Metal Zombie

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La ciudad está aterrorizada. Las personas no salen de sus casas y se están armando. Solo algunos valientes se arriesgan a salir a otros lugares además del trabajo o el estudio. Nunca se sabe en qué esquina aparecerá el zombi metalero.

Nadie sabía si el zombi salía de su tumba. Sus ojos grisáceos, su piel en descomposición y su largo pelo descuidado atemorizaban a cualquiera. Los niños tenían pesadillas con él.

Viste chaqueta de cuero, remera negra y pantalones adornados con cadenas, lucía ornamento de metal en la cara y los brazos y extensos tatuajes. Arrastraba una guitarra eléctrica con la que asustaba y aterrorizaba a las personas.

Su locura más reciente es haber montado un taxi, haciendo sonar su guitarra infernal rompiendo los cristales de ventanillas, vidrieras y ventanas. Aturdía a las personas. Todos se apartaban de su camino.

El taxista parecía estar hipnotizado, conducía temerariamente con las puertas traseras abiertas y con cara de bobo deslumbrado en el periférico.

Nadie sabía muy bien los orígenes del zombi metalero pero los medios inundaron las mentes de las personas con posibles y ridículas teorías. No estaba claro si descansaba, pero hubo casos en los que el zombi metalero atacaba en la misma noche.

Pero no salga de su casa, tape puertas y ventanas con tabas de madera, el gobierno recomienda encerrarse en un bunker anti bombas, pero si no tiene ninguno a mano, rece a dios, porque no querrá escuchar los gruñidos del zombi que presagian el metal de la muerte.

Selección de cuentos olvidadosWhere stories live. Discover now