New plans

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La primer semana pasó, Yuta estaba casi todo el día encerrado con su madre, ayudándola en sus tratamientos para que siga con vida, hablando con ella y obligado a mantener conversación con Taeyong, que cada vez se lo escuchaba más deteriorado.

Luego la segunda semana pasó, su mamá parecía mejorar, pero sólo era un pensamiento de Yuta, queriendo evitar la realidad. Los mismos procedimientos, sumado hablar con la tía, quien era una persona más buena ahora.

-Me casé con una persona adinerada, Yuta. No sé si te has enterado. Ahora tus primos me odian por dejar a tu tío e irme con una persona con pasta, pero también son mis necesidades, además siento que es el amor de mi vida, y no creo que sea por el dinero.

Yuta no la podía criticar ni juzgar. Todo el tratamiento de su madre está pagado por ella y su ahora nuevo tío.

Para sorpresa de Yuta, se lleva mejor de lo que esperaba llevarse con su tía, la cual recordaba por ser una amargada y mala persona. Quizás encontró la felicidad y por eso cambió. Pero ahora está triste por su hermana que cada día es más difícil de conllevar.

Yuta no sabía qué más hacer el día de hoy, y su tía lo notó, así que lo invitó a su nueva casa a conocer al "afortunado."

Entonces, cuando vio esa hermosa casa supo que todo lo que decía la hermana de su madre era verdad, el señor tenía mucho dinero.

Al entrar quedó aún más sorprendido que viendo la casa por afuera, encontrándose sentado en una de las sillas del comedor a un señor bastante joven, unos 40 años, leyendo unos papeles que Yuta desconocía con obviedad.

-Querido, traje a mi sobrino favorito.

El señor levantó la vista, mirando a su esposa, luego a Yuta y de vuelta a su esposa, con una media sonrisa.

-¿No era que sólo tenías un sobrino?

-Por eso. —El señor negó vacilón. Miró a Yuta con regocijo, como si se hubiera emocionado de conocer a su medio sobrino.

-Yuta, me llamo Satoshi, seguro ya sabes que soy el esposo de tu tía.

-Claro que sí, señor. —Yuta hizo varias reverencias.

-Ya que estamos los 3 juntos podemos hablar de lo que tu tía me contaba con tantas ansias. —Satoshi cerró el libro y se levantó de la silla con el mismo en manos.— Sabes que tu tía te aprecia y de algún modo ese aprecio me ha contagiado y a pesar de que no te conozco personalmente me ha parecido muy conmovedora tu historia. —¿Qué historia? Se preguntaba Yuta.— Es lamentable que no hayas podido pagarte una universidad en Corea.

-Señor, sin ofender pero ¿puede ir al grano? —Satoshi asintió con calma.

-Tu tía quiere que te de una beca para una universidad de Japón, así te quedas, Yuta. Realmente no sé cuánto haya hablado tu tía de mí, pero yo soy un empresario con peso en este país. Cuando termines la Universidad puedo hacer que seas reconocido en lo que haces y quizá, ponerte un propio consultorio donde seas tu propio jefe. ¿Qué dices? —Satoshi guardó ese libro en una estantería.

No, no decisiones determinantes otra vez.

-¿No te gustaría ser un psicólogo reconocido en el país, Yuta?

-Tía... —Yuta se rascó la sien un poco nervioso.— ¿Por qué?

-Estos últimos meses sentí que no tuve un lindo trato contigo. Claro que no estoy comprando tu olvidar ni mucho menos pero quiero que cumplas tus sueños. Me acuerdo de las pocas veces que hablamos sin pelear y me decías que te gustaría ser psicólogo y lo decías tan eufórico que parecía que ibas a llorar. Así que quiero que cumplas tus sueños.

Yuta no podía rechazar esto, no se lo perdonaría jamás de los jamases, tenía que aceptar, era demasiado tentativo.
Pero una parte de su mente gritaba a todo pulmón que no, que había encontrado otro sentido a la vida y es una persona, que le alegra las mañanas cuando trata de despertarlo, que está pegado a él las 24 horas del día y que no hace falta que le diga te amo porque se lo demuestra de otras formas, esos pequeños pero a la vez grandes gestos que demuestran la predilección que le tiene.

Claro, estamos hablando de Lee Taeyong.

Pero su mente falló otra vez, y ya no había vuelta atrás.

-Acepto.

-¡Bien! —Satoshi aplaudió con una sonrisa gatuna.— Ya tienes una beca, Yuta, trata de empezar lo antes posible en la Universidad antes de que sigan agregando temas y tengas la carpeta más incompleta.

-¿Me disculpan? Necesito llamar a alguien. —Yuta sacó su móvil y lo señaló.

-Claro, luego seguimos hablando del tema. —los dos mayores se sentaron en unas sillas aún con una sonrisa de oreja a oreja.

Yuta salió del comedor y caminó a un lugar alejado de ellos para marcar un número que se sabe de memoria, pero desde que se fue a Japón hasta el día de hoy no marcó, en cambio, dejaba que ellos marcarán su número. Ahora, decidido apretó el botón de llamar y puso el teléfono en su oído.

Primer tono, segundo tono y al tercero respondió.

-¿Hola?

-Taeyong, soy Yuta. Escucha, yo...

-¡Yuta! ¿Cómo estás? ¿tu madre cómo está? Espero que te encuentres muy bien. —Taeyong se escuchaba emocionado, eso partía el corazón de Yuta en mil pedazos. Seguramente el corazón de Taeyong también lo hará en breve.

-Voy a quedarme a vivir acá. — Yuta escondió sus labios en un intento de aguantarse el nudo de su garganta.

-¿Qu-Qué...? —La emoción de Taeyong desapareció.

-Lo siento mucho... Ya no podemos ser más... —Taeyong le cortó la llamada. Yuta miró su celular y luego de caer que le cortó, volvió a llamar varias veces sin recibir respuesta de Taeyong.

Ni siquiera dejó que terminara con él. Ahora tendría que bancar los regaños de su madre, pero... No hacía falta contarle de su ruptura ¿verdad?

-Yuta, ya no hay marcha atrás. —se susurró antes de volver con sus tíos.

FIN

NO, NO SE ENOJEN CONMIGO UNU

Pronto saldrá la segunda parte cñores y cñoras jejox

-Mrcheann-

Tus ojos | YutaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora