Capítulo 11

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Reviso otra vez la dirección que Meredith envió por mensaje. Corina me explicó cómo llegar sin la necesidad de tomar un taxi. Luego de terminar la reunión y buscar al idiota de Logan para aclarar ciertos asuntos con el —Fracase— Luke me informó que se había ido a su trabajo y que ellos no tenían la menor idea de donde se encontraba su capitán.

Decidí entonces ir a mi habitación y tomar una siesta —De tres horas— y luego prepararme para ir a mi primer día de trabajo.

Ya me encontraba en la avenida esperando el Taxi —No quería perderme— El vehículo amarillo se detuvo y subí rápidamente informándole al conductor la dirección a la cual me dirigía. Gracias a Dios decidí ir en taxi, ya llevaba quince minutos en el auto y según el chofer ya estábamos cerca de llegar.

Unos grandes y elegantes portones negros daban la bienvenida a una enorme propiedad. Pague lo que el indicador decía y baje rápidamente. El cielo se estaba tornando gris y no quería que las gotas rebeldes mojaran mi abrigo.

-Señorita identifíquese-. Un hombre alto —Muy alto destaco— con un traje negro y lentes oscuros era quien me hablaba del otro lado de los portones. Llevaba en una de sus mano una carpeta y en la otra un radio de comunicación portátil.

-Soy Megan Valverde... Vengo de parte de Meredith-. Respondí pensando si era que el taxista se había equivocado de lugar. Comencé a buscar en mi bolso mi teléfono para llamar a Meredith. Marque su número y levante de nuevo la vista para observar al hombre de traje.

Mi sorpresa fue tan grande que mi teléfono cayo de mis manos, justo en el momento en que Meredith respondía un dulce —Hola cariño. ¿Ya estás aquí? — Otro hombre de traje —Mucho más joven—  me apuntaba con un arma, mientras gritaba que me tirara al piso o disparaba.

Entre los gritos varios guardias se acercaron e hicieron que el psicópata con el arma se fuera. No sin antes reducir un fuerte regaño por parte de otro hombre mucho mayor.

Una vez que los portones fueron abiertos el hombre mayor se hacerlo a mí y recogió del suelo mi teléfono, verificando que estuviera perfecto me lo entrego.

-Disculpe señorita. Víctor es nuevo en el puesto y está muy apegado con la seguridad del lugar-.

-¿Apegado o paranoico?-. Pregunte.
-Si digo que paranoico, ¿trataras de olvidar el momento incomodo?-.

-No se preocupe. Todo fue un malentendido-. Sonreí recuperando la calma. -Vengo de parte...

-Si la señora Ford la está esperando dentro-.

-Gracias-. Fue lo único que pude contestar. El me guio por todo el camino de pequeñas piedrecillas que conducían hasta unas puertas doble de madera. Toco el timbre y una muchacha más o menos de mi edad fue la que abrió.

-Bienvenida a la mansión Ford-. Tenía linda sonrisa. -La señora la espera. Pase por aquí-. Me indicó el canino hasta una gran habitación con bonitos sofás y grandes ventanales.

-Cariño, que susto me han dado-. Meredith venía a toda prisa a ni encuentro. Sus brazos me rodearon en un fuerte abrazo.

-Tranquila ya todo está olvidado-.

-Prometo que no volverá a ocurrir-. Respondió ella colocando su mano en mi mejilla.

-Enserio ya está en el pasado. Solo fue un momento incomodo-. Le dedique mi mejor sonrisa. -Disculpa si he llegado tarde, pero el camino es algo largo. Créeme nunca pude imaginar que vivieras aquí-.

-He sabido aparentar muy bien mi dinero-. Respondió alzándose de hombros.

-¿Porque querer ocultar algo así?-. Hice un gesto con mi mano para referirme al hermoso lugar. -No es algo nada feo para avergonzarse-.

No todo está perdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora