Memorias de una sobreviviente de la vida.

Capítulo 1

 "Así que no sabes lo qué es el respeto eh!, pues yo te lo voy a enseñar aunque sea a golpes!"

Lo que ellos no entendían era que mis intenciones no eran malas. Yo no quería lastimar a nadie ni fallarles en nada, pero de todas maneras terminaba equivocándome. Y ellos terminaban golpeándome.

 Les contaré una pequeña historia que va algo así.. 

Érase una vez un padre golpeaba a una madre, causando que ella dejara su hogar y a su hija de 5 años. La mujer al parecer no recordó el tipo de hombre con quien dejó a su pequeña, o quizá no quiso acordarse. A causa del vacío que dejó la madre, el padre cayó en depresión una temporada, pero cuando el dolor se transformó en ira, y la mujer en la que siempre descargaba su enojo ya no estaba, eligió su nuevo objetivo: la niña de 6 años que vivía con él, esa que tenía un aspecto tan similar al de la mujer que le rompió el corazón.

Pero un buen día la niña comenzó a defenderse, y daba lucha cuando el hombre -borracho- intentaba golpearla. Aunque esto no hacía gran diferencia ya que las fuerzas no se podían comparar. Lo que la rescató de los malos tratos de aquel hombre fue un grito de llanto que, llegado a oídos de los vecinos viajo hasta los de la policía.  En menos de un mes el padre ya estaba en la cárcel y la niña bajo el cuidado de su abuela... Su vida no fue más fácil, pues la abuela la reprendía fuertemente (cómo no!, si de alguien tuvo que aprender el hijo). La historia continuó en casa de la abuela hasta que la niña ya no era tan niña, y la abuela la inscribió en un internado para mujeres. La historia en la que habían golpes y maltrato físico comenzó su fin -qué ironía, ¿no?- en ese primer año de internado, donde al fin las alas rotas de la niña comenzaron a sanar y le permitieron volar lejos de aquella vida tan triste que había llevado durante su infancia, conoció tierras lejanas en las que la felicidad era una opción latente... pero la felicidad tiene sus secretos. Y los secretos no todos los conocen. 

Por eso son secretos...