|| E P I L O G O ||

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- te ves fatal - comentó sarcástico el visitante.

- ¿solo viniste a burlarte?- respondió el alfa irritado.

Tony se sintió enojado, Barnes había provocado todo esto, y ahora el venía a burlarse de él.

Piso firmemente en el suelo y se levantó, tambaleante sosteniéndose de la fría pared de acero.
Se acercó a los gruesos barrotes, donde no cabía ni siquiera una mano entre ellas.

- ¡Tu provocaste esto! - gritó acusadoramente.

Bucky lo miró lleno de cólera.

¿Se creía en derecho de atribuirle la muerte de Steve?

Cuando fue el mismo Tony quien lo orilló a eso.

- tu lo empujaste a eso - contestó serio el beta.

Stark negó.

- ¡Steve me amaba! yo era su todo...- el alfa suspiró triste - ... Y él, el mío - finalizó.
- ¡El te detestaba! - explotó Bucky cansado.

Stark negó nuevamente.

- ¡El te odiaba! - volvió a repetir. - ¡Por dios Stark  abre los ojos! ¡Lo obligaste, lo marcaste a la fuerza! -

- ¡Callate Barnes! ¡Solo dices idioteces! - atacó Tony.
Tambaleante se acercó lo más que pudo a los barrotes y observó a Barnes. - cuando salga de aquí, voy a matarte - la seriedad en su voz y sus ojos fijos, hizo a Barnes temblar brevemente.

Bucky se compuso y dirigió la vista en Stark.

Este lucía más cansado y viejo, con grandes bolsas oscuras debajo de sus ojos. Estaba espantosamente más delgado, los pómulos mucho más pronunciados, su barba ligeramente más larga y desordenada, la cara pálida y labios rotos.

- solo vine a dejarte algo... - murmuró.

De la mochila que cargaba en su hombro sacó un libro, de apenas una pulgada de grueso.

Lo pasó por entre los barrotes y lo dejó ahí.

Stark miró cuidadosamente cada movimiento, desde el temblar en sus manos, hasta el libro deslizándose por los barrotes,- y después piensa en que si Steve te quería, o si al menos la pasó bien contigo - puso la mochila en su hombro - adios y pudrete - comentó ácido.

El conocido pitido sonó, avisando que el visitante abandonó el lugar.

Tony miró el libro en el piso, tenía la portada de un azul cielo.

Como los ojos de Steve.

Con los dedos temblando lo levantó, se sentó en el suelo y lo observó.

El libro se titulaba "Omega", y en la portada tenía una foto... De Steve.

Tony ahogó un gemido de dolor.

Se veía tremendamente preciso, estaba sonriendo, con sus ojos azules y su sonrisa hermosa.

Cuidadosamente abrió la protección plástica.

Y comenzó a leerlo.




Tiempo después.



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