13

594 107 9
                                    

Siete dias en aquella habitacion. Encerrado. Sin nada que hacer. Excepto desear que Jaebum viniera antes para llevarselo lejos.

Era todo demasiado complicado.

Youngjae queria tratar de conseguir la llave de ese maldito collar que tapaba completamente su cuello, el cual era muy molesto. Sin embargo, como lo mantenian alli encerrado, nunca pudo salir, si quiera pidiendoselo a las empleadas que le traian comida.

En estos momentos deseaba no tener un baño en su habitacion, ya que de esa manera podria pedir ir al baño y escapar, pero no podia hacerlo.

Youngjae mantenia las extrañas hierbas que le habia dado Jaebum en el cajon de su mesita de noche. Queria saber para que eran, pero debia confiar en Jaebum.

Pero no aparecia y cada dia que pasaba se ponia mas nervioso. Ademas, que sentia como se acercaba su celo, anunciando que su mayor pesadilla se haria realidad, cada dia mas cercana.

El amanecer del septimo dia sucedio.

Aquella noche no pudo dormir Youngjae, y no era por el calor que ya iba apareciendo en su cuerpo y todas las señales de su celo. Sino porque hoy era el dia.

Solo era el primer dia de su celo, notaba como su aroma aumentaba, pero al tan solo ser el primer dia aun tenia conciencia y su lobo no lo dominaba.

El segundo dia, seria diferente.

Pasaban las horas y nadie entraba en su habitacion.

Youngjae realmente esperaba que Jaebum apareciera y lo salvara, pero poco a poco su omega y él tambien comenzaron a pensar que iba a ser abandonado por su alfa, en brazos de aquel alfa que solo lo utilizaria.

De repente, el pomo de su puerta se movio, abriendose.

Youngjae se asusto, y aterrorizado miraba hacia la puerta, pero solo entro la mujer que todos los dias le servia el desayuno.

Despues de que comiera se fue.

Le hacia compañia mientras comia, pero no hablaban. Su padre tenia prohibido que cualquier empleado pudiera hablar con alguien de la familia o él.


Continuaron pasando las horas, y nada ocurria. Nada.


Tanto había temido este dia, pero ahora, nada.


Quizas aquel alfa, que ya ni siquiera recuerda su nombre, se habría arrepentido de lo que iba a hacer.


De alguna manera, le iba a ser infiel a su hermana, eso no esta bien. No es normal.

Llego el mediodía y la misma mujer le trajo la comida. Lo mismo paso con la cena.

Ya era de noche y nadie apareció.

Youngjae deseando que se hubieran arrepentido se fue a su cama. Eso si, sin dejar de pensar en el abandono de su propio alfa.

Jaebum realmente no lo quería.

No era un omega hembra, ese es el gran problema.

Ya la casa se encontraba totalmente silenciosa. Youngjae aun no podía dormir, aunque no hubiera pasado nada, no tenia una buena sensación.

Quizas era el silencio que reinaba dentro de la casa, el cual era roto por la leve brisa de fuera. Quizas la oscuridad que inundaba su habitación.

Sin embargo, poco a poco fue entrando en el mundo de los sueños. Solo hasta que de repente, la puerta principal de la casa fue abierta de golpe, alguien estaba haciendo mucho ruido.

Youngjae se asusto, pero pensó que quizás era su padre quien había entrado de aquella manera en la casa.

Pero, los pasos de aquellas personas se acercaban rápidamente a su habitación.

Tradiciones familiares Donde viven las historias. Descúbrelo ahora