Tus ojos | Yutae

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-¿Vivir contigo? Taeyong no quiero ser una molestia para Minseok Hyung.

Taeyong y sus ideas descabelladas. Quería que Yuta viva con él.

Con la llegada de Minseok nuevamente a casa, cambiaron algunas cosas; había implementado un teléfono de línea en la habitación de Taeyong. Con él trajo cientos y cientos de libros con braille de las historias que a Taeyong le gustan.

A los dos días se enteró de que Taeyong y Yuta salían, y le dio su aprobación.

Pasaron quizá 2 semanas después de haber terminado el trabajo y Taeyong lo extrañaba. Iba todos los días a su casa, pero no era lo mismo. Por alguna extraña razón, Yuta no se quedaba a dormir en su casa, supongo que no quería darle una mala impresión a Minseok.

Minseok se dio cuenta de que Taeyong no necesita tanta ayuda como él pensaba. De igual modo estar varios días sin ayuda de Yuta cuando se había ofendido con él habían sido suficientes como para aprender a la fuerza algunas cosas que él no hacía solo.

-A Minseok Hyung le conviene buscar un trabajo antes de que el dinero que nuestros padres nos dejaron se acabe. Y no puede trabajar y a la vez cuidarme.

-No lo sé.

-¡Yuta! —Taeyong se cruzó de brazos e hizo un puchero perfecto.

-Bien, bien, bien... ¿al menos lo hablaste con él? —Taeyong asintió.— Bien, me mudaré contigo.

-¡Sí! —Taeyong tanteó con su mano para saber bien donde estaba Yuta, luego se le abalanzó encima. Trastabilló pero pudo mantenerse de pie. Se sentó a los pies de la cama poniendo a Taeyong sobre sus muslos a horcajadas de él, agarrando su cara desde el mentón y plantando varios picos en su boca.

-Estás muy lindo hoy, como ayer, y antes de ayer, y todos los días desde que te conocí y seguramente antes que ello.

-Seguramente tú seas más lindo que yo. Con simplemente tocar tu rostro puedo sentirlo. —Taeyong le dio otro beso, un poco más largo.

-No, tú eres más lindo.

-Shh shh, cállate y bésame.

Yuta obedeció al menor, besando esos labios rosas, que después de una sesión de besos se convertirían en rojos como la sangre.

La espalda del japonés cayó en el agradable tacto de esas sábanas blancas como las orquídeas de la ventana de Taeyong, que ahora se encontraban mojadas porque había llovido temprano y parecía querer seguir lloviendo justo en ese momento.

Toda la atención de Taeyong fue a parar en el cuello de Yuta, dando muchos mimos ahí. 

Se incorporó y tocó la cara de Yuta, examinándola como siempre. El japonés le agarró esa misma mano y dejó besitos en ella.

El sonido de la perilla de la puerta hizo asustar a ambos, Minseok apareció del otro lado.

-Oh... Perdón si interrumpí algo. —el hermano de Taeyong se asomó un poquito por la puerta.

-No, no ¿Qué pasa? —replicaba Yuta.

-Ya está el almuerzo.

-¿Vamos Taeyongie? —el menor asintió emocionado. Con cuidado se levantó de Yuta y se dirigió hasta su hermano.

Yuta no podía encontrarse más felíz, tenía a Taeyong, un buen cuñado y ahora vivirán juntos muchos años... ¿verdad?

Una llamada interrumpió los pensamientos jocundos de un felíz Yuta. Un número desconocido... Vaya.