MALA SUERTE

Capítulo 14: el día de la prueba.

El tiempo paso y las invitaciones para el evento del año en cuestión se repartieron sin ningún percance, pero aquella etapa terminaría al hacer entrega de la última invitación que pertenecía al ganador del evento anterior "death Bunny", la cual sería entregada por cierta persona quien había hecho un trato para hacerlo; dicha persona se encontraba arribando al aeropuerto de Royal Woods con una sonrisa que solo tenía de solo pensar en su "lindo conejito".

–"dentro de poco nos volveremos a ver."– pensó mientras observaba con una mirada perdida hacia la ventana del avión que descendía a la ciudad.

Por otra parte, el tiempo en la casa Loud fue totalmente aprovechado, considerando el hecho de que cualquier momento que pasaban las hermanas Loud junto a Lincoln era algo irreemplazable.

Lana y Lola se divirtieron con Lincoln mientras arreglaban por completo la casa. Lisa y Lucy se ofrecieron a ser tutores de Lincoln al enterarse que debía presentar una prueba y aunque Lincoln no necesitaba de aquella ayuda, decido aceptar para pasar tiempo con ellas. Por otra parte, el peliblanco también ayudaba en las labores del hogar, siendo la ocasión perfecta para que Leni y Lori pasaran tiempo junto a él muy aparte de sus trabajos que dentro de poco dejarían al ver la posibilidad de ir a la universidad gracias al apoyo de Lincoln. Finalmente, Lynn Sr y Rita tuvieron una reducción de estrés y trabajo al confirmar que la deuda de la casa había sido saldada, la pareja intento hablar varias veces con Lincoln para saber cómo había conseguido tanto dinero, pero este solo desvió el tema con su característica y despreocupada personalidad.

Todos dentro de aquella casa se veían felices, como si nada malo hubiera pasado. Pero aun sabiendo que la ignorancia traía felicidad, había quien no aceptaba tan fácil aquella realidad. Ese era el caso de Luan, quien se la pasaba vigilando desde lejos a su familia. Una parte de ella deseaba estar con ellos, pero otra parte los repudiaba al ver lo hipócritas que eran por todo lo sucedido en los últimos años. Aparte de Luan, alguien más vigilaba fervientemente aquel hogar, una persona que después de aquel encuentro con Lincoln y que la desconociera por completo, seguía tratando de encontrar una explicación a lo ocurrido.

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La noche había caído y Lincoln acababa de tomarse una ducha, saliendo del baño vistiendo una camisa blanca y una sudadera negra. El noto la casa un poco silenciosa, pero sabía que algo tramaban sus hermanas después de ver a Lily corriendo unas horas antes con utensilios de cocina y decoraciones de fiesta.

Lincoln entro a su habitación al fondo del pasillo, aquel antiguo lugar que solo le pertenece a él. Cerró la puerta mientras secaba su cabeza con una toalla y después observo el almanaque colgado sobre esta. No podía creer que habían pasado ya tres meses desde su llegada y que debía presentar el examen de la escuela al día siguiente para cumplir con su objetivo.

Recordó con una sonrisa todo lo vivido en ese corto periodo de tiempo, pero al volver a mirar aquel almanaque y como si se tratase de una estrella fugaz, su sonrisa desapareció de un momento a otro. Sabía que en una semana comenzaría aquel evento que tanto despreciaba y que debía marcharse de nuevo, tal vez para siempre.

No sabía como afrontar aquella situación, se sentía feliz por haber quitado un gran peso de los hombros de sus hermanas, pero aún tenían que pasar por mucho para que regresaran a como las recordaba antes del incidente de la mala suerte. Temía que ellas se volvieran a distanciar cuando él se marchase y además, temía que Lily se resintiera por ello ya que pasaba la mayoría de su tiempo junto a él, ayudándolo y conociéndolo más hasta el punto de que le llego a explicar un poco sobre aquel misterioso mundo de los juegos y de su habilidad la cual nunca revelo directamente que hacía, sino lo dejo como una especie de truco de magia para que ella no investigara más del tema.