dieciocho.

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Después de que Youngjae me presentase a sus amigos, algunos familiares y le cantásemos el cumpleaños feliz, fue hora de que abriese los regalos.

Estaba nervioso por el que yo le había comprado, ya que aunque éramos amigos no conocía a la perfección sus gustos y tenía miedo de que no le gustase.

Los padres de Youngjae le regalaron juegos para la play, sus tíos ropa y un perfume, Yugyeom un libro para colorear muchos tipos de mandalas, BamBam unos zapatos y un collar, Jongho un álbum de un grupo que no conocía y yo...

Le pasé mi regalo a Youngjae con manos temblorosas y él lo cogió bastante feliz. Parecía que por la forma del regalo ya sabía lo que era y al menos el que estuviese sonriendo por ello me calmaba un poco, pero no sabía si le iba a gustar una vez que lo abriese.

Cuando el papel fue desgarrado y el libro descubierto, los ojos del cumpleañero se ensancharon. ¿Acaso conocía el libro o ya lo había leído? ¿O tal vez no le gustaba?

Estaba dispuesto a decir algo en mi defensa, pero él fue más rápido en hablar.

-¿Cómo sabías que quería leer este libro? -me miró todavía sorprendido.

¿Qué? ¿En serio quería leerlo? Vaya, eso no me lo esperaba para nada. Me había librado de una buena decepción por su parte.

-No lo sabía. Simplemente a mí me gusta y creí que a ti te podría gustar también.

Tras esa respuesta, abrazó el libro con evidente felicidad y me dio las gracias.

Me sentí completamente aliviado de haber acertado con el regalo y busqué con la vista a Jongho, quien ya me estaba mirando y aprovechó aquello para acercarse a mí y pasar su brazo izquierdo por mis hombros.

-Así que, Las horas lentas de la noche, eh. -habló.
-Es un buen libro. -contesté mientras posaba mi vista en Youngjae, quien ahora estaba hablando con otro de sus amigos que no sabía su nombre.

Él cambió su posición y se puso delante de mí, impidiendo así que pudiese seguir observando al chico que me robaba suspiros.

-No lo he leído, pero no dudo de tu palabra. -posó sus manos en mis hombros. -Por cierto, no estamos haciendo nada de nuestro plan.

Tenía razón. Desde que llegamos cada uno estuvimos con diferentes personas y también pasé gran parte de la fiesta cerca de Youngjae. Hoy era su día y se merecía toda la atención y felicidad, así que no quería que me viese tontear con uno de sus amigos. Sabía que si me veía no le iba a afectar, pero tal vez le podía molestar que nos comportásemos así en su fiesta y delante de sus familiares.

-Creo que no es buena idea fingir que nos gustamos en su fiesta. Tal vez para otra ocasión. -le aparté con delicadeza y él asintió estando de acuerdo.
-Tienes razón. Además, no quiero que se enfade ni se ponga celoso.
-No creo que pasase eso, pero le podría molestar que estuviésemos dándonos amor y miraditas en su fiesta. -repliqué.
-Lo que estaba diciendo, celos.

Rodé los ojos y negué con la cabeza divertido. Para que Youngjae estuviese celoso, primero necesitaba gustarle y eso todavía no había sucedido.

Al mirar a mi alrededor y ver que ya no estaba en el salón, decidí ir a buscarle. En un rato debía irme a casa y quería pasar tiempo con él. Le avisé a Jongho de que iba a ir en su busca y me dirigí a la cocina.

Al entrar vi que solo había un par de adultos, así que salí y miré hacia los lados para ver dónde podría estar metido, pero no tuve que buscar mucho más porque salió del baño y se topó directamente conmigo.

-Oh, Jaebumie. -sonrió.

Amaba cuando sonreía, se veía más precioso de lo que ya era.

-Te estaba buscando. -solté sin pensar.
-¿En serio? ¿Y eso por qué? -ladeó la cabeza.

Porque necesito estar a tu lado y que me mires y notes todo lo que quiero decirte sin necesidad de palabras.

-Me voy en poco tiempo y quiero disfrutar de tu fiesta contigo. No sé cuándo nos vamos a volver a ver.

Con lo último que dije no pude evitar sonar un poco triste. Youngjae y yo éramos amigos por Internet, así que no sabía cuándo se podría volver a presentar otra oportunidad así.

-No te preocupes, podemos vernos de vez en cuando. -posó su mano derecha en mi hombro y lo apretó con suavidad.
-No vivo muy cerca de tu casa, así que tal vez nos veremos poco. -hice una mueca.
-Yo también puedo ir a donde tú vives, no siempre te voy a pedir que vengas tú aquí. O también podemos quedar en un punto medio. -ideó.

Su respuesta me levantó el ánimo y la mueca que estaba haciendo desapareció.

-¿Solos?

Vale, no quería hacer esa pregunta. Tenía tantas ganas de estar a solas con él que lo había dicho sin más.

-¿Quedar solos? -preguntó para asegurarse.

Quitó su mano de mi hombro y empecé a sentirme un poco cohibido.

-Sí, solo si tú quieres. Sino también podemos...
-Me parece bien, no te preocupes. -cortó mis palabras. -Pero no siempre vamos a quedar solos.
-No, no. Solo te lo decía para hacerlo de vez en cuando, nada más. -aclaré.

Su sonrisa matadora volvió a aparecer y esperaba que no se me notase mucho la cara de enamorado que se me quedaba al verla.

-¿Qué tal con Jongho? ¿Era lo que esperabas?

Dejé de pensar en lo bello que era cuando escuché el nombre de su amigo y le miré directo a los ojos. No me gustaba tener que mentirle y fingir, pero si no hacía esto nunca se iba a fijar en mí.

-Bastante bien. Hemos hablado un rato y es un buen chico, la verdad es que me agrada cada vez más.

La expresión de Youngjae no fue de felicidad ni tampoco de tristeza o desagrado. Más bien fue neutra y así no sabía descifrar qué estaba pensando.

-Me alegro de que así sea.

Iba a responderle cuando su madre apareció y nos pidió que volviésemos al salón. Por lo que sin más remedio tuvimos que dejar la conversación ahí y seguir socializando con los demás.

Enemigos en Wattpad [2Jae]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora