~I~

4.9K 282 28
                                    

No existía mayor satisfacción que mojar los  pies en las profundidades de un riachuelo a esas horas de la mañana. Y a pesar de que su madre le había encomendado una tarea, Hinata no pudo resistir la tentación de sumergirse en el  agua. Solo pensaba mojar  sus pies, pero el deseo de sentir el agua fría recorrer todo su cuerpo fue mucho mayor.

Minutos después observó su desgarbada apariencia. Por más que su madre se esmerara en hacerle esas hermosas trenzas y comprarle esos hermosos y caros vestidos, Hinata siempre buscaba la manera de salirse con la suya y regresar a casa despeinada y con los trajes arrugados.

Y aunque ella trataba de explicarle a su madre que solo se divertía, su madre la regañaba severamente. Le decía que ella era una señorita y que pronto tendría que comenzar a comportarse de una manera sofisticada y refinada.

Aunque su madre no entraba en detalles sobre el asunto, Hinata se preguntaba el porqué de aquel esmero en enseñarle tantos modales. Al final ella solo era una chica de campo. Una soñadora que quería tener su propia granja llena de animalitos por todos lados y de un buen hombre a su lado que la llenara de hermosos hijos.

"Es un sueño anticuado y sin ambición"

Las palabras de su madre resonaron en su cabeza. Para ella, aquel sueño anticuado era el paraíso. Y aunque su madre, al parecer tenía otros planes para ella, no descansaría hasta mostrarle que su mayor anhelo era permanecer en Konoha. Realizar su vida allí en aquel pequeño y calmado campo lleno de tantos colores.

Trato de exprimir su vestido varias veces antes de encaminarse hasta la casa. A su madre no le gustaría nada su apariencia. Aveces se preguntaba porque su madre actuaba de aquella forma. Ella no era una dama de ciudad. Pero recordó vagamente que su tío Tobirama le había mencionado algo sobre el trabajo de su madre en la gran ciudad. Ella solía ser la ayudante de cámara de alguna dama. Quizás de ahí provenía tanta refinación. Lo único que agradecía sinceramente eran las clases privadas y la facilidad a una gran biblioteca. Amaba leer los libros que le traían importados desde Londres. En especial aquellos que podían enseñarle un pedacito de lo que era el mundo a las afueras de Konoha.

Soltó un suspiro al pensar que a pesar de amar su pequeño pueblo, le hubiese encantado conocer otros lugares.

Iba tan sumergida en sus pensamientos que no se percató del muchacho que corría hacia ella.

–¡Señorita Hianta!

–Kiba, Ya te he dicho que me digas solo Hinata– le dijo cuando el muchacho estuvo lo suficientemente cerca.– ¿Por que vienes tan alterado? ¿Pasó algo en la granja?

–Tiene que venir a su casa ahora mismo, su madre la está buscando como loca por todas partes. Al parecer tienen una visita desde Londres.

Hinata se sorprendió al escuchar aquel dato. Era extraño que alguien los visitara. Konoha era un pueblo pequeño y todos se conocían. ¿Quien podría ser?

–Gracias Kiba, iré enseguida– diciendo esto, agarro el despampanante y mojado vestido y se echo a correr hasta llegar al otro extremo donde se encontraba la casa.

Al llegar noto como su tío Hashirama salía furioso de la casa y cerraba la puerta con un portazo. No era algo fuera de lo común. El solía ser así de efusivo  cuando se hacía algo que no le gustaba.

Paso por su lado sin siquiera notar su presencia. Hinata ignoro la falta de saludo y se apresuró a entrar en la casa. Camino por el pequeño pasillo y llego hasta la sala principal.

Inocente Amor Donde viven las historias. Descúbrelo ahora