Cada Vez Más Cerca ☆Ae y Pete☆

Capítulo 26 [ Un nuevo comienzo ]

...

(Despierto)

Ah... ¿Que? Mierda... ¿Q-Que es esto? Yo...

!!!

—¡¡Pete!! ¡¡Pete!!

—¡Ae, deja de gritar estoy aquí!

—Suspiro aliviado — menos mal... — dije echando mi cabeza hacia atrás, y cerrando los ojos por el alivio que sentí.

Bueno... Un poco de alivio porque digamos que no estamos en buenas condiciones para celebrar ahora.

Pete y yo estamos amarrados a unas sillas dentro de la oficina de mamá. No tengo idea de cómo, o quién porque había recibido un golpe tan fuerte en mi cabeza que quedé inconsciente por yo no sé cuánto tiempo.

—¡¿Por cuánto tiempo estamos aquí?! — pregunté alarmado porque todo estaba demasiado oscuro, hasta el punto de no saber en que parte de la oficina me está hablando Pete.

—No lo sé, sólo sentí un golpe en la cabeza, y caí inconsciente.

—Igualmente... — contesté pensando en manos de quién debe estar todo esto.

Bueno, no hay que pensarlo mucho.

—¡¡SUN!! ¡¡HIJO DE PUTA!! ¡¡TE VOY A MATAR!!

—No soy Sun... — se escuchó una voz profunda por un micrófono.

—¿De dónde viene esa voz?

—Tranquilo, Pete, mamá trabajaba tanto que a veces ni comía, así que para ello, decidieron colocar un tipo de comunicador aquí en la oficina para decirle cuándo es que tiene que ir a comer. Aunque no le gustaba que la interrumpiera en su trabajo.

—Qué mujer tan trabajadora, ¿no, Ae?

—¡No te permito que hables de mi madre, Sun! — grité forcejeando las cuerdas.

—¡Que no soy Sun!

—¡Pruébalo! — gritó Pete.

—... ¿En serio quieren ver a Sun?

!!!

La voz sonaba bastante maliciosa, y puedo apostar que quien sea la persona que esté hablando, esta tiene una sonrisa ladina.

—¡¿Q-Que le hiciste?! — la voz de Pete ahora estaba entrecortada.

—No preguntes cosas que no quieres saber... — soltó una risita totalmente escalofriante que nos puso a Pete, y a mi con la piel de gallina.

Creo que es mejor no preguntar acerca de él.

—¡¿¡¿DÓNDE ESTÁ PAU?!?!

!!!

—¡¡DINOS DÓNDE ESTÁ!!

... No hubo respuesta...

—Pete... ¿No puedes acercarte para desatarte? — pregunté en voz baja.

—Mis manos están atadas Ae... — me respondió.

Debe estar atado a una silla.

—¡Sí hacen un movimiento en falso, les prometo que les costará muy caro!

!!!

—Ae, por favor, tranquilízate podremos salir de aquí...

—¡¡JAJAJAJAJA!! — esas carcajadas me dieron un escalofrío — pero quizás no con vida.