niña

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Hace unos días me notaba un poco diferente, un poco menos yo, cada vez que me paraba frente al espejo, pero no sabía qué era… quizás me lo estoy imaginando, me dije a mí misma.

Ese día no tenía nada que hacer y no quería hacer nada, me había acostado cansada el día anterior y cansada me había levantado ese día, así que decidí que sería un día maratónico de la serie del momento (The L Word)… entonces en uno de los varios capítulos que vi ese día, una chica de la serie –Alice, una chica bisexual, que salía con un chico lesbiano (Nunca había escuchado algo como eso, ni en las películas más bizarras)…- comparte con su grupo de amigas lesbis que puede que esté embarazada, ¿Por qué?, ¡PORQUE TENÍA RETRASO! Y en ese instante mi cabecita empezó a sacar cuentas como nunca lo había hecho, intentando recordar cuándo había sido mi último periodo, cuánto había durado, cuánto hacía ya de esa fecha,
cuándo había tenido intensas sesiones de placer con mi compañero, y el condón… y
en mi cabecita explotaron tantas preguntas a las que no podía dar respuestas porque mi razonamiento no funcionaba, porque ya me estaba imaginando con una guagua en uno de mis brazos y un saco de pañales sucios en la mano… Me obligué a mí misma a calmarme, por ende, pausé la serie, me fui a preparar un tecito de manzanilla, fui en
busca de un cuaderno y un lápiz… y mi celular. Me senté a la mesa y empecé a buscar en el historial de conversaciones con mi mejor amiga (por ese entonces tenía 16 años, hace poco había empezado a conocer las bondades del sexo… por ende le contaba todo, TODO, con lujo de detalles) y ahí empecé poco a poco a encontrar algunas fechas en las que había tenido sexo con mi compañero, y si había sido con o sin forrito, o si en su ausencia había sido coitus interruptus… ya tenía un poquito más claro el panorama y no era auspiciador. Pero aún faltaba algo… la fecha de mi última luna (menstruación)… ¡no podía recordarlo! en ese entonces no era muy regular y… ¡mi mejor amiga! ella y yo habíamos tenido la luna en la misma fecha (¿cómo lo recordaba? Ambas andábamos
como lagartijas en busca del solcito), y ella era mucho más organizada que yo, así que le pregunté, “¿Cuándo fue tu ruler?” a lo que ella respondió “se me cortó hace 2 semanas, este mes no coincidimos :(, por? :o”…

¡AHHHHHHH! Entonces opté por lo sano… apagué el celular, busqué todo el dinero que tenía guardado en caso de emergencia y fui a la farmacia en busca de un cargamento de test de embarazo, compre 5, todos diferentes. Y corrí a mi casa. Llegué. Los abrí. Fui al baño. Me senté en el W.C y… ¡el pipi no salía!. Me paré, llené un vaso chopero con agua y me lo tomé al seco. Un segundo vaso… y a los poquitos minutos fui a hacer pipí, puse el pipi correspondiente en cada test y espere… ¡los 5 minutos más largos de mi vida! Y… sí, estaba embarazada…

El mundo se me cayó. Yo no quería ser mamá. Recién había pasado a 4to del liceo (¡de monjas!) (Último año de preparatoria). Mi mamá no sabía que estaba con alguien. Mi papá es un machito anticuado. Mi compañero no quería tener hijos, es un anti-natalista. Yo no estaba preparada para ser mamá, seguía siendo una cabra chica que no sabía pa’ donde iba la micro… yo no podía ser mamá… no en ese momento.

Empecé a investigar, el aborto en Chile era criminalizado, era ilegal. Yo estaba a favor del aborto en las 3 causales de hoy, pero investigando me di cuenta que hay mil causales totalmente válidas para que una mujer decida abortar. Situación económica, situación social, porque no quiere más hijos, porque su familia no la apoya, porque falló la pastilla, porque se rompió el condón, porque es demasiado joven, porque es
demasiado mayor, porque quiere estudiar, porque tiene un trabajo que ama, porque quiere viajar, porque tiene miedo, o simplemente porque no quiere hijos, o quién sabe qué razón tenga cada mujer… lo que sí sé, es que es válida.

