Capítulo 8 | Truco o trato

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Cuando abrió la puerta, se encontró con una Olivia sonriente, vestida con sus ropas de diario. Se hizo a un lado para dejarla pasar y vió que cargaba un bolso en su mano.

—¿De qué se supone que estás disfrazada?— Preguntó divertido.

—De detective de víctimas especiales, ¿No lo ves?— Rió y movió su abrigo, para mostrarle la placa en su cinturón— ¿Capitán América? Te va bien el traje, Ell.

—¡Tia Liv!— gritó Lizzie que hizo una mueca al ver a Olivia— ¿Por qué estás disfrazada de policía?.

Olivia giró hacia Elliot, para que notara que su hija era más observadora.

—Este no es mi disfraz, Cariño...— Liv se agachó para dar un beso sonoro en la mejilla de la niña.- espérame un momento, iré a cambiarme.

Liv desapareció por la puerta del baño y Elliot fue interrumpido por un gruñido y una mordida en el brazo. Dickie en su disfraz de Hulk estaba atacando a su padre.

—Hulk no muerde hijo, además... ¿Porqué atacaría a su amigo El Capitán América?

—Grrrrr— fue la única respuesta que emitió el pequeño y comenzó a correr tras de su hermana, intentando atraparla.

—¡Papá auxilio!— Chilló Lizzie debajo de la mesa.

Elliot atrapo a Dickie por el pantalón y lo levantó hasta casi tocar el techo, haciéndolo reír al no poder escapar del agarre.

Tres pares de ojos se quedaron atónitos cuando vieron a Olivia salir del baño, con su disfraz ya puesto. Los niños porque entendieron la referencia, Elliot... porque después de todo, era hombre.

Olivia usaba el cabello rojo cereza y un traje negro, que abrazaba cada una de sus curvas de una forma que quitaba el aliento. Elliot tragó en seco y bajó a Dickie que ya estaba más tranquilo.

—¡Mira papá, la tía Liv es Black Widow!— Chilló Dickie y corrió al rededor de Olivia- ¡Avengeeeers Assembleee!

—¿Podemos irnos ya?— Preguntó Liz impaciente.

—¿Lista?—preguntó a Liv con la boca seca. Ella asintió.

Le dio a los niños sus bolsas para dulces y salieron para recorrer las calles de alrededor. Los gemelos iban adelante, con otro grupo de niños que tocaban casa por casa para pedir dulces.

—¿Y qué hay con Langan? ¿No tenían planes para esta noche?— preguntó Elliot, intentando sonar casual.

—Él siempre tiene trabajo por hacer... y creí que era yo la que estaba casada con el trabajo—Murmuró incómoda.

Elliot entendió que no era un tema que debía tocar, si quería que Olivia pasara un buen rato, así que desistió de ello y siguió la platica con otros temas.

—¿Dónde están Maureen y Kath?— preguntó Olivia.

—Kathleen está en una pijamada con sus amigas de la escuela, Maureen fue a la fiesta de disfraces de la sociedad de alumnos... tal vez debería ir a checar que...

—Déjala divertirse una noche, El... Maureen es muy responsable y madura para su edad, necesita tiempo de adolescente, conviviendo con adolescentes.

—Pero sabemos lo que puede ocurrir en esas fiestas, los chicos de hoy hacen cosas que están fuera de sus ligas...

—Confiemos en Maureen, ella sabe lo que necesita. Tuve una platica con ella y...

—¿Qué? Ella es muy chica para esas cosas Liv, no...

—Es mejor que esté informada y tenga alguien en quien confiar, Elliot. Perdona mi intromisión, se que no tengo derecho.

La vio caminar más rápido, para mezclarse en el grupo de niños y no seguir hablando con él, pero fue más rápido y la sostuvo de la mano para no perderla entre los pequeños.

—No Liv... jamás restringiría la relación que tienes con los niños. Has sido lo más cercano a una madre y amiga que han conocido; te aman y se que tus consejos los han ayudado a través de situaciones difíciles... incluso yo te... estoy agradecido, siempre lo estaré.

Elliot llevo la mano de Olivia hasta sus labios y dejó un beso en el dorso. La castaña sonrió con la mirada cristalina y apretó el agarre de su mano, respondiendo el gesto.

Siguieron sostenidos de la mano el resto del recorrido, disfrutando el contacto del otro en una forma que jamás habían experimentado. La línea entre ellos se distinguía a penas y ninguno quiso volver a dibujarla. Al menos no esa noche.

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Al llegar a casa Elliot puso su trofeo encima de la chimenea de la sala y sonrió triunfalmente. Los niños corrieron a su habitación para ver el botín que habían conseguido esa noche.

—¿Si sabes que ese concurso estaba arreglado, no?— preguntó liv, con una sonrisa sarcástica.

—Gané limpiamente, Olivia Benson.

—Ya....- bufó Olivia- Yo escuche claramente a tu vecina y cito: "¡Demonios, ese si es el trasero de América!" Era lógico que te daría el primer lugar, algo quiere y no es tu amistad.

—No puedo culparla, Liv— Dijo Elliot riendo— Tu eres la única inmune a mi encanto— y fue hasta la cocina para tomar un par de cervezas.

—Eso quisiera— Murmuró para si misma.

—¿Qué?

—Que muevas "el trasero de América" y me traigas una cerveza, eso dije— gritó y tomó asiento en el sofá de dos plazas.

Elliot tardo un par de minutos y luego se le unió, sentándose en un costado de Olivia, aunque el sillón no tuviera el espacio suficiente para ambos adultos. Le tendió la cerveza y cada uno bebió en silencio hasta dejar su envase vacío.

El giro su rostro para decir algo que luego olvidó, al sentir los labios de Olivia sobre los suyos. Al principio se congeló, pero rápidamente tomó conciencia de lo que estaba pasando y respondió al beso de la castaña, intensificándolo... tomó su cara entre sus palmas y la atrajo más hacia si, hasta que su pecho estuvo unido al de ella.

Se separaron para tomar aire y en ese momento Olivia se dió cuenta de lo que había hecho y se levantó con cara de angustia y sorpresa. Tomó sus cosas y antes de salir de ahí, solo murmuró un lo siento, que Elliot escuchó claramente.

Él se quedó pasmado, viéndola irse intempestivamente sin dejarle decir nada. Después de tantos años había cumplido uno de sus sueños más grandes y sabía que al mismo tiempo había sucedido lo que tanto había temido. Olivia jamás se lo perdonaría y lo excluiría de su vida.

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Continuará...

La boda de mi mejor amiga  |  BENSLERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora