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Qué rápido pasaba el tiempo, ¿no? Es decir, parecía que fuera ayer cuando conocí a Yeosang, y ahora me encontraba junto a él jugando al dominó. Se le había hecho costumbre el venir a la tienda antes y después de sus clases, aunque le había dicho muchas veces que debería de ir directo a casa.

Por otro lado, el negocio no podía ir mejor. Las ancianitas, al verme con mi cabello natural, decidieron comenzar a hablar con más normalidad. Aún me molestaba que fueran tan prejuiciosas, pero no podía hacer mucho más. Hongjoong había dejado de trabajar de manera temporal dado a su temporada de exámenes finales. Le faltaba poco para acabar con el título de diseñador de moda, y lo deseaba con locura. Por otro lado, Jongho no se había aparecido por el local, si no hubiera sido por Mingi. Sabía que su estado de ánimo decaería cuando Hongjoong no tuviera mucho tiempo libre, siempre ocurría.

Al no tener al otro conmigo, me vi obligado en buscar algún sustituto. Aunque no habían muchas opciones. Mi primera opción fue San, pero se negó rotundamente sin ninguna explicación. Luego fue Wooyoung, quién se escabulló incluso de la reunión sorpresa. A Jongho siquiera lo tuve en cuenta por el tema de su "depresión momentánea" — y luego el melodramático era yo—, así que tuve que preguntar a Mingi. No me agradaba mucho la idea, ya que sabía la tensión no tratada entre Yunho y él. Era consciente de que ninguno de los dos se centraría en mis bebés estando solos, por lo que me vi obligados a colocarlos en días distintos. Pensaba que tendría todo controlado, pero Yunho siempre se las ingeniaba para poder estar con él. Me parecía increíble que Mingi no se diera cuenta. En fin, tanto Mingi como Hoongjong parecían estar ciegos.

— ¡Ghwa! Te llevo llamando media hora, ¿qué te pasa? Sé que has perdido, pero haz el último movimiento para que te gané oficialmente — Yeosang no dejaba de zarandear su pequeña palma frente a mis ojos, mientras que sus ojos se cerraban en dos líneas rectas. Sabía que quería aparentar estar enfadado, pero no podía ocultar su nariz arrugada por aguantar la risa. ¿Qué le pasaba ahora?

— Solo pensaba en la tienda, necesito saber cómo organizar este mes — haciéndole caso, cogí cualquier ficha que continuara con la serie de ceros que habíamos formado. Retomé mis divagaciones en los pensamientos, cuando no pude evitar fijarme en el contrario.

Su mano derecha estaba cerrada en un puño, al lado de todas sus piezas. Al hacerme el distraído, pude apreciar cómo sus dedos escondían otras fichas que necesitábamos en el juego. ¡El muy maldito estaba haciendo trampas!

— ¡Hey! ¡Te dije que si volvías a hacer trampas, no volveríamos a jugar al dominó! — intenté parecer amenazador, pero no me tomó en serio, ya que su nariz dejó de estar arrugada para soltar sus carcajadas acumuladas.

— ¡Era una prueba! ¡Quería saber si estabas atento! — alzó sus brazos en forma de rendición. Ocultaba de manera pésima la falsa culpabilidad.

— ¿En qué momento decidí ser tu amigo? — dejé de mantener mi máscara de enfadado, ya que no surgía ningún efecto en ese sinvergüenza. Así que me limité a guardar las piezas y dejarlas en su sitio.

— Cuando viste mi carita hermosa — en vez de ayudar, se puso a sonreír con superioridad. Mantuvo su rostro entre sus manos, provocando que sus mejillas se hincharan de más.

— Es cierto — cuando solté aquellas palabras, me encontraba en el almacén trasero, por lo que no pude analizar su reacción. Casi siempre, cuando le soltaba las pequeñas verdades, se comenzaba a poner nervioso, indeciso en sus acciones. Siempre me reía de él para evitar que empeorara, por lo que a medida que más abusaba de mi poder, más inmune se estaba haciendo.

— ¿Sabes? Si le dijeras todas estas cosas a la persona que realmente te gusta, ya estarías casándote con ella — la voz de Yeosang empezaba a distanciarse. Por lo que había de suponer que quería dejar la tienda, sin embargo, unos segundos más tardes, sus pasos estaban junto a mí.

Créeme - SeongsangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora