Capítulo 9 | Lineas

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Cuando Elliot llegó a la unidad el siguiente lunes, supo que la línea había regresado... no, no era una línea, era un muro electrificado.

Esperó durante horas la llegada de Olivia, quería hacerle saber que no era culpable de lo que había pasado, que era algo que eventualmente debía pasar para cerrar la historia que no habían escrito. Pero ella nunca llegó.

Buscó al capitán buscando una respuesta, a lo que el mayor lo vió con interés y después de pensarlo unos segundos le soltó la verdad: Liv ya no volvería.

Ella era su compañera, su pareja, su amiga. ¿Porqué no había hablado con él? No contestaba sus llamadas, ni sus mensajes... comenzaba a preocuparse y era imposible que no lo hiciera.

¿Y si estaba haciendo una tormenta en un vaso de agua? Tal vez liv se había tomado la que hubiera sido su última semana para arreglar los últimos detalles de su boda, tal vez estaba demasiado ocupada para tomar sus llamadas, tal vez estaba con Langan y no podía contestar, tal vez, tal vez... lo único que había hecho durante todo el turno era imaginar posibles respuestas, tontas, porque tenía muy claro que Olivia quería alejarse de él.

Después de la llamada sin responder número 60, entendió el silencio; Eso también decía mucho. Por lo que desistió de volver a molestarla, no pretendía perturbar la tranquilidad de Liv... y así se mantendría, en la distancia.

Los días siguientes no fueron más fáciles. Los niños preguntaban por ella, por la boda, las niñas preguntaban cuando irían a comprar sus vestidos para la ceremonia. Y el no fue capaz de romper el corazón de sus hijos diciéndoles que estaban fuera de la vida de Olivia.

En lugar de tocar el tema, les ofreció pasar el fin de semana en la playa con la abuela... saliendo de la escuela los llevaría a casa de su madre para que con suerte olvidaran al menos unos días a Olivia y todo lo relacionado con ella.

En el trabajo todo estaba de cabeza, o al menos así se sentía el teniendo al frente un escritorio vacío. Era imposible para él trabajar con Fin o Munch... no eran ella, no hacían simbiosis, ni entendían con una mirada lo que estaba pensando, ni eran su apoyo, ni eran la mejor cubierta para su espalda.

Sus compañeros aprendieron a no mencionar el nombre de la castaña, veían el estado deteriorado de Elliot y no querían agregarle más clavos a esa caja en la que se había encerrado y de la cual no pretendía salir. Si por él fuera, se habría lanzado al mar, para nunca más salir.

Incluso el Capitán intentó tratarlo con pinzas, ofreciéndole unos días libres para que los pasara con su familia, a lo cual Elliot se negó. Trabajar era lo que lo mantenía cuerdo en esos momentos, de ninguna forma iría a encerrarse en cuatro paredes para tener todo el tiempo de pensar y pensar en la mujer que le robaba el sueño y las ganas de seguir existiendo.

La tarde del jueves estaba en Vittorio's, tomó su pedido de la barra y caminó cargando un par de cajas de pizza, acompañado de Claire que llevaba una bolsa de papel con canelones para los niños. Antes de llegar a la puerta se detuvo en seco, para ver a Olivia que entraba al establecimiento.

Ella levantó la vista y se encontró con la de Elliot y no supo que decir. Así que se quedó callada y se movió hacia un lado, dejándole el paso libre.

—¿Elliot?— le llamó una voz detrás de él.

En ningún momento perdió el contacto visual con Olivia, pero también se mantuvo en silencio. Así serían las cosas, ambos se mantendrían alejados.

—Disculpa, ya salgo— respondió al recordar que no estaba solo.

Dió una última mirada a Olivia para despedirse y siguió hasta la puerta, que abrió para dar paso a Claire y después salió tras de la rubia. Sin mirar atrás.

Claire contuvo las preguntas que tenía en mente, había entendido que algo había pasado en el restaurante cuando se encontraron con la mujer que era compañera de Elliot, pues el no volvió a decir palabra alguna.

Cuando aparcaron en la casa de los Stabler, Claire tomó aire y encaró a su acompañante, las cosas no estaban bien y ella quería ayudar. Era un buen hombre, no era para ella, pero Claire esperaba ser suficiente para que le contara sus problemas y se liberara un poco.

—¿Qué sucede Elliot?— Preguntó pensando cómo continuar— Puedes hablar conmigo de lo que sea, ¿tal vez te haga sentirte mejor compartir la pena?

—No hay nada que me haga sentir mejor— Dijo el ojiazul, apretando con fuerza el volante— Perdón por ser la peor de las compañías, es solo que estos días han sido muy pesados...

—¿Se llama Olivia, verdad?— temerariamente se adentró en el tema prohibido. Elliot asintió— Es muy bonita... y por la forma en que se vieron antes, hay algo inconcluso entre ustedes... ¿Por qué no la buscas? Yo puedo quedarme con los niños.

Elliot sorprendido, volvió la vista hacia ella y no supo cómo contestarle. Era amable de su parte ofrecerle ayuda en un tiempo tan difícil, pero solo le sonrió con pena.

—Es muy tarde, ella se casa este sábado— Dijo casi en un susurro— además, no quiere verme o hablarme.

—Aún no dice acepto— Dijo la rubia y tomó su antebrazo en señal de apoyo.

Elliot sacudió su cabeza y se talló los ojos para evitar que alguna lagrima traicionera lo pusiera en evidencia.

—Es lo mejor— Sentenció— ¿Qué tal si cenamos? Dentro hay un par de diablillos que seguro están hambrientos.

—Piénsalo Elliot.. hay más tiempo que vida— Dijo y abrió la puerta del coche.

Ambos entraron a la casa, donde el resto del clan Stabler esperaban ansiosos. Con un poco de decepción en la mirada, pues esperaban encontrarse con la tía Liv como siempre, en la noche de pizza.

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No pensaba actualizar hoy, de hecho no tenía nada y no sabía hacia dónde iba esto 😬 pero bueno, aproveche el flashazo de inspiración y aquí está! Sufran como yo, por todos los amores imposibles que nunca veremos realizados 😐 hoy me desperté odiando a Dick Wolf y a su montón de escritores, lo siento Jajajaja

Y cómo ven hoy le tocó a Elliot sufrir, como sufrió Olivia. Bien merecido! 🙊

La boda de mi mejor amiga  |  BENSLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora