Parte 7

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Pendiente. Ella se encontraba pendiente ante cualquier suceso. Esperaba de manera meticulosa que algo nuevo pasara. Sin embargo, no había ocurrido cambio alguno. Trató de concentrarse y cerró los ojos para que ningún factor la distrajera. Tenía que estar atenta ante cualquier tipo de cambio.

Tony la miraba con ternura. Su hija menor estaba siendo sumamente adorable en ese preciso momento. Tomó sus manitos y las acomodó en su redondo vientre.

-ya verás que en cualquier momento se mueve- dijo Tony sintiendo las pequeñas manos de María- durante la mañana se movió mucho.

-pero no es justo- dijo la pequeña levemente enojada- yo estaba en clases cuando se movió, yo también quiero sentirla.

-ya verás que se moverá- dijo el hombre con la mirada cansada. Su hija podía ser bastante insistente.

-¿y si te doy chocolate? ¿o tal vez una dona? – Preguntó esperanzada- puede que eso lo motive.

-puede ser una buena idea.

-ya es muy tarde para golosear- escucharon ambos.

Los cuatro ojos apuntaron hacia el hombre que se hallaba en el marco de la puerta. Steve estaba de brazos cruzados mirándolos con una leve sonrisa.

-pero Pops- espetó María- quiero sentir al bebé.

-y lo sentirás- dijo el rubio acercándose a la menor y le revolvió su liso cabello, logrando sacar una que otra risa- pero debes ser paciente, cariño. Además, es tarde y todos tenemos que ir a estudiar y trabajar mañana.

-no tengo sueño.

-pero tu papá y el bebé se sienten cansados. Recuerda que hay que dejarlo descansar. Llevar un bebé le quita mucha energía.

-así es amor- dijo Tony besando la cabeza de la rubia- es hora de descansar.

-pero papá...

-nada de peros, María.

-María, te prometo que apenas el bebé se mueva te llamaré- dijo el castaño haciendo sentir mejor a la menor- ahora ayuda a tu gordo padre a levantarse del sillón.

Conteniendo la risa, Steve observó como su hija hacia un gran esfuerzo en sacar a su padre del cómodo sillón. Tony fingía que la fuerza de María era suficiente como para moverlo de ahí. En cuanto el hombre se puso de pie, le dijo:

-gracias, querida. Si no hubiera sido por ti y por tu gran fuerza, quién sabe cuánto tiempo hubiera quedado varado ahí.

-de nada papi- dijo la rubia abrazando el vientre del castaño- buenas noches, hermanito o hermanita. Nos vemos mañana.

Luego del abrazo la rubia se alejó de ambos adultos dirigiéndose hacia su habitación.

-oye ¿y nosotros?- preguntó Tony mirándola subiendo en las escaleras -¿estamos pintados acaso?

-buenas noches papás.

-buenas noches, cariño- dijo Steve observándola desaparecer por el pasillo- que tengas lindos sueños.

-también ustedes.

Cuando sintieron el portazo de María, los hombres prosiguieron a irse a su habitación. Mientras caminaban hablaban entre susurros.

-gracias por sacarme de ahí- dijo Tony al subir las escaleras- el trasero ya se me estaba quedando dormido. María estuvo así por al menos una hora.

-no la culpes- dijo Steve tomando los hombros del castaño- ella solo está emocionada por su nuevo hermanito.

-lo sé.

Cuando menos se esperaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora