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La mañana siguiente Elliot despertó abrazado a la mujer de sus sueños. Por su respiración pudo darse cuenta que estaba despierta, así que inclinó su rostro hasta estar cerca de su cuello, donde dejó un beso.
—¿Liv?—la llamó.
Olivia se giró en el abrazo, para quedar cara a cara. Con unos ojos desbordándose en lágrimas le dió la mirada más significativa, que cualquiera que le hubiera dado en todo el tiempo que se conocían. Cuando vió las lágrimas correr por las mejillas de la castaña, lo entendió todo. Cerró los ojos y escondió el rostro en el pecho de Elliot.
—¿Liv?— Comenzó, pero se quedó congelado con la idea que comenzaba a formarse en su cabeza— No, no lo hagas... Liv, ¡Mírame!.
La separó de su cuerpo para verla a los ojos y rogarle que reconsiderara sus opciones. Que no dejara lo que ellos tenían por alguien a quien no amaba.
—No puedo solo botar todo, Elliot... mi vida ya estaba planeada y tú no estabas en esos planes.
—¡Al carajo los planes!— Levantó la voz— ¿Qué quieres, Olivia?
—Que me dejes sola, tengo que comenzar a arreglarme.
Elliot no quiso creer las palabras que le decía la mujer entre sus brazos, después de confesarse lo que sentían, de demostrarse cuánto se amaban... ¿Y ella quería quedarse encerrada en un matrimonio por compromiso?. Con todo el dolor de su corazón, le daría lo que quería, tendría el camino libre. Era la última vez que intervenía.
—Entonces te daré lo que quieres— Sentenció y comenzó a vestirse, bajo la mirada de Olivia— Sólo espero que no sea demasiado tarde cuando te des cuenta de que te estás equivocando.
Cuando terminó de reunir sus pertenencias salió del lugar y tomó camino a casa. Necesitaba tiempo para procesar todo lo que había ocurrido en tan pocas horas.
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Ese sábado de noviembre representaba exactamente lo que sentía dentro. Era frío y gris... en cualquier momento se desataría una tormenta. Para ese momento ella ya sería de otro, ya no habría nada por que luchar.
Siguió corriendo, como lo había hecho las últimas horas. Se encerró a conciencia en el gimnasio, para golpear el saco y sacar todo el dolor y rabia que llevaba dentro, pero eso no fue suficiente... salió de ese lugar que parecía comprimirse y empezaba a asfixiarle, corrió más y más, hasta que llegó a su calle.
Los últimos metros los caminó, había empezado la lluvia torrencial y ya no le importaba mojarse, solo siguió lentamente hasta llegar a casa y se encontró con una imagen que jamás espero ver...
Ahí estaba Olivia, ataviada en el vestido de novia más bonito que sus ojos habían visto. Sentada en los escalones de su portal, con la vista baja... no podía asegurarlo por la lluvia que corría por su cara, pero parecía estar llorando.
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La boda de mi mejor amiga | BENSLER
Romance❋❋❋𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔❋❋❋ Ser Elliot Stabler era muy complicado: teniendo cuatro hijos, casos pendientes y una castaña que le proporcionaba dolores de cabeza...