OCTO

928 157 24
                                    

Las lágrimas borran la imagen del demonio frente a él, acaban de admitir que se aman ¡no puede decirle que viva bien sabiendo que él permanecerá abajo! Sin ahogar sus sollozos le da una cachetada, su labio inferior tiembla y no le permite decir nada más, el estremecimiento de su cuerpo se une al llanto y la furia y el vacío interior son el rosario de los lamentos que le toca rezar. Sus manos toman la cabeza del demonio para acercarla a la suya, él crea el sofocador beso insistiendo por ser correspondido. Jungkook puede degustar en las lágrimas y en sus labios la tristeza, lo imposible de su pedido, la herida rezumante del cruel sentimiento que lo enferma. Las manos del caído cierran el abrazo todo lo que pueden rindiéndose al fin, si es el último beso, tendrá que ser mucho más fuerte que las marcas de las cadenas o los pecados que arrastra; la marca de Taehyung en él volcará el resto en nada, si termina mucho más débil con el pasar de los años, con la partida del novicio, seguirá teniendo su calor retenido en el ósculo que comparten ahora hasta el día que ruegue la muerte sin poder obtenerla.

Las bocas juegan con las chispas tentando un incendio feroz, las caricias se desplazan avivadas por los pequeños jadeos que sueltan en la desesperación por ser uno para siempre, no fragmentos de algo que no se concretará.

─Detente ─el demonio busca parar, mira los labios hinchados del muchacho, brillantes por la saliva; su agitada respiración está por lanzarlo al precipicio de quitarle el aliento con otro beso más entusiasta─ no te puedo hacer mío.

─Ya soy tuyo, soy tuyo. Nada podrá cambiar mi corazón.

Una pequeña gota resbala por el rostro de Jungkook, él nunca llora, no lo hace, pero esa lágrima es real y le pertenece al novicio al que vuelve a besar, al que besaría más allá de las promesas del cielo si sigue atado; su boca deja pequeños besos por su exquisito rostro, sus labios delinean desde la nariz hasta el cuello que colma de ósculos; sus dedos acarician la espalda baja robando el confortante calor de la piel presta a ser explorada; la expiación es tibia y tersa, los rezos son un coro de jadeos. En el altar de los dolores, en las tinieblas donde se crean santos y pecadores, Jungkook ofrenda su corazón como un brote de vid bermeja. La más dulce de las bienaventuranzas brilla ante él.

─ ¿Todavía quieres que me vaya? ¿Quieres que te olvide? ─Taehyung se apaga, semejante a un farol en plena tormenta.

En respuesta, el demonio salva toda distancia, sus manos abandonan el pudor abriéndose camino por entre las telas interiores para llegar a los puntos escondidos que ansía conocer, su lengua lame la cavidad bucal ingresando y tomando a su igual en una agresiva demanda sin espera. Oye los gemidos del muchacho que tiembla y se arquea en su regazo, los devora saboreando cada parte de esos dos labios hinchados por sus mordiscos; las cadenas se pierden mientras lo ama; pulsa sus pezones, sigue el camino hasta su vientre y gruñe al tomar sus suaves glúteos.

─J-Jungkook ─Taehyung lo llama, el llanto es reemplazado por un escalofrío. Sus manos se aferran a los hombros amplios del caído, su torso es besado y mordido dejándolo sin aliento.

─Eres bellísimo, lo más hermoso que alguna vez veré ─la punta de su lengua bordea los sensibles pezones con libido y devoción. Aprieta las nalgas ajenas cegado por su redondez y suavidad─ te amo, no haré nada más que amarte hasta el final. Sé que esto terminará, pero... yo ya no puedo controlarme.

─Quisiera despertar todas las mañanas a tu lado, en tus brazos el amanecer sería una promesa, no un dolor. No el dolor de perderte, no puedo dejarte ir ahora que te encontré, no me pidas olvidarte ─ambos se miran, sus pupilas se pierden en el contrario a la frágil luz del candelabro. Las lágrimas brotan sin dejarlos saber quién es el que está llorando, tal vez los dos lo hacen.

Jungkook vuelve a atraerlo hacia su cuerpo, sus dedos van desde su cabello hasta sus muslos sosteniéndolo, el vértigo de su alma sólo es alejado por la presencia del novicio.

