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Y como fue predicho, MinHo abandonó el grupo. En medio del silencio, junto a miradas de tristeza y otras con decepción hacia su persona. Aun así, recibió una despedida cariñosa de cada uno. Pues había estado el tiempo suficiente allí para que los demás le tomaran cariño. Bueno, todos se despidieron excepto JiSung. Él no quiso bajar.

No quería despedirse de MinHo, pues sabía que sería para siempre.

Habían pasado dos meses desde aquello, Lee se mudó de nuevo a su antiguo hogar, devuelta con su padre. El reencuentro fue incómodo y seco, pues el hombre mayor lo recibió con los brazos abiertos pero lo único que hizo su hijo fue pasarle de lado sin ninguna emoción en su rostro.

MinHo no quería nada con nadie.

Se sentía desdichado y dolido. También incomprendido, pero a la vez culpable de mucho. Demasiadas emociones juntas para que un sólo cuerpo las aguantase.

Con el paso del tiempo, se dió cuenta que JiSung tenía razón al decir que él estaba mal mentalmente. Lo que indicaba que debía de asistir a un psicólogo, y lo hizo.

A MinHo le diagnosticaron depresión.

No era algo tan grave, según a lo que le informaron, pero si se descuidaba mucho podría aumentar su grado y empeorar su estado. Así que inmediatamente inició un tratamiento mediante terapias y antidepresivos. Pues en el fondo él quería salir de eso, sin embargo otra parte de él le decía que mandara todo a la mierda y se encerrase en un baño y acabara con todo.

Cuando aquello pasaba, intentaba alejar esos pensamientos de su mente. Pues esa no era la mejor salida. Aunque a veces, se lo planteaba seriamente... Ya no tenía amigos, y ahora estos estaban enfadados con él, no le hablaba a su padre y este pensaba que estaba yendo al psicólogo para “curar” su homosexualidad. Y lo peor de todo, había perdido a JiSung.

Había perdido al amor de su vida.

Y sin él, nada en su vida tenía sentido.

Nada.

Un día, el timbre en su puerta lo distrajo de la televisión. Al levantarse, dudó mucho en si abrirla o no. Hasta tuvo una leve esperanza de que fuese JiSung. Sin embargo, al finalmente decidirse y abrir la puerta, reconoció inmediatamente aquél cabello rubio.

HyunJin.

—¿Qué haces aquí?—preguntó segundos después, completamente asombrado.

El chico afuera, metió las manos en sus bolsillos y se encogió de hombros mientras hacía una mueca.

—Pensé que necesitabas a un amigo.

MinHo le miró con ojos brillosos e inmediatamente se refugió en él, rompiendo en llanto. HyunJin lo acogió, como tantas veces lo había hecho. Él decidió escucharlo y ayudarlo. Ellos prácticamente se habían convertido en mejores amigos. HyunJin fue de los primeros en estar en desacuerdo de que MinHo se fuera, no quería dejarlo solo y menos en su estado. Así que volvió por él.

—¿Cómo has estado? ¿Cómo están todos? ¿Cómo está JiSung?—soltó el pelimorado al alejarse, después de unos minutos.

HyunJin se adentró a la casa y dejó salir un largo suspiro.

—Estoy bien, los demás también. En el fondo... Todos te extrañamos... —hizo una mueca—Y JiSung...

MinHo le miró al instante, atento.

—¿Qué con él?—insistió con desesperación en su voz.

HyunJin mordió su labio inferior y resopló.

❝Pride Club❞  ❥『•MinSung•』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora