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Cumplir 5 años era un evento muy importante en la vida de los gemelos, habían llegado a la edad en la que se les dejaba de considerar cómo niños pequeños y ahora ya eran niños mayores. En palabras de Lizzie.
Elliot se sentía perdido en cuestión de celebraciones, pues realmente el nunca se había encargado de organizar una fiesta infantil. Pero como siempre, su heroína favorita estaba ahí para apoyarle.
Maureen y Kathleen cuidaban a los niños, mientras el saliendo del trabajo fue acompañado de Olivia a comprar la larga lista de chucherias y cosas que se requerían para la fiesta.
—Bien, dividí la lista en los pasillos que debíamos recorrer así no olvidamos nada— Dijo liv revisando su checklist— solo nos faltan los desechables, gorros, serpentinas y globos. Están por allá— señaló.
—¿Qué haré cuando no estés?— Dijo seriamente
Caminaron hasta llegar al pasillo 6 y empezaron a buscar los artículos faltantes. Elliot tomó dos paquetes de globos y los arrojó al carrito de compras.
—¿A donde se supone que iré?—Contestó Olivia, tratando de alcanzar un par de paquetes de vasos del estante superior. Elliot se acercó y los bajo para ella— Nada cambiará.
—Pienso lo contrario.
—¿Cómo podría alejarme de... los niños?— Respondió— sabes cuánto los quiero y que siempre que me necesiten ahí estaré.
—Serás una mujer casada, Liv... tendrás por quien regresar a casa, más ocupaciones y más adelante una casa llena de niños— Dijo Elliot— Serás una madre grandiosa... mis hijos también lo creen, por eso tenían cierta fijación en convertirte en su madre, perdón por eso.
Olivia sonrió sintiendo la emoción subir hasta sus ojos, que se tornaron cristalinos. Apretó el antebrazo de Elliot, que descansaba sus brazos sobre el carrito, para hacerle sentir agradecimiento. Sin decir nada, para evitar que se le quebrara la voz, se alejo para volver a leer la lista y tomar las últimas cosas.
—Es todo—Dijo más compuesta— Mañana antes de ir a tu casa pasaré por los cupcakes y después comenzamos con la decoración.
—Bien, pero justo ahora iremos por algo para cenar— Elliot comenzó a poner las cosas cerca de la caja, para pagar.
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30 minutos más tarde, estaban sentados en el suelo de la sala de Olivia. Comían tranquilamente de sus empaques de comida china.
—¿Cómo estás, Liv?— Preguntó Elliot y regreso la atención a su comida.
—Mal, mi cerveza se terminó— Respondió riendo— Traeré otro par.