No podía ir a un hospital, no podía pagar la “operación por apendicitis” en la clínica… Entonces encontré un método “hágalo usted mismo”. Tenía que tomar 4 píldoras anticonceptivas, y luego de 12 horas, 4 más… Lo hice… ¿Qué pasó? Tuve unos
horribles dolores en el vientre, me dolió la cabeza, y vomité todo lo que había comido en una semana… pero de sangrado, nada.

Entonces le dije a mi compañero, escuchó atentamente toda la historia. Me abrazó. Y dijo que debía haberle dicho en cuanto me enteré. Dijo que él conocía a
alguien que nos ayudaría.

Fuimos a su casa. En el camino él llamó a una mujer. Le contó parte de la historia y dijo que necesitaba que nos ayudara. Ella dijo algo y luego él colgó. Él me dijo que no me preocupara, que todo iría bien. Yo solo quería arrojarme del auto, quizás así
tendría un aborto… pero no lo hice, y empecé a llorar.

Llegamos a su casa, y a los minutos alguien llamó a la puerta. Era una mujer de unos 30 años, se presentó como Rayén. Yo le hablé de las pastillas que había tomado, y me preguntó cuándo fue la última vez que tuve sexo con mi compa, y cuando fue la primera después de mi última luna. Dijo que podría tener entre 5 semanas o 2. Y que el método que yo encontré funcionaba como píldora del día después, no como abortivo. Entonces me habló del misopostrol… y me preguntó si estaba segura. Yo le dije que sí.

Al día siguiente mi compañero me fue a buscar temprano a mi casa. Decidimos que lo haríamos en la suya, en caso de que no todo resultara bien.

Llegamos a su casa. Las pastillas estaban en su velador con un folleto de uso. Lo leí. Y luego mi compa me trajo una botella de agua fresca. Puse 4 pastillas bajo mi lengua, esperé que se deshicieran. Tomé agua. 3 horas después. 4 pastillas bajo mi lengua. Se deshicieron. Agua. 3 horas después, lo mismo…
No sucedía nada… hasta que sucedió. A eso de las 7 de la tarde (la primera dosis fue a las 8 de la mañana). Un dolor empezó a tener lugar en mi útero. Primero fue leve. Y luego empezó a crecer. Cada vez era más fuerte. Yo estaba acostada. Mi compa a
mi lado mirándome con cara de preocupación. Sentí náuseas. En cuanto me levanté sentí un líquido cálido entre mis piernas. Y corrí al baño. Mi calzón tenía sangre. ¿Cómo no se me había ocurrido ponerme una toalla higiénica?... me puse un bóxer
de mi compañero y una tela de algodón doblada en 4. Me fui a acostar. Y lloré un poco
con los calambres uterinos. Me dormí entre los brazos de él. Cuando desperté, tenía
fiebre. Él me acompañó al baño. Me quité la ropa y me metí a la tina. Me bañó con agua tibia. El sagrado había aminorado y el dolor uterino había cesado. Ahora sólo tenía náuseas, y la fiebre estaba bajando. 2 días después me hice otro test (3 test, en realidad). Negativo, negativo y negativo.

2 años después no me arrepiento. Aunque cuando lo conté en mi grupo de “amigas”, algunas me insultaron, otras me llamaron asesina, otras me abrazaron y sintieron pena porque tuve que pasar por eso, otras me felicitaron y me llamaron mujer empoderada y libre del modelo patriarcal…

Sé que tomé la decisión correcta. Cada día tengo más sueños. Más metas que cumplir. Más ganas de seguir amando, y amándome. Respetando mis procesos. Tengo
más ganas de aprender. De aprender de, por y para las mujeres. Con mi experiencia (y
mucho estudio y lectura). Acompañé a dos féminas en un aborto en casa. Todo salió bien para ellas. Tampoco se arrepienten. Tengo ganas de enseñar (y que me enseñen).
De compartir el conocimiento, porque entre más sepamos las mujeres, entre más unidas estemos unas de otras, más nos liberamos de este estado opresor y machista.

Por eso compañeras, ¡Aborto libre! ¡Aborto en casa! ¡Aborto entre mujeres!

Lilith.
Santiago de Chile.

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