─Más que permitirte tocarme, te estoy dando el poder de hacer con mi corazón lo que desees.

Las manos de Taehyung tiran del cabello largo del demonio, besa su mandíbula, la mordisquea y vuelve a besarlo. Su camino de contemplación se rompe al decidir, sin dudas en el corazón, tomar la senda de Jungkook, sin opción a mirar atrás. Se deja desvestir sin quejarse por el frío invernal, su piel se descubre a los ojos del pelinegro que llena de besos y roces suaves todo su cuerpo. Taehyung cierra los ojos dejándose hacer, lame los dedos ofrecidos con la determinación en sus ojos, no siente miedo, tampoco arrepentimientos. Si será sentenciado, si Dios lo derribará, no llorará ni suplicará piedad. Nadie necesita comprender su amor, porque nadie entiende, nadie puede juzgarlo. Jungkook se deleita en los quejidos de placer, introduce un dedo en el aro de músculos al que siente cerrarse por lo nuevo del toque, su otra mano va hacia la mejilla ajena.

─ ¿Duele mucho? ─susurra con dulzura, en sus ojos bruñidos como el sol, el deseo y el amor rebozan.

─Un poco ─cierra los ojos, se mueve alrededor del dígito para acostumbrarse. El sudor empieza a correr por su cuerpo haciéndolo más apetitoso, más excitante.

Otro dedo es introducido al dar su aprobación. Con los movimientos de tijera, el ardor se mezcla con escalofríos de placer, su mente está nublada enfocada en no rendirse hasta ser tomado; una de sus manos acaricia el falo bajo él, latente y encendido, se maravilla en los gruñidos del demonio. Ambos se preparan para el clímax que llegará al hacerse uno, un tercer dedo lo termina por derretir, su erección también está dura como una piedra. Una idea llega a su mente, sus manos se mueven solas hasta masturbar ambos miembros, sus cuerpos se frotan creando más fricción y él es abierto para recibir a Jungkook.

─Voy a entrar ─saca sus dedos dejando una sensación de vacío en el muchacho, ágilmente toma de las piernas a Taehyung antes de empalarlo. Jadea cuando su pene es asfixiado por las paredes tibias, está tan ido, concentrado en tomarlo─ eres delicioso.

Se besan esperando a que el novicio se acostumbre, los chasquidos de sus labios inundan el silencio espectral del oscuro sótano, Taehyung puede sentir todo el falo llenándolo, tan grande y enloquecedor que al moverse por primera vez, lo deja sin poder hacer nada más que morderle el labio inferior al caído. Con ayuda de Jungkook, comienza a saltar, primero con temor, luego buscando sentirse mucho más... hasta que descubre su próstata, grita alto, el pelinegro debe callarlo con otro apasionado beso para que no los descubran. Cabalga aferrado a sus brazos, todo se sume en un goce incontenible.

─Así... más... mucho más...

Sus cuerpos juntos son una sola sombra, sus susurros alzan palabras amorosas que son creadas sólo para sus oídos. Jungkook aprieta el trasero firme para empezar a ir a su encuentro dando certeras embestidas, una y otra vez se entregan, en la desnudez de sus pieles, el otro es el vestido celestial generador de dichas. Sus ojos se encuentran entre más besos y más caricias íntimas, entre palabras de amor y corazones latiendo al mismo ritmo.

─Te amo, te amo tanto. También te di el poder de hacer con mi corazón lo que desees.

Luego de unos minutos más, Taehyung llega al orgasmo sintiéndose morir, sin poder controlar ni una sola parte de su cuerpo que tiembla apretando el pene que tiene dentro enloqueciendo a Jungkook que lo sigue poco después. Sus agitadas respiraciones se apaciguan mientras siguen abrazados negándose a separarse. El demonio acaricia los cabellos del novicio con ternura sintiendo su semilla correr por entre las piernas ajenas al salir de su interior.

Ambos se cubren con la manta, de vez en cuando, se miran sonriendo.

─Si cierro la puerta desde adentro y me quedo contigo... ─bosteza acomodándose en el cuerpo que ama, besa el pecho desnudo del azabache cerrando los ojos.












Maratón!!

Hoy dos capítulos.

Dejaré ambos y me iré a llorar.

SacrilegioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora