7. Decisivo

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Cayden

Mire con atención las fotografías que tengo en mi poder, en todas ellas mi Al se ve realmente hermosa. Pero no puedo evitar sentir irá, no me gusta para nada que salga con ese tipo en la mayoría de las putas fotografías.

Olfateo cada foto imaginando que en ellas se encuentra impregado su olor y más en las pocas que sale sola, las cuales se ven un poco oscuras ya que han sido tomadas cuando sale para la escuela. Aunque eh de admitir que los hombres de mi primo hacen un buen trabajo al vigilar cada movimiento de mi pequeña. Acario su rostro en el papel fotográfico, es hermosa en verdad.

Pienso si debo preocuparme, en estas últimas ha estado más alerta, quizás ya haya notado que alguien la ha estado siguiendo en este par de semanas. A pesar de que me hubiese encantado ser yo la persona que la siguiera, pero hubiera sido un caos tener que contener las ganas de entrar a la casa de ese imbécil para ver porque chingados se la pasan tantas horas solos en su casa, así mismo no creo que seria posible soportar las ganas de clavarle una bala en medio de esas angostas cejas. Es más, aun estoy pensando si clavarle ahorita esa bala, no soporto que Ale pase todo su tiempo libre con ese idiota.

¿Que carajos tiene él que no tenga yo? ¡Exacto! Nada. ¡Absolutamente nada! Si no todo lo contrario. Yo soy mucho mejor que ese Dummer Junge (Estúpido chico). Tengo dinero, mucho dinero, una gran casa, trabajo y sobre todas las cosas la amo con gran locura que no puedo describir.

¿Porque no puede darse cuenta de ello?

No me ve ni mierda, no por lo menos de la maldita forma que anhelo. Para ella tan solo soy su infiel profesor.

Necesito sacarla de aquí, necesito que sea feliz y no lloré más. No soporto escuchar como la estúpida de Sandra le habla sólo por una puta taza. ¡Por Favor! Es su hija la que se cortó y le importa más la puñetera taza de muñequitos.

-¡Eres una buena para nada, Alejadra! Nunca, pero nunca puedes hacer las putas cosas bien.
-Fue sin querer, lo siento mamá - verla así me partía el corazón, tenía miedo. Miedo de su propia madre.

Su mirada Era furiosa y la mía también, no por que Ale me haya tirado encima de los zapatos el café, sino por la manera en que Sandra le hablaba- Mira la pendejada que hiciste de nuevo. ¿Acaso eres tonta? ¡CONTESTA!

-Sandra- dije en advertencia, no me gustaba ver así a mi niña.

-Cayden ¿Estás bien?- que molesta Es esta mujer. Anel me mira como si algo grave me hubiera pasado. Admito que si alguien más lo hubiese echo estaría realmente furioso, pero con ella no.

-Lo estoy. Sandra, no hay problema en verdad.- trato de no salir de mis casillas, pero no puedo evitar tensarme.

Sandra me mira unos momentos y regresa la vista a Ale que comienza a recoger los pedazos de la taza rota.

-¡Lárgate de aquí!- grita y va por la escoba para barrer- yo recogo. Para que de te quite vas a lavar los tenis de Cayden ¡Y no te quiero ver llorando!

-PUES DEJA DE GRITARME. FUE UN ACCIDENTE-

-¡A mi no me grites chamaquita pendeja! ¡Que no somos iguales!

Siento mi cuerpo tensarse con todo esto.

-SIEMPRE TE LA PASAS EN TU ESTUPIDA NUBE COLOR EN ROSA ALEJANDRA. Yo creo que con eso vas a comer. Siempre putas puedes hacer las cosas bien.
No dice nada más, alguien toca la puerta y sin decir otra cosa, ella sale como un rayo mientras su madre le grita. Escucho la puerta azotarse. Sé que no debo hacer esto pero no puedo evitarlo, mis pies no me escuchan, además de que si sigo ahí soy capaz de golpear a su madre y a Anel de una manera tan violenta que nadie las reconoceria.

Secuestro ObsesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora