Abrió lentamente los ojos y observó la habitación en la que dormía. Los rayos el sol traslucían a través de las ventanas, lo cual indicaba que sería un lindo día soleado. Los pajaritos cantaban anunciando la llegada de la primavera. Se puso de lado y miró a su esposo dormir, quien lo hacía de una manera incómoda. Cumpliendo recientemente los ocho meses de embarazo, a Tony le complicaba encontrar posiciones que le fueran cómodas para poder dormir. El bebé había adquirido un gran tamaño, lo cual hacía que el omega tuviera recurrentes dolores de espalda y de pies. Los niños lo escuchaban gran parte del día quejándose de los cotidianos malestares. Los varones de la casa aguantan con mucha paciencia al omega, mientras que María solo se limitaba a ignorar el tema y jugar. Steve sonrió con ternura al ver a su esposo con el ceño fruncido. Lo admiraba, ya que, cargar con un bebé no era sencillo. Es por eso que siempre trataba de mimarlo la mayor parte del tiempo. Entre su nuevo trabajo y el permiso prenatal del castaño, le era mas complicado pasar tiempo con él.
Se acercó a su esposo para besarlo dulcemente en la mejilla. Luego, se levantó vigoroso. Hoy había despertado con mucho animo y energía. Abrió las cortinas dejando que el sol ingresara iluminando toda la habitación. Se deleitó con el paisaje que le entregaba su balcón.
Sí, definitivamente hoy sería un buen día.
Salió de la habitación y se dio una ducha rápida para refrescarse. Cuando ya estaba perfumado y listo para preparar el desayuno, se encontró con una inesperada sorpresa al entrar en la cocina.
-¿Y ustedes? -preguntó Steve mirando a sus hijos -¿no deberían seguir durmiendo?
Peter, Harley y María se habían apoderado por completo de la cocina. María se encontraba sentada en la mesa sirviendo la leche, mientras que Peter tenía las manos en el sartén. El padre de familia se acercó para husmear un poco y se sorprendió que el mayor de sus hijos estuviera haciendo panqueques.
-¿Desde cuando sabes hacer panqueques? -preguntó asombrado.
-Gwen me enseñó a hacerlos.
-Queríamos darte una sorpresa, Pops-dijo María dejando la leche a un lado para ir a abrazar a su padre- ¡hoy es tu día especial, feliz cumpleaños!
-Ohh, se acordaron- dijo el alfa mientras abrazaba fuertemente a su hija.
-¿Cómo podríamos hacerlo? -preguntó irónicamente Harley- sera mejor que comas antes de que se enfríe.
-Muchas gracias, chicos- dijo Steve abrazando a cada uno de sus hijos- de verdad, lo valoro muchísimo. Iré a despertar a su padre, para que comamos todos juntos ¿si?
Los niños asintieron mientras que Steve realizó nuevamente el viaje por las escaleras. Se sentía feliz, sus hijos habían preparado un desayuno para él. Aunque debía admitir que no estaba sorprendido, los niños siempre se las ingeniaban para hacer algo especial para el día de su cumpleaños y este año no fue la excepción.
-Tony-llamó el alfa ingresando a la habitación- el desayuno está listo.
Sin embargo, en cuanto llegó su esposo no se encontraba en la habitación. Aún así, su desaparición no duró bastante. Se abrió la puerta del baño, y Tony salió fastidiado de ahí. Usaba una bata gris que le quedaba larga de mangas. Entonces dijo:
-Todo es tu jodida culpa.
-¿Disculpa? -preguntó Steve sin entender de lo que hablaba el omega.
-Que todo esto es tu culpa- reiteró el omega.
-¿Ahora que hice?- preguntó Steve resignado.
-Ochenta y cinco.
El alfa se sentó en la cama y esperó a que el omega le explicara con mayor detalle, este al ver que su esposo no entendía del todo, prosiguió:
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Cuando menos se espera
Short StorySiempre dicen que un bebé es una bendición, ¿no? Sin embargo, para los ojos de algunos no siempre lo es.