Cada Vez Más Cerca ☆Ae y Pete☆

Capítulo 3 [ El día llegó ]

(Suena la alarma, 6:00 a.m)

—No quiero... — me quejaba al escuchar la alarma de mi teléfono sonar arriba de mi mesita de noche.

(Aún suena la alarma)

—¡Agh! ¡Púdrete! — dije sentándome a regañadientes en la cama, y agarrando mi teléfono para apagar la alarma.
Al hacerlo veo que me llegaron unos mensajes de Tar, y Can.

Eran felicitaciones del día de San Valentín.

Los dos mensajes eran como el complemento del otro, era como sí los hubieran planeado.

Exactamente así es nuestra amistad, somos el complemento del otro, y así formamos una buena combinación.

Al final del mensaje de cada uno estaban varias fotos de la fiesta en la cuál nos conocimos, teníamos 16 años en ese entonces, ahora los tres tenemos 19 años. El tiempo pasa volando.

Después de haberles enviado mis mensajes a Tar y a Can, me levanté como pude de la cama, y me dirigí a la cocina para poder hacer mi desayuno.

Este es el comienzo de mi San Valentín.

•  •  •  •

En la universidad...

—Para ti mi amor.

Cuando volteé mi vista hacia un lado me encontré con un chico dándole unas rosas rojas a una chica que se veía tan impresionada.

—¡Gracias! ¡Te amo!

Se me hace tarde para mi primera clase, mejor dejo de perder el tiempo.

Después de caminar hasta mi salón de clases, al entrar me encuentro con otra escena que me pareció tan dulce.

—¡¡NO PUEDO CREERLO!!

Si... Hasta nuestra profesora de cálculo  tiene novio, y al parecer como es San Valentín, quiso sorprenderla aquí en el salón, pero no es cualquier sorpresa.

Le está pidiendo matrimonio.

Al director no le va a importar mucho ya que es el día del amor y la amistad, siempre es así en este día.

Y ahí están Tar y Can grabando la sorpresa romántica que le hizo el hombre que ahora está apoyado sobre una rodilla, mientras que le muestra a nuestra profesora una pequeña cajita de terciopelo negro que contiene un anillo de compromiso dentro.

—¿Aceptas ser mi esposa? — el hombre le preguntó a la profesora, con un brillo en sus ojos.

Sí le dice que no esto se va a descontrolar.

—¡Claro que acepto! ¡Te amo! — respondió la mujer que ahora está  abrazando con todas sus fuerzas a su ahora prometido.

•  •  •  •

—¡Me encanta este día! — dijo Tar caminando al lado de Can.

—Claro, hasta ahora has recibido chocolates, galletas, tarjetas, y de paso un tremendo oso, que no sé dónde te lo vas a llevar, y tampoco donde te lo vas a meter porque que yo sepa ya no tienes mucho espacio en tu habitación— dije sosteniendo la mitad de las cosas que acababa de nombrar, la otra mitad la tiene Can.

—Si... Y todo de parte de Tum... — dijo Can mientras sostenía como podía el inmenso peluche de oso, y unos chocolates.

—Y de paso, tú decías que no sentía ningún interés por ti — dije llegando a la cafetería, y colocando sobre una mesa todas las cosas que llevaba en las manos.