14. Yo no Quería

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Cayden

Sentía que mi corazón estaría a punto de salirse ¿Qué mierda es lo que digo? La cursilería jamás había quedado conmigo, sin embargo, esto era parte de lo que Alejandra había logrado transformar en mí. Sólo con pensar en ella me hace sentir como un estúpido adolescente  enamorado, y sí, es lo que soy. Tal vez no un adolescente pero sí un hombre que esta perdidamente enamorado.

Lo que más deseo en estos instantes es poder llegar y estar a su lado, quiero estar con ella para tranquilizarla y orientarla, esto será un poco difícil pero bueno, ella nunca me la ha puesto nada fácil, sino todo lo contrario. Mi niña nunca ha sido una chica fácil, eso yo lo sé, esa y muchas  cosas más fueron lo que me hicieron fijarme en ella; aunque de igual manera debo admitir que no hay un solo segundo en que no me reicrimine no haberla visto antes para desde un principio hacer las cosas bien e iniciar a conquistarla. ¿Porque carajos me resultaba indiferente, si era todo lo que yo buscaba? Ella era un tanto extraña, pero eso sólo era parte de lo que me hacía amarla más; constantemente escuchaba que varios la llamaban amargada porque no se reía de las mismas estupideces que otros chicos de su edad, era bastante reservada en ciertas cosas sin embargo, cuando reía se le hacían aquellos finos y apenas visibles oyuelos entre sus labios y mejillas. Su curiosidad era algo novedoso, sus berrinches eran un tanto tediosos y tiernos a la vez (sin duda una fascinante combinación).

Miraba hacia la puerta, apenas había concluido la renovación de la casa de Ale, se supone que ella Estaba con una amiga, pero yo estaba ansioso. ¿Y si no era así? Casi nunca intercambiaba palabras conmigo más que un par de veces, y yo sólo quería escuchar su voz dirigiéndose únicamente a mí. En esos momentos la puerta se abrió y ella entró, intente tomar aquella indiferencia de nuevo, así que muy discreto la veía. Fue mi sorpresa cuando la ví sentarse en frente de mi.

—Profesor Dunkel— odio que me diga así. Me gustaría que me llamará por mi nombre o con un lindo apodo.—¿Puedo hacerle una pregunta?

—¿Es de la clase?— continúe con mi aire de indiferencia y seriedad, sin quitar "mi vista" de lo que leía.

—No.

—Si no es ninguna tontería— ella fruncio el ceño, aún recordaba la  noche anterior en el patio— pregunté señorita Pliego.— sonrió delicadamente y sentí mi corazón quererse salir.

—¿Usted porque se enamoró de mi prima?— ¿Enamorado? ¿Yo? ¿De Anel? Eso si que era divertido

No quitaba su mirada ansiosa de encima de mi.

—¿A lo que me refiero, es.....— se quedo pensativa unos momentos.

Quería tomarla y besarla pero aun no era el momento. Pronto.

—¿Qué es lo que piensa que una persona ve primero, lo físico o los sentimiento?— formulo. Por supuesto que el fisico.

—Para los chicos de tu edad, creo que la respuesta sería los sentimiento. Eso es lo que gran parte quiere creer.

—Pero no es más que una mentira. Vamos profesor, no le he preguntado por los chicos de mi edad o mi generación, sino lo que usted piensa.— no me gusta el tono en cómo me habla, pero a la vez me parece excitante.

—Es mi respuesta, pienso que en esta generación gran parte de los y especialmente las jóvenes suelen caer en un sueño, donde la ilusión que un sentimiento es lo primero en que uno se fija es más grande que la realidad. Por eso hay una gran taza de obsesiones, corazones rotos y ¿Porque no decirlo también? secuestros.

—Bueno, pero no todas las personas son así. No todas las personas hacen eso, no todos son malos — que inocente.— no se puede generalizar a todas las personas por unos pocos. Concuerdo con usted al decir que la mayoría de las personas suele pensar que los sentimientos son lo que se ven principalmente, porque es una enorme mentira. Un sentimiento es algo intangible, por lo tanto no es algo que pueda verse; todo lo contrario al físico, sin importar lo que creamos es lo primero que vemos en una persona para empezar, como decirlo...... a escáneres. Después claro que la conocemos y podemos comenzar a juzgarla ya no por su físico, sino por los sentimientos que ellos demuestran— me encanta lo que dice, sin embargo, le falta ver que hay personas que suelen mentir incluso en eso, tal como yo.

Secuestro ObsesivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora