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   Su estadía en el hospital no tendría que haber sido realmente larga, aun así pidió quedarse hasta el día siguiente puesto que tenía tan pocas ganas de volver a casa y quería prepararse un poco antes de tener que afrontar la situación, por la parte de su salud los médicos solo esperaban a que despertara para revisar, y preguntar, por los nuevos y anteriores golpes que su cuerpo presentaba, esos que Timothy le había dejado antes, en su última pelea. Y al observar las heridas, distinguiendo las de entre las que Jason le provocó, noto como aun debilitado Tim se aferraba a conseguir su libertad, y vaya libertad que le dio, confinado a una cama con tubos adheridos a su cuerpo y máquinas que lo monitorean.

   Solo lo podía ver desde el otro lado del cristal, ni su padre ni hermanos, incluso Alfred, se encontraban presentes y ninguno de ellos le negó la información al preguntar a una enfermera por el paradero del mayor. Un doctor revisaba a Timothy en ese momento, y al percatarse del menor al otro lado le ofreció entrar por un tiempo, aun así y después de largas horas no se atrevía a abrir la puerta a su lado, solo lo miraba a lo lejos no sintiéndose digno de estar junto a él nunca más.

   —Lo siento Timothy —musito con la voz desgarrada, recargó la frente en el vidrio solo para evitar que cualquiera que pasara viera sus lágrimas caer, nuevamente no las pudo contener y la culpa lo volvía a invadir, sus ojos rojos he hinchados ya irritados de tanto frotarlos evidenciaban cuanto había estado sufriendo en tan poco tiempo.

   Y asi el dia paso y en todo ese tiempo se mantuvo parado frente al cristal, estático, solo observando, finalmente tuvo que retirarse solo por las enfermeras que le pidieron que volviera a su habitación y sin que algún encargado se percatara tomó algunos sedantes, tomo solo la dosis necesaria para inducir en un sueño que no creía poder conciliar por sí mismo. De esa forma al día siguiente, agitado despertó más tarde de lo habitual y no fue hasta media tarde que finalmente decidió salir del hospital, no podía seguir quedándose en el lugar como paciente pero aún así tomó otro poco de tiempo para despedirse de Timothy. Al salir por la puerta principal vio como el atardecer daba paso a la fría noche, dándose cuenta que estaba tan perdido en Timothy que perdió la noción del tiempo, ya despues noto que Alfred esperaba por él a unos pasos de la entrada, al acercarse lo suficiente vio que un su mirada había cierto grado de decepción y aún así lo recibió como normalmente lo haría después de un dia de clases entregando le un suéter para cubrir lo del frío viento, al entrar al auto, que a unos pasos lo esperaba, fueron hacia la mansión en un pesado silencio.

   Y al ni siquiera saber que decir a Alfred, cada vez la culpa iba en aumento.

     

   Al arribar mucho más tarde, ya entrada la noche, a su hogar Bruce no tuvo el tiempo, o más bien, no se atrevió aún a lidiar con el menor, pese a que Damian se había tomado su tiempo parecía que aún nadie estaba listo para afrontar con las consecuencias de sus actos; y aun siguiendo con sus deberes como Batman en un intento de disuadir su creciente furia, Dick y Jason no pasaron por la mansión ni salieron esas noches a patrullar, suponiendo que Bruce estaba en un estado parecido a cuando perdió a Jason no querían estar cerca de su mentor en esos momentos, aún menos el forajido que tampoco estaba listo para confesar al detective su complicidad, aunque creía probable que el mayor ya estuviera enterado de todo. Mientras de Alfred, por mas confiable y paternal que era con todos, no pudo conseguir palabras de su parte, ya que aun le era difícil asimilar lo que Damian había hecho a Timothy, decepcionado también consigo mismo al no haber notado lo que el menor tramaba ya sabiendo los sentimientos que aquellos chicos ocultaban.

   Por esa última noche todos se distanciaron nuevamente para poder meditar lo sucedido y dar paso a sus próximas acciones.

   Y precisamente por eso Damian no pudo conciliar nuevamente el sueño, al cerrar sus ojos solo podía ver a Timothy, verlo odiandolo, verlo sufrir por sus actos, verlo convulsionar hasta casi morir, verlo postrado en esa camilla de hospital y la peor de todas verlo en un féretro rodeado de rosas blancas; escuchaba sus gritos, sus palabras dolidas, sus insistentes reclamos y escuchando voces que repetían una y otra vez “Te odio”, “ Es tu culpa”, “Eres un asesino” con la voz de Timothy, de Jason, de Richard, de Alfred, y la más pesada de todas, la de su padre, a veces eran gritos otras susurros, pero mientras más los escuchaba más le perturbaba. De esa forma le era imposible dormir sin tener alguna pesadilla, pues la culpa lo seguirá acechando a cada momento.

Seria mas facil drogarloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora