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Aún no creía que iba a juntarme con Yeosang ese día. Tanto había estado aguardando a lograr mantener una conversación por más de cinco segundos continuos, que esto de "el desayuno" me parecía una completa utopía. Era tanta mi emoción, que el día anterior, hasta las señoras de siempre notaron mi cambio de humor. Alegaban que esa sonrisa de "bobalicón" era inusual en mi rostro sereno, por lo que especularon diversas teorías, hasta que Yunho entró en la tienda.

"Tiene una cita con una persona que le gusta desde hace tiempo". Maldita frase. Maldita frase detonante de señoras entrometidas. No me dejaron tranquilo hasta que fue la hora en que sus nietos llegaban de las escuelas, hecho que agradecí por lo alto. Después de aquello, me apunté con luces de neón, jamás volver a contarle algo así al que se hacía llamar amigo mío.

El resto de día transcurrió como los demás. Jongho pasando a buscar a Hoongjong, Mingi escapando de clases defendiéndose en una falsa molestia, y la risa floja del más alto al verlo hacer tonterías. Todo nuestro círculo estaba sometido a sentimientos que pensaban no ser correspondidos, excepto por el caso del menor. Realmente dudaba si algún día Hoongjong dejaría de tener el velo, que no le dejaba apreciar lo que ocurría a su alrededor. Por otro lado, paralelamente a la situación más que obvia de Mingi y Yunho, sucedía la misma condición con San y Wooyoung.

En un principio, yo solo conocía a Hoongjong y Yunho por haber compartido parte de nuestra infancia en el mismo centro. Aunque aquello fue efímero, ya que dado a unos problemas económicos y de salud, tuve que adelantar mi temporada laboral para ayudar en casa. Los chicos sabían de mi situación, por lo que solían frecuentar la tienda para saludar o demostrarme cuánto habían adelantado en el temario. Era más que obvia la envidia que sentía por ese entonces, no obstante, para evitar llevar el sentimiento de culpabilidad a mi padre, decidí estudiar por mi parte. Transcurrido un año para habituarme a la jornada laboral que acarreaba por esos años, dieron inicio mis clases personales con San.

Era consciente de que había atrasado un año académico por aquel entonces, así que llevándome de cualquier vergüenza, supliqué al desconocido vecino por ayuda. Primeramente de dio señal negativa, pero pasado el tiempo, cedió ante tanta súplica, sin saber bien el porqué. Me esforcé como nunca para aparentar descansado ante mi padre, y la fachada se extendió hasta que él decidió enviarme a que me instruyera. No pude decirle que no, ya que mi lado egoísta relució en ese instante. Se creó una dicotomía destructiva en mi mente. Una parte sabía que lo hacía por verme feliz, sin embargo, la otra no dejaba de sentirse culpable por lo mismo. No tuve más remedio que aceptarlo, por su insistencia y por mí pasión por seguir sus pasos.

Cuando quise reinsertarme en el sistema educativo, me presentaron en la misma clase que Hoongjong por haber nacido el mismo año. Ese año fue en el que me percaté de los sentimientos que sentían ambos por el mismo chico, Mingi. Yunho solía soltar más sonrisas dirigidas a su persona, al mismo tiempo que comportarse más cercano a él de lo que era con nosotros. Hoongjong, por su parte, lo trataba como un hermano pequeño, pero seguía repitiendo que le gustaba — sin razón aparente—. La molestia de Yunho y Jongho no tardó en hacerse presente, por lo que de vez en cuando ocurrían momentos tensos al hablar de amoríos.

Mientras aquellos cuatro peleaban por corresponder sentimientos no confesados, San se integró al grupo como uno más. Y con él, su mejor amigo de la infancia, Wooyoung. Al inicio de nuestra amistad, San solía ser muy retraído y protector con su amigo. No dejaba bromear con Wooyoung, porque según él "era muy sensible". Patrañas. Pasada la primera semana, Wooyoung comenzó a "soltarse la melena". Ninguneaba a cada uno de nosotros, independientemente del curso o edad; después se comenzó a hacer más ruidoso e hiperactivo. Su proximidad hacia Yunho y Mingi creció como la espuma, al igual que San. La parejita nunca solía separarse, por lo que comenzamos a burlarnos Hoongjong y yo, diciendo que eran nuestros hijos, que paulatinamente cometerían incesto. Era obvio que la última parte la omitíamos, porque ninguno de los cinco quería entrometerse en la conmovedora relación de aquellos dos.

Créeme - SeongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora