La mujer de piedra

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Cuántas historias y leyendas giran alrededor de bosques, lugares apartados de la urbe, cuyos desprevenidos se encuentran con sucesos o cosas inexplicables y las historias recorren los confines del país. Luis o más bien, lucho, como lo conocían todos, era un bloguero cuyos artículos hablaban de viajes y lugares. Resulta que en la provincia de buenos aires, mas precisamente en Magdalena hay una reserva muy grande donde la gente puede acampar y pasar el día.

Lucho viajó hasta allí luego de salir de la ruta hacia la penitenciaria militar siguió un largo camino muy incómodo, debido a las vibraciones que generaba en la moto. Finalmente se metió por un camino rodeado de árboles y vegetación y al fin llegó. Cruzó la puerta continuó unos metros y estacionó su vehículo en el sector de las carpas.

Era un día caluroso, la gente disfrutaba, familias con sus hijos correteando y jugando por ahí. Hombres preparando el fuego para el asado. Lucho no tenía nada para acampar solo una mochila con algunos objetos para su comodidad, agua, toalla, papel higiénico, un botiquín de primeros auxilios y algo para comer. También traía su cámara con la que tomaría fotos.

El sector estaba rodeado de árboles y una pequeña alambrada que delimitaba el territorio. Se adentró por un sendero que conducía a un paso de vehículos, caminó un poco y se topó con un cartel que indicaba hacia los arroyos y hacia los jardines. Primero se dirigió a los jardines, pues estaba más cerca. Llegó a una zona abierta delimitada por plantas, árboles y arbustos de distintas especies como Cinnamomum camphora o Luma Apiculata. Por un sendero accedió a un recorrido y como, anteriormente, aprovechó a tomar fotos. Era un recorrido con vegetación americana, europea y asiática. Cada especie tenía un cartel de madera con su respectivo nombre científico y su origen.

Llegó a un memorial, era una especie de construcción sin techo cuyo suelo era tierra había dos tumbas, una pertenecía a Elsa Shaw de Pearson y la otra a Ricardo Pearson. Las inscripciones no eran muy claras. Tomó dos fotografías y se quedó un momento de pie contemplando. Giró bruscamente la cabeza cuando le pareció escuchar un susurro, creyó ori su nombre.

Siguió recorriendo el deshabitado jardín y encontró algunas estatuas de piedra. Una de ellas le llamó la atención; era una mujer con una especie de toga, sosteniendo con sus manos, una vasija, como si volcase su contenido en un recipiente en el suelo. Quizá en algún momento eso fue una fuente, ahora no salía agua, ni siquiera en las canillas distribuidas por el jardín. Lucho se estremeció un poco cuando notó que a la estatua le brotaba levemente agua de los ojos, como si estuviese llorando. Lucho escuchó un ruido detrás de él y le llamó la atención un sendero que no recodaba haber visto. Estaba justo detrás de la estatua. Su curiosidad y su espíritu aventurero le llevaron a adentrarse en él.

El sendero era largo, al final, llegó a un sendero donde podía seguir hacia la izquierda o hacia la derecha. Siguió hacia la derecha, en dirección oeste, pero el camino estaba bloqueado; había un árbol caído con un tronco alto y ancho, asique, volvió sobre sus pasos y continuo en dirección Sur. Salió al sendero que comunicaba al jardín. Había un cartel con una flecha y la palabra arroyos y un cartel sucio y desgastado que decía:

"En este lugar podrá descubrir los secretos de la naturaleza"

No vio a ninguna persona cerca y decidió avanzar. Se metió por el primer sendero que encontró en su camino y no tardó en descubrir que los senderos estaban conectados y supuso que todos los senderos cumplían la norma. Entonces, tomó un sendero paralelo y salió por un costado, se cruzó con gente. Siguió su camino hacia los arroyos y se metió por otros senderos. Uno de esos, era particularmente raro, era ancho, muchas hojas cubrían el suelo y algunas ramitas crujían la pisarlas. Lucho lamento no tener un machete como para abrirse paso entre los árboles y la vegetación que flanqueaban los senderos. Descubrió una construcción circular en una loma que no pudo acceder. Su imaginación le llevó a visualizar distintas situaciones: bandidos en la Edad Media asaltando a los incautos, nativos o guerreros ocultándose en la maleza para sorprenderlo cuando menos de lo espere, También miraba con mucha atención a ver si podía ver a algún animal.

Selección de cuentos olvidadosWhere stories live. Discover now