6. Un Favor

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Cayden

Observó a todos mis alumnos muy concentrados, algunos como mi pequeña muerden la pluma y otros se golpean la cabeza. En estos momentos si que deben odiarme. No puedo creer que no puedan con un sencillo exámen sorpresa de 40 preguntas. Es todo lo que vimos desde principio de año, hasta la fecha.

Paso por todos los lugares verificando que nadie haga trampa, aunque lo dudo. Como lo dije: es un examen sorpresa.

Me dentego en medio de la hilera en donde Al se encuentra sentada y rápidamente miro sus piernas.
¿Porque carajos se sube su falda? ¿Para quien lo hace? Con sólo recordar a ese estúpido niño tengo ganas de reprobarla ahora, pero si lo hago me odiara más de lo que seguro ya lo hace.

—Señorita Pliego— digo con voz dura. Exaltada sube su mirada hacia la mía— sientese adelante.

Sin protestar toma su examen y pluma. No permito ni lápiz o corrector porque en automático la respuesta es errónea. Continuó con mi recorrido para finalmente situarme frente al pizarrón, donde puedo observar a todos.

—Medina— la joven salta en su silla, sabe que la descubrí— entregueme su examen.

No sabe que decir, se niega a darmelo. Con una chingada, yo no habló dos veces. Cansado de estar jugando al "ya guardó mi móvil" me acerco y tomó el jodido examen para romperlo en dos pedazos.

—Dije "celulares guardados."— recalcó, todos o la mayor parte del salón mira la escena.

Sonrió en mi interior por causar temor en mis alumnos, así mismo por ver que la única que continuaba concentrada en su examen era mi Al.

La manera en que se cruzaba de piernas, sus calcetas debajo de su rodilla y su horrible pero corta falda gris me ponían a mil. Me encantaría quitarle poco a poco su uniforme. Pero de igual manera soy consciente de que debo controlarme, a pesar de haber decidido que pronto le dejaré en claro a quien le pretenece de igual manera tengo que ganarme su corazón.

Eso es lo que quiero; que me ame de la misma manera que yo y que me acepté.

—Se acabó el tiempo— todos se quejan y piden más tiempo, sin embargo, yo no puedo hacer nada. Esta era la última clase del día.— Señorita Pliego. ¿Podría recoger los exámenes?

Asiente y se pone de pie. Para pasar por los exámenes de sus compañeros.

En momentos como este siento que no seré capaz de controlarme, la necesito más cerca de mi. La deseo conmigo y sólo conmigo. Odio que les sonría a cualquier otro hombre, sencillamente no lo soporto.

Para estos momentos, todos han salido, ella se acerca a mi.

—Deme un momento— le pido.

¿Porque mierda deben esperarla esos chicos? Mierda, mierda.

—Listo— le digo con seriedad. Me da los exámenes y me carcome el corazón cuando me dice con un puchero:

—Por favor, no me repruebe— quiero decirle que no lo haré, que le pondré el 10 si me lo pide pero no puedo.

La miro con una muy buena fingida molestia— Deme los exámenes. Y por favor, dígale a su prima que hoy iré a su casa.— susurro esto último.

De muerde el labio, oh por Dios, con esta chiquilla voy a morir. Que sexi se ve.

—Es que no iré a casa ahorita— ¿Cómo que no irá a casa?— bueno, es que mi novio vendrá por mi y saldremos— dice con una pequeña sonrisa. ¡Mit einem Fick! (Con un carajo)— y am tampoco tengo celular, pero puedo decirle a Aldo que les marque. Así que esta bien, profesor Dunkel.— sonríe y da la vuelta para tomar su mochila y salir del salón.

Secuestro ObsesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora