Inocente Amor

~Final~

Hinata observaba como el sol se perdía en el amplio horizonte. Era una de las vistas más hermosas de Konoha. Solía esperarlas sentadas en la entrada  de la casa, mientras tomaba el té con sus tíos y su Madre.

Aquel recuerdo le provocó un terrible y agudo dolor. Su madre la había traicionado y abandonado. Había escogido su propio destino sin importarle mucho que había sido de ella.

Recibió  una carta departe de Kuranei donde le contaba que su madre y la condesa viuda habían logrado una amistad, le contaba como ellas intentaban recuperar la herencia que  Hinata había dejado atrás. Una parte de la herencia había sido entregada a la condesa viuda, mientras que la otra había sido donada a la caridad.

Su madre debía estar furiosa.

El sol comenzaba a dibujar una fina línea entre las montañas. Que mucho había cambiado su vida desde que se había marchado de la mansión Namikaze.

Habían pasado varios meses y Naruto jamás la había seguido. No es que quisiera que lo hiciese, pero saber que en realidad él jamás sintió nada por ella más allá de una simple atracción le rompía el
Corazón en mil pedazos.

–¿Aún observas el atardecer?– le pregunto Hashirama mientras se acercaba ella.

–Sabes que es una de las partes más hermosas del día.

Hashirama se sentó a su lado.

–Es eso, o aún tienes la esperanza de que venga por ti.

La sonrisa de Hinata se desvaneció. Instintivamente acarició su abultado vientre, agradecida por no haberse ido con las manos vacías.

–Se que no vendrá.

–¿Por que lo sabes?

Hinata no quería responder a su pregunta, pero las lágrimas y el dolor querían asaltarla. Se puso de pie bruscamente.

–Solo, lo se.

Hashirama también se puso de pie y le dedicó una cálida sonrisa cargada de tristeza.

–Estas mucho mejor con nosotros, en familia. Eres una Senju Hinata, no una Hyuga.

Y ella lo sabía muy bien. Agradecía estar en familia, era su deseo desde que había pisado Londres, pero al conocer a Naruto todo había cambiado. Su amor por él la hicieron anhelar algo más.

–¿Se lo dirás algún día?– quiso saber Hashirama.

Hinata cerró los ojos.

–Debo hacerlo. No cometeré el mismo error que mi madre. Mi hijo debe conocer a su padre.

Hashirama asintió y luego ambos continuaron observando como el sol se perdía definitivamente trayendo consigo la noche.

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Sasuke se adentró en el amplía biblioteca y observó la figura desaliñada de su amigo. Al parecer había tomado varías botellas, porque se notaba que no podía ni ponerse de pie.

–¿Cuando piensas abandonar este lugar?– le pregunto.

–Solo déjame solo Sasuke.

Sasuke siguió avanzando por la estancia hasta llegar frente a su escritorio.

–Naruto, han pasado ocho meses. Tienes que ir a buscarla.

Naruto tomó una botella vacía y la arrojó contra la pared.

–¡Ella me abandonó al igual que mi madre! No iré tras ella.

Sasuke frunció el ceño.

–¿De que estás hablando? Naruto, jamás le confesaste lo que sentías por ella. Tomaste su virtud y sin decirle cuánto la querías. ¿Crees que Ella no habrá mal interpretado todo?