¿Cómo había llegado a esa situación? ¿A caso era posible haberlo tergiversado de tal manera que todo para haber terminado de esta manera? Por Dios, que alguien me salve de esto.
Me encontraba en la habitación de estudiantes de Yeosang, compartiendo cama con su, al parecer, novia. Ambos estábamos esperando a que el maldito saliera de la cocina, aunque ella parecía bastante cómoda en todo esto. Se había tumbado en todo el catre, jugueteando con sus pies, balanceándolos de un lado a otro, mientras leía algo en su teléfono. Yo intentaba disimular mi incomodidad, analizando todo el lugar. Algunos pósters, unos altavoces conectados al ordenador portátil y otros libros tirados. "Historia contemporánea", "historia del arte"... Todos llevaban títulos parecidos, quitado de la materia en la que se especializaban. Pero, ¿cómo había llegado a todo eso? Oh, es cierto, San. El pobre chico con el corazón roto.
Pasado aquel día en el local, no tardó en aplicar los consejos que le había dado, simulando una mejoría. Ahora ayudaba en la tienda cuando tenía tiempo libre, disfrutando de las plantas tanto como yo. Había comenzado un nuevo pasatiempo, bordar. Extrañamente, se le daba genial, porque en menos de un día había hecho tantos diseños que parecía mentira. Me había regalado una camiseta con un diente de león bordado, siendo sujetado por un duende. Aún recordaba la historieta cuando me daba clases de pequeños. Por otro lado, no había vuelvo a ver a Wooyoung en todo ese tiempo. Una semana y algo más había transcurrido, por lo que toda la situación comenzaba a empeorar. Así, decidí contactar con Yeosang.
Intenté extender lo máximo posible el plazo, por la vergüenza que sentía. En suma, ¿qué pretexto le iba a dar? "Oye, que mi amigo está en la mierda y creo que es por tu culpa, ¿cuándo nos vemos?". En definitiva, eso no podría ser. Y para agravarlo todo, la temporada de exámenes para él también había comenzado. Así, me pasé el mismo tiempo esperando para hablar con Yeosang, que San. Había de admitir que ya me había acostumbrado a su compañía. Eso de venir antes de clases, con un desayuno fácil de llevar, solo para comer en compañía... A veces me daba más razones para que me gustara, sin él ser consciente de ello. Cuando por fin pensé que podría tener un tiempo a solas, me evadió con rapidez porque su novia le esperaba. Y como solía hacer, compró las flores de siempre y se despidió con un ademán.
Sin embargo, al día siguiente, me esperó hasta que tuve que cerrar la tienda. Dijo que quería invitarme a cenar por una supuesta celebración. Supuse que había terminado sus exámenes, por lo que no pude evitar aceptar la invitación. Gracias a ello, pude acompañarlo al apartamento, que estaba rebosando en juventud. Eso era lo que no podía parar de repetir, para no pensar "por favor, que alguien me saque de aquí, hay poca neurona y mucha hormona".
Intentando evadir los gritos y parloteos de algunos individuos, escuchaba con dificultad lo que decía por las escaleras. Las palabras "celebrar", "pizza", "compañía" y "Lli" era lo que pude descifrar entre tanto barullo. No fue hasta que llegamos a su planta, que el ruido fue más ameno. Al parecer, se había conseguido el lugar más alejado, porque no le gustaba tener tanta gente a su alrededor. También me contó que, la primera semana en la que había puesto un pie en el edificio, estuvo por llamar a la policía varias veces por lo mismo.
— Ahora duermo con tapones o me pongo música, aunque el ruido que hacen a veces mis compañeros de piso... — soltó un suspiro. Podía hacerme una idea sobre ello, ya que Hongjoong era demasiado gritón cuando se equivocaba con los dibujos o la tela. En fin, cosas de de diseñadores de moda, ¿no?
En el momento que pudo introducir la llave, alguien se adelantó para recibirlo en un abrazo gigante, a pesar de no tener mucha altura. La cabecita se ocultaba en el pecho de Yeosang, dejando entrever pequeños mechones castaños. Los brazos eran delgados que se disimulaban con la anchura de la tela. Parecía tener gran proximidad con el otro, ya que en ningún momento hizo el amago de separarse. No pude hilar las pistas, hasta que la chica menuda comenzó a llenarle de besos la cara.
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Créeme - Seongsang
Fanfiction- ¡Seonghwa! ¡Deja de decir tonterías! - ¡Pero es cierto! - Sé que no es cierto, así que deja de decir cosas vergonzosas... - sus labios formaban un tierno puchero, difícil de ignorar. - ¡Te estoy diciendo la verdad! ¡Me gustas! - mis manos seguía...