QUATTUOR

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Cuando los hermanos regresan del paseo, por la tarde, dos de ellos deben verificar que todo esté bien en la capilla; los frescos y las piezas de oro son lo más valioso que el monasterio guarda además de los libros escritos a mano hace más de cien años y la gran campana. Jimin y Yoongi entran por el pasillo que conecta el resto de la edificación con la iglesia siendo observados desde el claustro por sus compañeros y el prior. Todo parece estar en su lugar, cada fresco y cada retablo, el cáliz y las vinajeras,... salvo una, que suponen, está en el fregadero de la cocina. Se disponen a regresar pero uno de los vitrales explota, el impacto hace saltar al menor. Algunos murmullos suenan fuera.

─Tranquilo, Park. Seguramente fue un crío creyéndose el gracioso, iré a jalarle las orejas ─el mayor corre hasta el patio que colinda con el cementerio. El menor lo escucha gritar─ ¡no te escondas, mocoso! ¿No sabes que esos vidrios fueron pintados a mano en Francia? Ni todos los animales que cuida tu familia podrán pagar el daño. Tenemos la piedra que usaste, si descubro quién eres, te la tiraré.

Jimin camina hacia los vidrios regados en el piso, busca el objeto del delito entre los miles de colores que una vez reflejaban el sol de forma maravillosa, pero no encuentra nada. Los gritos de su compañero siguen resonando mientras ingresa a la capilla.

─Yoongi, no deberías lanzar improperios ─lo regaña con el ceño fruncido, su voz hace eco en la nave principal.

─ ¿Cómo entenderán si no lo hago? ¿Tienes la piedra?

─No.

─ ¿Es un ladrillo?

─No...es que, no hay nada.

─ ¿Cómo que no hay nada? Para atravesar el vitral se tuvo que lanzar algo, no puedes romperlo de otra manera ─y es verdad, sólo alguien de siquiera dos metros con una fuerza demoledora o algo sobrenatural podrían hacerlo sin el uso de algo pesado.

─No hay nada ─repite mirándolo incrédulo.

─P-Podemos... todavía puedo traer una piedra del jardín para que no nos crean culpables de esto.

El prior llega hasta ellos, ambos vuelven su asustada mirada hacia él, esperan que no haya escuchado lo último.

─Hermano Lee... ─empieza Jimin.

─ ¿Están bien? Oí el ruido de un impacto.

─No es nuestra culpa ─Min se apresura a indicar su inocencia.

─ ¡Santa Virgen! ─exclama Jong Suk al percatarse del sacrilegio cometido─ ¿qué ocurrió?

─Alguien, tal vez algún niño del pueblo, hizo explotar el vitral... pero no encontramos el objeto que usó ─explica Park.

─Recojan esto ─señala el desastre─ yo iré a hablar con el abad ─se da la vuelta dejándolos solos otra vez.

─Te toca traer la escoba ─indica Yoongi, ve que el menor quiere quejarse, así que agrega─ ayer, yo pulí la campana solo.

En ese momento, la puerta que da al pasillo por la que el prior se retiró, se cierra con violencia. Park vuelve a saltar en su sitio agarrándose el pecho.

─Fue el viento ─señala Yoongi recogiendo los vidrios más grandes con sus manos─ no creerás que la iglesia está maldita ¿o sí?

─Cuentan muchas cosas de este lugar, no entiendo que no tengas miedo. El terreno donde se alza todo el pueblo fue zona de brujas y demonios, hizo falta que hicieran varios exorcismos.

─Esos son sólo cuentos ¿también te contaron lo de la puerta al infierno?

─ ¡Sí! ─lo mira convencido de todo. Yoongi se ríe de él ─ si existe Dios, también existe el diablo.

SacrilegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora