Sospechoso

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-¿Qué es lo que más te gustaría hacer en esta vida? —La pregunta tomó por sorpresa a Yuta. Si bien Yuta ya hizo lo que más le gustaría hacer en la vida -que era viajar a Corea- no lo tenía muy bien pensado.

Al terminar la secundaria en la vieja escuela hallada en Japón, planeaba viajar a Corea y seguir la carrera universitaria de psicólogo, era su sueño, siempre le llamó la atención la psicología y sus derivados. Pero la cruda realidad se asomó.
¡las cuotas eran muy caras!

Su sueño al final fue sólo eso, un simple sueño.

Ahora su único plan de vida era encontrar un trabajo aunque sea un poco decente para poder vivir. Y encontró este trabajo, que por ahí era muy rutinario (lo contrario a Yuta) pero al menos le iban a pagar mucha plata, como para vivir 2 meses sin necesidad de hacer un trabajo duro.

Las cosas pueden cambiar, por eso no tenía muy seguro lo que haría en un futuro. Y para ser sinceros no quiere abrir la boca y después quedar como hipócrita.

Entonces la respuesta era muy simple; ya había logrado lo que tanto quería desde su infancia hasta el día de hoy. Por ahora.

Poco a poco se iban soltando, a pesar de que se conocen un día y medio.

Yuta no tuvo problemas en verlo desnudo hoy, y tampoco tuvieron un cruce fuerte como el de ayer, en el que Taeyong se encerró en su habitación con impotencia y envidia. Él quería ver, y que una persona presuma de lo hermoso que es ese sentido no le agrada. Yuta no lo dijo a propósito, Taeyong tenía que entender eso.

Es la primera vez que charla con un chico ciego, y acostumbra a hablar de cosas que tengan alguna correlación con la vista.

Taeyong nunca va a aceptar que se enojó sin necesidad de hacerlo.

Hoy a la mañana Yuta se despertó por varios ruidos. Cuando abrió los ojos se dio cuenta que se había dormido en la silla donde estaba para acariciar el pelo de Taeyong, se había apoyado en la cama y durmió plácidamente.

Pero a lo que va, encontró a un chico limpiando la casa, y se tensó mucho. Minseok no le había dicho que había un mucamo. De no ser por Taeyong le hubiera pegado con un palo de escoba en la cabeza.

Pero bueno, lo dejó tranquilo y ayudó a Taeyong a bañarse.

Jaehyun tuvo que cocinar esta vez.

Era mucamo, él no sabía cocinar. Lo hizo pésimo, pero Yuta necesitaba bañarse y hacer el desayuno se lo impedía.

Taeyong armó un revuelo cuando sintió que su tostada estaba quemada, muy quemada. El café sabía a mierda y además estaba muy frío. Gritó el nombre del japonés varias veces mientras se limpiaba la lengua con sus dedos, escena realmente asquerosa a la vista de Jaehyun. A eso se debe la mueca que hizo.

Es la segunda vez que Yuta se asusta por culpa de Taeyong.

El grito del menor lo tomó desprevenido. Ni tiempo le dio a vestirse que salió corriendo a la cocina cubierto sólo con su bóxer.

-Vaya paquetón ¿Estás contento por mí o por Taeyong?

Yuta se sonrojó.

-¿Paquetón? ¿De qué hablan chicos?

-Ah, nada Taeyong-ssi. Bien Yuta-san, yo me voy.

Jaehyun simplemente desapareció, se esfumó de la nada, dejando solos otra vez a los chicos.

Una de las razones por las que se empezaron a llevar mejor además de que ambos se agradaban entre sí, era por el simple hecho de que era obligatorio congeniar. Iban a estar un mes juntos, y si no había química entre ellos cada encuentro iba a ser incómodo.

El famoso encuentro con Jaehyun había quedado atrás, el tiempo cumplía con su trabajo, haciendo pasar 4 horas completas y haciendo llegar el mediodía, horario para almorzar.

-¿Entonces...? —Yuta salió del trance, volviendo a observar al menor. Buscó en su memoria la pregunta que había sonado en los labios de Taeyong. Y cuando estuvo 100 porciento seguro contestó.

-Ya hice lo que más quería en este mundo. 

-Oh... —Taeyong no había ido a su habitación esta vez, se quedó con Yuta conversando. Y en ese momento el japonés hacia una receta tradicional de su país, una receta tradicional y popular entre otakus; sushi.— Entonces tu vida ya no tiene sentido.

Había sido muy duro decir eso, Taeyong no se dio cuenta.

De golpe, Yuta dejó los utensilios en la tabla, los dejó de una forma brusca. Miró a Taeyong con el ceño fruncido. Pero era estúpido, no podía ver. Tomó una gran bocanada de aire y se tranquilizó.

-Mi vida ahora se basa en divertirme, ese tendría que ser el sentido de la vida para todos. ¿en qué se basa tu vida Taeyong?

-¡Es muy aburrida! Quisiera salir de esta casa aunque sea unos segundos. Mi hermano no me deja porque tiene miedo a que me pase algo malo. —el menor parpadeó varias veces, sus ojos estaban ardiendo. Hizo un puchero, quería lucir tierno sin motivo aparente.

-Yo leo mangas. ¿Sabes lo que es?

-Nop.

-Es un tipo de historieta. Podría comprar una con braille y enseñartelo.

Taeyong por un momento se emocionó, mostrando una sonrisa pura. 

Las palabras de Taeyong lo hicieron pensar... ¿y si rompe la rutina y saca a Taeyong a un lugar con aire limpio y fresco? No era la primera vez que rompía una rutina sin dudas.

Quería verlo feliz a Taeyong, sin embargo esa no era la única razón por la que romper la rutina pasaba por su mente, también quería sentir adrenalina, adrenalina de hacer algo indebido. Y romper la rutina estricta, llamada así una vez por Minseok, le generaría una sobredosis de ese sentimiento único.

Yuta acomodó la comida y la puso en la mesa, el olor que emanaba había llamado la atención a Taeyong.

El menor degustó la comida. Dió un pequeño mordisco y sólo con eso bastó para darle el visto bueno a Yuta.

Tus ojos | YutaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora