Capítulo 15 [ La culpa ]

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Narra Pete:

Todo es culpa tuya...

Y-Yo...

Sí te hubieras quedado callado.

¡Tenía que decírselo!

Y ve todo el daño que hiciste al decírselo.

¡Déjame verlo! Necesito...

¡No! Nunca más... Jamás volverás a verlo... Él ya no sabrá de tu existencia.

¡Por favor, necesito verlo!

—Pues lástima, porque no lo verás nunca más, de paso él ya no te recordará. Será cómo sí nunca hubiera conocido a una persona llamada...

•  •   •   •

Una tarde con calor, un día increíble para ir a la playa...

No obstante, yo estoy aquí observando una escena que da lástima. Tar, y Can haciendo un esfuerzo estoico para arrimar un sofá por el pasillo del edificio hacia mi apartamento.

—¡¡EMPUJA!!

—¡¿¡¿Y QUÉ CREES QUE ESTOY HACIENDO, CAN?!?! — gritó Tar tratando de arrastrar por el suelo el sofá.

—¡¡PUJA COMO SÍ FUERAS A PARIR!! —gritó Can con bastante fuerza intentando lo mismo que Tar.

Esta es una escena tan interesante, pero tengo que ponerle fin.

—¡¡CHICOS!!

—¡¿¡¿QUE?!?! — dijeron los dos al unísono dejando de empujar, y volteando sus cuerpos hacia atrás para mirarme.

Los dos hasta tenían sus caras llenas de sudor.

—¿No pueden levantarlo? — pregunté dándole un sorbo a la malteada de fresa que compré.

Se preguntarán, ¿por qué yo no ayudo a mis amigos con esta labor?

Bueno, para empezar todo es culpa de ellos. Resumiendo todo, en pocas palabras... Ellos rompieron mi antiguo sofá porque les dió la gana de tirarse en él, y comenzar a pegar brincos.

El sofá no resistió mucho, y se rompió.

—¡Pero es muy grande, y pesado! — se quejó Can.

—La culpa es de ustedes por haber espantado a los chicos que me iban a ayudarnos con el sofá — dije volteando los ojos.

—¡Pete, no es nuestra culpa! Te juro que nosotros no lo hicimos — Tar estaba haciendo un puchero, y cruzando sus brazos.

Yo tenía a unos chicos que me iban a  ayudar a colocar el sofá en mi apartamento, ellos estaban dispuestos a ayudarme con gusto, pero lo que hice fue alejarme de ellos por unos 5 minutos para hablar con mamá, y papá por teléfono, y resulta que cuándo vuelvo para decirles cuál es mi apartamento... ¡Me dijeron que ya no podían hacerlo! Sus miradas se mostraban asustadas, y de paso a cada momento miraban a Tar, y a Can.

—Sólo... Déjenme hacerlo — le di mi malteada a Tar, e hice que se apartara de donde estaba — Can vas a levantarlo conmigo, ¿esta bien?

—¡No, no está bien! Es demasiado pesado, parece que está relleno con rocas — Can se fue al lado de Tar, y le dió un sorbo a mi bebida.

—Suspiro — ¡Me va a ayudar el que espantó a los chicos lindos que me iban a ayudar! — grité frustrado.

—Entonces... Llegué justo a tiempo.

Cada Vez Más Cerca ☆Ae y Pete☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora