaba una situación difícil.

Selección de cuentos olvidadosWhere stories live. Discover now