~ VII ~

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No servía de nada entregar una tarjeta de presentación. Sabía muy bien que la madre de Hinata no lo recibiría. Así que entró por aquellas puertas como si de su casa se tratara. Sasuke había llegado esa mañana con la licencia especial y Naruto no podía esperar para tener a Hinata desnuda en su cama y bajo el calor de su cuerpo.

El simple pensamiento lo excito. Tenía que resolver todo aquello cuanto antes o moriría de pelotas moradas.

Se adentró por la sala captando la tensión de todo el servicio.

–¿Donde se encuentra lady Hyuga?– pregunto a un lacayo que se encargaba de llevar una bandeja con refrigerio.

– Hinata está indispuesta Excelencia– le contesto una voz algo irritada.

Naruto se dio la vuelta para encontrarse con la postura rígida de Hanna. Aquella mujer, por alguna razón le causaba escalofríos. Si no fuera por la belleza que Hinata había heredado de ella, jamás pensaría que esa mujer frívola fuera su madre.

–¿A que se refiere con "indispuesta"? Necesito verla.

–Ella no puede ver a nadie, ya le dije, esta indispuesta.

Naruto frunció el ceño. Algo no le parecía del todo bien.

–Me parece que debo hablar con usted.

Esta vez fue Hanna quien frunció ceño.

–Pase por aquí excelencia, ¿desea algo de té?

–No, prefiero whisky.

Hana asintió y le lanzó señas al
Lacayo.

Naruto observó la autoridad con la que se movía aquella mujer y no le agradó. Estaba seguro que tampoco le sería muy cómodo a la condesa viuda.

Entraron a la sala principal. Hanna se acomodo en un asiento y Naruto en el otro.

–y bien excelencia, ¿Que es lo que desea hablarme?

Naruto se acomodo en su asiento y cruzó una pierna.

–Deseo casarme con Hinata– espetó.

Hanna no parecía sorprendida, así que Naruto entiendo que Hinata ya le había contado sobre sus planes. Aún así debía ser cauteloso con sus palabras, seguía teniendo la sensación de que algo no andaba bien en esa casa.

–Lo siento excelencia, pero eso no  será posible.

Tomó el vaso que le extendió el lacayo y bebió. Naruto esperaba esa repuesta, sin embargo se atrevió a preguntar

–¿Por que? No es que me interese su opinión, pero Hinata me contó lo necesitada que están por un marido. Dígame Señora, porque no será posible.

Hanna tenía una expresión de absoluta irritación, aún así se las arregló para contestar Serena.

–Por que Hinata se comprometió con alguien más.

Aquella respuesta lo desconcertó. ¿Acaso Hinata había roto su trato? Si era así lo pagaría muy caro. Respiró profundamente y se tomó lo que quedaba de su bebida de un solo trago.

–¿Se puede saber con quien, si me permite preguntar?

Hanna tomó un sorbo de té y le dedicó una amplia sonrisa llena de satisfacción.

–Lord Otsutsuki, por su puesto.

El estallido del cristal rompiéndose en las manos de Naruto hizo que Hanna se sobresaltará y adoptará una postura de defensa.

Naruto sacudió los cristales que se quedaron en su mano e ignoró las pequeñas cortaduras llenas de sangre.

–¿Está bromeando?

Hanna intentaba hablar pero la expresión fría reflejada en los ojos de Naruto la alarmó, y por primera vez en mucho tiempo sintió temor de alguien. Aquel hombre le comenzaba aterrar.

–N-No. Por supuesto que no. Mi Hinata se casará con Lord Otsutsuki. No se que le dijo Hinata pero ya sellamos el trato con el señor Otsutsuki.

Naruto se puso de pie ardiendo en cólera. Tenía deseos de tomar aquella mujer por el cuello y estrangularla. Pero se aguantó. Si ella y su hija pensaron que podían tomarle el pelo se iban arrepentir. No pasaría un día en el que no se encargaría de arruinarles la vida.

Comenzó a caminar hacia la salida ignorando la expresión  de la servidumbre. Estaba encolerizado. No podía pensar con claridad. La rabia estaba nublando sus pensamientos y en lo único que podía pensar era en lo estupido que había sido en confiar en aquella mujer. Una vez más volvía a dejarse engañar por otra maldita mujer. Pero las cosas no se quedarían así. Hinata Hyuga y su madre pagarían muy caro su humillación.

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Era muy tarde. No había forma de deshacer lo que él miserable de Toneri le había hecho. Habían conducido hasta Gretna Green y la había forzado a firmar la hoja de matrimonio. Estaba oficialmente casada con aquel ser despreciable.

Las lágrimas salían de sus ojos como fuentes. La rabia y el resentimiento estaban acaparando todo su corazón. Jamás imagino que podría llegar a odiar tanto como odiaba a Toneri, pero más que eso como odiaba a su madre. Jamás le perdonaría lo que le había hecho.

Su corazón se encogió al pensar en Naruto. ¡Dios Naruto! La odiaría tanto cuando se enterara  que se había casado con otro. Pero quizás si hablaba con él y le contaba lo que había sucedido el entendería, quizás el podría ayudarla a salir de aquel matrimonio forzado. Uno al que ella jamás había accedido. Esperaba con todas sus fuerzas que Naruto le creyera.

Por alguna razón aquello le dolía más que nada. Naruto no era un buen hombre, o al menos eso decía todo el mundo, incluso el mismo lo afirmaba. Pero ella no podía dejar de pensar en sus besos y sus caricias. En lo protegida que se sentía estando entre sus brazos. Tan diferente al repugnante beso que le había robado Toneri.

Solo de pensar que tenía que entregarse a él le causaba unas terribles náuseas. Tenía que buscar la forma de salir de aquel matrimonio. De que se anulara y ella pudiera quedar libre.

Por suerte Toneri no la había tocado y había insistido en llegar hasta su casa en Londres para tomarla. ¡Que Dios la ayudase! Necesitaba buscar la forma de escaparse. Entonces se le ocurrió una idea.

–¿Cuanto falta para llegar a Londres?–Pregunto.

Toneri le dedicó una repugnante  sonrisa.

–Estas ansiosa también. Falta poco, menos de una hora.

Ella casi vomita al ver la chispa de lujuria en sus ojos, quizás imaginando como la tomaría.

Espanto aquella línea de pensamientos. Tenía que concentrarse en penar algún modo de escape.

–Si no te molesta, mi Lord... me gustaría ir a mi casa por algunas cosas.

Toneri estudió su expresión.

–Si se trata de ropa y esas chucherias que ustedes las mujeres tienen, mañana podrás buscarlo. Mientras tanto puedes usar algo de mi dinero para comprarte ropa. Claro, tendrás que devolverlo con creces  cuando cobremos es herencia.

Hinata oculto su desprecio y le dedicó una sonrisa asintiendo. Tenía que pensar en un plan B. Si estaban a menos de una hora de llegar a la ciudad, significaba que la mansión de Naruto quedaba muy cerca de allí.  Si buscaba la forma de escaparse, llegaría hasta casa de Naruto y le contaría todo, con la esperanza de que el pudiera ayudarla.

Tenía que pensar en algo. Si llegaban a casa de Toneri sería demasiado tarde para ella.

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Continuará...

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