Capítulo 3 | Arte abstracto

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—Creo que papá está triste porque la tía Liv se casa con el abogado— Escuchó decir a Kath.

—¿Qué esperaba? ¿que lo esperara por siempre?— Respondió Maureen— Ojalá papá hiciera algo antes de que sea demasiado tarde

—¿Imaginas que impidiera la boda como en las películas?—Chilló emocionada— ¡Nooo, yo me opongo!

—Me parece mucho que tenga el valor para decirle a tia Liv que la quiere, no lo creo capaz de hacer eso delante de muchas personas... a veces es demasiado prudente.

Suspiró con decepción. Incluso sus hijas sabían que era un cobarde para enfrentar sus sentimientos. Le había tomado casi cuatro años entender y medir la magnitud del amor que sentía por Olivia y ahora no podía hacer nada, ella era feliz con el hombre con el que pronto compartiría su vida.

—¿y si contratamos una prostituta para que seduzca a Trevor? La tía Liv se da cuenta y rompe el compromiso.

—Deberías dejar de ver películas, Kathleen... te dañan el cerebro.

—Shhh no digas nada, creo que papá ya se levantó...

—Buenos días, chicas— Dijo Elliot, entrando a la cocina con cara de no haber escuchado la conversación anterior.

—Papá ¿que te pasó?

Las chicas rieron al ver la cara de su padre convertida en una obra de arte abstracta. Kath tomó una foto con su celular y él solo les dirigió una mirada rara. Caminó hasta el baño y en cuanto vio su reflejo, gritó.

—¡Lizzie, Dickie!

Los gemelos se cubrieron lo más posible, debajo del desayunador, donde sus hermanas preparaban panqueques.

—Están tan acabados...— Susurró kath a sus hermanos.

Elliot siguió intentando lavar su rostro, pero probablemente habían usado marcadores indelebles. ¿Iría a trabajar con la mitad de la cara pintada de gato y la otra de muñeca diabólica?.

Tomó su celular y marcó el número de Liv, esperando pudiera ayudarle con su problema. Timbró una, dos, tres veces... vamos Olivia, contesta.

—Benson.

—Necesito tú ayuda— Dijo apurado— ¿Cómo.. podría quitar marcador indeleble de la piel? Más específicamente de la cara.

—¿Qué pasó Ell?

—Solo que desperté convertido en un extraño gato/prostituta— Dijo enojado, tallando su rostro que comenzaba a ponerse rojo— y esto no sale con jabón.

Escuchó la melodiosa risa de Olivia a través de la línea e inmediatamente vino a su mente la imagen de su sonrisa.

—Puedes intentar con vinagre, aceite de olivo o desmaquillante.

—Gracias Liv.

—Por nada, espero funcione

Se mantuvieron unos segundos en silencio, Elliot no quería dejar de escuchar su voz, pero no supo cómo mantener la conversación. Guardó el sentimiento de añoranza y solo decidió esperar a encontrarse en la unidad.

—Te veo más tarde, Liv.

—¿Podrías mandarme una foto de tu rostro antes de que lo limpies?

—Definitivamente no, Benson— Rió y cortó la llamada.

Todas las mañanas ocurría algo que hacía el día entretenido, al menos para sus hijos. Pero amaba disfrutar cada segundo que podía cerca de ellos, aún con las travesuras. Había sido un padre ausente los primeros años después de casarse con Kathy... eran unos críos de 17 aprendiendo a ser adultos y habían abandonado sus vidas sin complicaciones por pañales y preocupaciones de mayores. 

Pero jamás se había arrepentido de ello, su familia era lo más importante, aunque había tenido que descuidarla por dedicarse a su trabajo y proveer el dinero para poder pagar sus cuentas y hacerse de un hogar propio. Cosa que su ex esposa nunca pudo comprender y siempre sacaba el tema en las discusiones.

De un momento a otro, el inestable matrimonio se llenó de niños y el día que los gemelos cumplieron 3 meses de nacidos, Kathy renunció a todo para "seguir sus sueños" o simplificándolo, para fugarse con "su sueño".

Y este evento lo cambio todo en la vida de Elliot, ahora sus hijos estaban por encima de su vida misma; se había prometido ser el mejor padre y dedicar cada sagrado minuto libre para estar con ellos, aunque no siempre fuera el padre perfecto.

Su corazón se hinchaba de orgullo al ver a los niños que estaba formando, que a pesar de ser abandonados por una de las únicas personas que debían amarlos incondicionalmente, habían resultado ser comprensivos, respetuosos y llenos de cariño para ofrecer.

Así que esa mañana en lugar de sentirse molesto, se sintió agradecido de estar juntos y tener lo que necesitaban y algo más. Los niños ayudaron a despintar la cara de su padre, entendiendo que a pesar de todo, su padre siempre los amaría, los abrazaría y nunca los abandonaría a su suerte.

***

La boda de mi mejor amiga  |  BENSLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora