21. Estrategias

6.8K 292 23
                                    

ALEJANDRA

Meses atrás

Sentía que el tiempo se agotaba, y es que, en verdad se me terminaba. El bombeo de mi pecho era tan rápido que creía en  cualquier momento mi corazón se saldría y no precisamente por algo positivo o una ilusión de enamoramiento, sino, por el pavor de que la jornada escolar terminará. No quería regresar a casa, no deseaba que el profesor me tocará y que murmurara parte de su locura hacia mí, simplemente, estaba agotada. Mis piernas tiemblan, es cuestión de tiempo para que las clases terminen y mi infierno se vuelva más intenso — de ser posible—. Lo que pasa en la escuela no es nada comparado a lo que sucede en mi casa, a los gritos de mi madre, las malas caras de mi hermano y el poco valor que yo tengo.

Mordi mi labio, tal vez si corría, quizás si yo hablará con alguien...

<<¿Con quién? ¿Con mamá?>>

No, ella no sería una opción.

Ella no confía en mí, ella me odia, se avergüenza de que yo sea su hija. Desde que ese hombre ha llegado a nuestra vida, dejó de ser condicional a mí, pero...

¿Alguna vez lo fue?

Mamá siempre me regañaba, ella siempre pensó que yo era una egoísta que sólo pensaba en sí misma, ¿lo soy? Mamá me ama, yo sé que me ama porque todos los padres aman a sus hijos, ¿verdad? Ella no quiere decirme cosas hirientes, es sólo que a veces se siente frustrada porque no hay suficiente dinero y mi profesor, ha reconstruido la casa...

¿A que precio?

A acosarme e intentar manosearme porque creé que tiene un derecho que no le corresponde. Dice que me ama, sin embargo, no sé da cuenta que ésta obsesionado. ¡Por Dios! Él está casado, sale con mi prima, tiene un hijo y es mi maestro de historia. ¡Esta mal! ¡Muy mal!

Y sí.... ¿Y si pidiera ayuda a la policía?

Muerdo la tapa de mi pluma, y niego sin darme cuenta.

—Señorita, ¿alguna duda? — saltó en mi lugar al escuchar su glacial y seria voz, alzo la cabeza y lo miro a esos ojos severos que intimadan a cualquiera.

Mi corazón para, no puedo evitar sentir miedo.

Miedo, eso es lo único que puedo sentir por ese hombre. ¿por qué debo ser yo?

—No profesor, lo siento. — el tono que utilizó es —inconscientemente — bajo, sumiso.

Joder, ¿desde cuando fui así?

<<Desde siempre>> me dice la voz en mi cabeza.

Siempre sumisa ante mi mamá y mis hermanos, debajo de los demás siendo la chica que obedecía por temor a ser golpeada o por ser la ilusa con ilusiones inexistentes.

El profesor Dunkel regresa la vista a su libro y continua con su lectura. Me siento tan estúpida por todo esto.

¿Llamar a las autoridades? Suena tentador, no obstante, sus amenazas no salen de mi cabeza. Muchos dicen que perro que ladra no muerde pero él me ha demostrado que si lo hace. Ese hombre ha logrado joder mi vida, arruinarla de un día a otro.

¡No puedo arriesgarme a que lastime a los seres que amo! ¡No permitiré que lastime a mi familia!

Volteó a mi derecha, Damián me mira con preocupación enmarcada en su rostro, mis demás "ex" amigos también lo hacen, mi vida ha dado un cambio tan radical que a veces parece ser mentira.

Secuestro ObsesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora